A las ocho de la noche llegó a su casa.
-El comedor estaba iluminado... Pero expliquémonos -contaba más tarde Erdosain-, mi esposa y yo habíamos sufrido tanta miseria, que el llamado comedor consistía en cuarto vacío de muebles. La otra pieza hacía de dormitorio. Usted me dirá cómo siendo pobres
alquilábamos una casa, pero éste era un antojo de mi esposa, que recordando tiempos mejores, no se avenía a no «tener armado» su hogar.