En
diversos estudios se ha destacado la estructura dialógica del Quijote (Q), se ha puesto de relieve el
papel que juegan en la constitución de la obra los diálogos entre Don Quijote
(DQ) y Sancho. En el presente trabajo, abordamos el diálogo entre DQ y los
cabreros, en particular con Pedro (I parte,
capítulos XI y XII). Intentamos
observar en qué medida se da una
oposición / encuentro entre ambos personajes y entre los mundos a los que pertenece cada uno de ellos; asimismo reparamos en
particular en los elementos de la oralidad de la cultura de los pastores
presentes en el diálogo. Por otra parte, tomando en cuenta lo que M. Frenk
denomina
"la escritura oralizada", práctica social existente desde la
antigüedad y vigente aún en la época de Cervantes, consistente en la
transmisión oral de los textos escritos, se considera la posible incidencia de
dicha práctica en la escritura del Q,
de modo que se observan algunos rasgos de
lenguaje y estilo en términos de la inscripción por anticipado en el
texto de la recitación o lectura en voz
alta que habría de realizarse frente a un grupo de oyentes.
1. Presentación
En
diversos estudios se ha destacado la estructura dialógica del Quijote (Q), se ha puesto de relieve el papel que juegan los diálogos entre Don
Quijote (DQ) y Sancho, y ha sido a través de sus diálogos como se ha juzgado el contraste entre ambos personajes, su complementación y
evolución a lo largo de la obra.
En
atención a ello y a propósito del Jubileo, nos pareció de interés referirnos a
la interacción entre DQ y los cabreros (I parte, caps. XI y
XII), con focalización en el diálogo con Pedro, uno de los personajes rústicos
[1]. Se intenta una aproximación a
la índole del diálogo -en qué aspectos es posible caracterizarlo como diálogo
"realista" o "coloquial" (J.M. Blecua [2] ) y si efectivamente se logra
"naturalidad en el
lenguaje" (A. Rosenblat [3]) y una "verosimilitud dialogal" según la cual "cada
personaje utiliza su registro estilístico"
(J.M. Paz Gago [4]) - particularmente en lo que concierne al habla de los cabreros. Considerando el tema que nos convoca en esta
Comisión, intentamos ver dentro de ello los elementos de oralidad que
corresponden a la cultura popular. La incorporación en el texto de elementos de
la oralidad también es vista en relación
con el proceso histórico que seguía teniendo lugar en España en el siglo XVII,
en vinculación con la publicación y
recepción oral de los textos escritos.
Se
observa asimismo en qué medida se da una oposición/encuentro entre los dos
personajes y entre los mundos a los que
pertenece cada uno de ellos y cómo se
desarrolla y se resuelve
dialécticamente.
2. El encuentro de DQ con los cabreros, en
particular el diálogo con Pedro.
Los
caps. XI a XIV, y dentro de ellos el diálogo que nos ocupa, han sido examinados
por muy
diversos
autores . Ante algunas de estas
interpretaciones - " contrapunto", "disparidad de mundos"
en
el marco de la ambivalencia cervantina (Avalle Arce [5]); la oposición de concepciones de lengua - sentido de practicidad vs.
modales lingüísticos e ideal de lengua culto, en vinculación con los
respectivos engranajes culturales (A.Alonso[6]); el perspectivismo o relativismo, según el cual
Cervantes
muestra las diferentes posturas y deja que la cuestión se desarrolle
dialécticamente (Spitzer[7]); el contraste o enfrentamiento que
se resuelve en encuentro, según señala Rosenblat [8]; nuestra lectura nos llevó a indagar en los términos de la antinomia, a
observar algunas características con que se presentan "los mundos" a
los que pertenecen DQ y los cabreros y
sus respectivos lenguajes, cómo se muestra dicho contraste o enfrentamiento y
si se produce a través de la interacción
y el diálogo un encuentro humano donde en algún sentido se soslayan las
diferencias.
