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Rituales (fragmento), de Adela Graziano
Ajusticiada
pendula en el caldazo
Marca cada segundo con el cuerpo
Ojos mirando hacia adentro
boca azulacrada
manos
estériles de gesto
y el rictus profundo
de la muerte
cortándole de cuajo
el posible amante
el probable hijo
el tiempo
Cuida a tus hembras hermano
Sigue su rastro hasta el norte
donde desovan deseos
¿Cómo atraparlas vivas?
En madrugadas de luna
captura su olor a celo
alrededor de tu sexo
Recorre largas distancias
escondido entre sus piernas
Si otros machos te acosan
engáñalos con disfraces
Cuida a tus hembras hermanos
es especie que se extingue
y los otros no perdonan
ser excluidos del juego
Pequeña rozó los vestidos
muertos en el ropero
Desnuda
se acarició
en el filo
del cuchilo ajeno
Regresó para cubrirse
Ya era digna de ellos
Esa cosa oscura
que golpea
hasta hacerte sangre
manipula el hierro
Suele penetrarte con él
socavando entrañas
Con el hielo de tus tripas
esculpe muñequitos de sombra
De nada vale el aullido
de nada
de nada
Esa cosa oscura se inclina
y te recuerda que omitiste
dar las gracias
Descubro márgenes
sospechosas
en el ritmo de sus bocas
Tal ve el anticipo
de la gula
o el origen prensil
de su sexo
Pero me niego a suicidar
mi indice
sucumbiendo al pesado
riesgo
de sus guillotinas
¿No comprenden que las pariposas
están muertas
ahogadas en la baba insatisfecha
de los perros?
Paso la mano
por el hocico de los lobos
Recojo en un hueco
de mi falda
lo que chorrean sus fauces
Contestan bajo la piel de cordero
borbotones de sangre
Disculpan mi ingenuidad
lamiéndose el sexo
Viso piel de cordero
paso la mano
por el hocico de los lobos
que se amamantan en mis pechos
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