2.1. La situación, el escenario, los personajes
En
el capítulo X, DQ entabla un diálogo con Sancho en el que se produce cierto
entendimiento. Luis Iglesias Feijoo señala que éste "es el primer capítulo
en que el diálogo predomina de manera tan significativa".[9] El diálogo entre DQ y Sancho puede caracterizarse como
"verdadero" o "cordial" en el sentido etimológico
del término . Este capítulo
prefigura de algún modo el encuentro con los cabreros, a cuyo ámbito
territorial llegan los dos protagonistas
( a fines del capítulo). Prepara el clima, por la armonía que se da entre DQ y
Sancho y nos ubica espacial y temporalmente -en cuanto al momento del día, el
anochecer- para la situación y acontecimientos que se avecinan.
A
comienzos del cap. XI los cabreros acogen a DQ, le dan cabida en su mundo y se
da una relación armónica; esto le inspira a él el discurso de la edad de oro (E
de O), que tiene lugar después de la cena compartida con los pastores.
Casalduero ve en los cabreros un
"marco real que contrasta con la novela pastoril" [10]. La caracterización del entorno muestra a las claras que no se trata
precisamente de un locus amoenus [11] y sí de un espacio
pobre y cálido en su sencillez: un
sitio cercano al poblado en el que se asientan las chozas de los cabreros,
"el tronco de una desmochada encina", las pieles de ovejas tendidas
en el piso, la rústica mesa y vajilla, el caldero hirviendo, los comensales
sentados en rueda.
En este capítulo y en el XII, los diálogos tiene lugar con presencia de
otras personas: primero DQ habla con S y los cabreros escuchan, [12] luego hay un diálogo con intervención de varios personajes como
miembros de un "colectivo", los cabreros; "uno de los cabreros
dijo" (XI, 85)[13], "viendo uno de los cabreros la herida, " (XI, 87);"otro
mozo de los que traían del aldea el
bastimento", "respondieron los
cabreros" ( XII, 88), etc. [14] Los únicos nombrados son Antonio y Pedro, quienes cobrarán
sucesivamente un papel protagónico en este capítulo y en el siguiente.
El
coloquio con los cabreros se inicia después del discurso de la E de O, es de
noche y están reunidos en torno al fuego; un cabrero anuncia a DQ la llegada de uno de sus compañeros,
Antonio; lo presenta con orgullo, sabe leer y escribir[15] y tocar el rabel ( instrumento rústico); el cabrero cantor se sitúa
entre los dos mundos permite un enlace entre el mundo de la cultura letrada y
el mundo de la oralidad al que pertenecen los cabreros.[16]. Termina el capítulo con un gesto de cuidado por parte de uno de los
cabreros [17] ; con ello se muestra la
utilidad de las hierbas a las que se había referido Sancho en el cap. X -
"Virtud es- respondió Sancho- conocer esas yerbas, ..." ( X, 81)-.
En
el XII, ocupa primordialmente la escena
Pedro quien refiere la historia de Marcela; los diálogos siguen transcurriendo
ante la vista del conjunto. Siguiendo a M. Frenk en lo que se refiere a una recepción
colectiva, oral, en la época, de las obras escritas podría pensarse que la
narración del episodio de Marcela muestra una escena no demasiado diferente de
la que se podía dar en la realidad, en el encuentro de los lectores/oidores en
una lectura colectiva del Quijote. [18]
2.2. El lenguaje
J. M. Blecua se refiere a los diálogos del Q
como impregnados de realismo, tanto en el sentido de que se refleja en ellos la
lengua de la época como en cuanto a que se continúa una tradición literaria del diálogo realista que
comienza con La Celestina, vs. los
diálogos retóricos, de los que también hay ejemplos en el texto, que se nutren
de otra tradición literaria igualmente presente en la Tragicomedia de Calisto y Melibea.[19] Nos propusimos rastrear el realismo en los caps. XI y XII, en búsqueda
de ese estilo coloquial que el autor señala en general como una característica
de los diálogos entre DQ y otros personajes. Al referirnos al realismo o naturalidad de los
diálogos vs. una expresión literarizada, retórica, debemos tener presente por otra parte la
distancia entre el coloquio o conversación familiar en la literatura y una
conversación espontánea en la realidad.
D. Abercrombie [20] distingue entre "prosa hablada" ("spoken prose") y
"lenguaje hablado" ("spoken languaje") o conversación; le
interesa dilucidar la diferencia entre el habla real y una prosa que imita al habla. Algunas de las diferencias
que establece , y por las cuales afirma que no es posible expresar una
conversación genuina en la escritura corriente, son la entonación, las variaciones
en el tempo, en la calidad de la voz,
en la sonoridad; las pausas, la importancia del silencio, los balbuceos, las
interjecciones. Además del nivel fonológico , menciona también muchas
diferencias en otros niveles lingüísticos- remite en este aspecto a R. Quirk[21] -
como la no completitud, o la aparente no
completitud en la conversación; la falta de verbos, objetos y hasta sujetos en
las oraciones- ya que la oración tal como se ha definido tradicionalmente es en
realidad una unidad de la prosa y no de la conversación-; la repetición; las
palabras sin sentido aparente a las que Quirk llama "señales de
intimidad" que crean un rapport con
el oyente (ps. 6-9 ).
Paz
Gago en su estudio de los diálogos en el Q remite a Lane, quien "advierte
que la dimensión mimética de los diálogos depende menos de la forma y el
contenido de las palabras que de las normas y convenciones que rigen los
intercambios conversacionales cotidianos imitados en los diálogos
ficcionales" [22] Paz Gago, a propósito de un
diálogo entre DQ y Sancho, recapitula sobre "los procedimientos apelativos
y enfáticos, el monopolizar la palabra o el interrumpir al interlocutor, los
juegos de preguntas y respuestas, las exclamaciones y los imperativos" en
relación con la "verosimilitud sociodialectal".
propios del lenguaje popular, rústico, de la
época, y en qué nivel de organización
del lenguaje se
ubica la diferencia entre la variante culta y
la variante popular; así como algunos aspectos de los intercambios
conversacionales. En este caso nos limitamos a modo de ejemplo a los pasajes
en que DQ corrige a Pedro [24]. Nos centramos luego en algunos rasgos de oralidad , modalizaciones,
etc. y,
también
a modo de ejemplo, analizamos una expresión en la que confluyen aspectos
gramaticales y
de
estilo, vinculados a lo coloquial. Se trata de observar en estos
diálogos la manifestación de un estilo coloquial que se ha señalado como
característica de la obra.
-
Las enmiendas de DQ: "el trocar de los vocablos"
La primera palabra que motiva una corrección de DQ aparece en el lenguaje del narrador, en un
-
"Principalmente decían que sabía la ciencia de las estrellas, y de lo que pasan allá en el cielo el sol y
la luna, porque puntualmente nos decía el cris
del sol y de la luna.
- Eclipse se llama, amigo, que no cris
, el escurecerse esos dos luminares mayores -dijo don Quijote." (XII, 89)
En ed. Rico, cris se da como "doblete popular del helenismo"
(p.129,nota 15); en ed. Cortazar: "Cris
por eclipse aparece documentada en
textos antiguos y se conserva en gallego y portugués" (p.89, nota 9).
-
" Mas Pedro, no reparando en niñerías, prosiguió su cuento diciendo:
-Asimesmo adevinaba cuándo había de ser el
año abundante o estil.
- Estéril queréis decir, amigo -dijo don Quijote.
- Estéril o estil -respondió Pedro-, todo se sale
allá. (XII,89)
En ed. Rico se da el equivalente culto de estil ( p.129, nota 16). Si ambas formas
correspondieran a un mismo significado, se trataría de una variación
fonológica, dialectal, del mismo tipo que la anterior, pero en otra parte de la
misma edición se señala que "no es doblete de la palabra culta sino
derivado adjetivo de estío"
(Notas complementarias, p. 301)
-"no habréis oído semejante
cosa en todos los días de vuestra vida, aunque viváis más años que
sarna"
-Decid Sarra
-replicó don Quijote, no pudiendo sufrir el trocar de los vocablos del cabrero.
-Harto
vive la sarna -respondió Pedro-; y si
es, señor, que me habéis de andar zaheriendo a cada paso los vocablos, no
acabaremos en un año.
-Perdonad,
amigo -dijo don Quijote-, que por haber tanta diferencia de sarna a Sarra
os lo dije; pero vos respondistes muy bien, porque vive más sarna que Sarra, y proseguid vuestra historia, que no os replicaré más en
nada." (XII, 90)
Tal
como señalan diversos autores, la expresión de Pedro correspondía a una frase
proverbial en la época [26]; ello permite vislumbrar la intención del autor de mostrar la perspectiva
de DQ en términos de su desconocimiento de un decir popular o de sobreponer
otro decir, quizá también corriente , pero proveniente originariamente de una
fuente escrita y tan calificada como las
Sagradas Escrituras. En cambio la
sarna como enfermedad de animales (incluso
ganado caprino) y transmisible al hombre, es cercana a la vida del cabrero.
A.
Alonso considera las palabras corregidas por DQ en este diálogo como "trastrueques", categorización que implica más que la visión
de una y otra expresión como variantes socio- dialectales, partir de la norma culta y concebirla como
previa a la del habla popular, y por lo tanto al ser dicha por alguien como
Pedro, se altera o distorsiona. Este enfoque no nos parece aplicable en el caso
de Pedro quien introduce por primera vez en el diálogo las palabras en
cuestión, particularmente en el caso de sarna
en tanto DQ y el cabrero usan palabras de distinto significado, más allá de la variación
fonológica, cada una de las cuales remite a una de las dos variantes de un
proverbio, ambas expresivas de la vejez o duración en el tiempo de algo.[27] Si además se toma en cuenta que los dobletes etimológicos son - el mismo
Spitzer lo aclara - los desarrollos popular y culto de una misma raíz, [28] tampoco correspondería hablar de
"deformaciones", "trastrueques" o
"trabucamientos".
- Lo
conversacional. Los rasgos de oralidad en el diálogo.
La
sintaxis del cabrero es bastante elaborada, más allá de la presencia recurrente
de la conjunción y uniendo elementos
y oraciones, su relato difiere, por la complejidad de las estructuras
sintácticas, de las narraciones orales
que conocemos, tanto de las antiguas que
nos han llegado por escrito [29] como de las tradiciones que
perviven hoy en Hispanoamérica. Sin
embargo por varias características que señalamos sí puede hablarse en el
lenguaje de Pedro y sus compañeros de
una sintaxis coloquial, de un estilo conversacional que Blecua ha analizado en
general para el Q [30], así como rasgos de oralidad que
corresponden a las narraciones populares.
El
capítulo XII empieza con una pregunta retórica por parte de un cabrero que irrumpe en la escena
"-¿Sabéis lo que pasa en el lugar, compañeros?" a la que le sigue, como
respuesta, otra de similar tenor
"-¿ Cómo lo podemos saber?";
ambas son fórmulas típicas del habla coloquial, y dan pie al inicio del
relato.
El
mozo cabrero, que venía de la aldea con el "bastimento", explica en
un relato breve y efectivo los acontecimientos y da pie al posterior relato de
Pedro. Confluyen en los respectivos discursos elementos del habla coloquial y
de la narración popular; M. Frenk se refiere a Michel Moner[31] quien ha puesto de manifiesto, según la autora, "la riquísima
oralidad típicamente cervantina" que "consiste en la adopción y
recreación de los recursos del narrador callejero, como los cortes y pausas que
crean suspenso y mantienen alerta al auditorio, los apóstrofes enfáticos, las
irrupciones e interrupciones del narrador, sus referencias al proceso de la
narración, el uso de deícticos, etc."[32]
Las
intervenciones del mozo y de Pedro tienen algunas características en común. En
el relato del primero se recrea con abundancia de deícticos lo que pertenece a
un contexto compartido con la audiencia: los personajes y las circunstancias de
lugar y tiempo; el uso de artículos determinantes al presentar a los personajes
o lugares contribuye a mostrarlos como conocidos; las repeticiones en el
diálogo de lo que se ha oído o dicho son también rasgos coloquiales:
.
"murió esta mañana aquel famoso
pastor estudiante, llamado Grisóstomo"; "de aquella endiablada moza de Marcela, la hija de Guillermo el rico,
aquella que se anda....por estos andurriales"
;" y que sea al pie de la peña
donde está la fuente del alcornoque porque ...aquel lugar es donde él la vio la vez
primera, etc ( XII, 88) [33]
.
"Y tengo para mí que ha de ser cosa muy de ver; a lo menos yo no dejaré de ir a
verla" (XII,88), etc. También el cabrero que en el capítulo anterior había
presentado a Antonio había teñido sus dichos con expresiones de su emotividad
"sabe leer y escribir y es músico de un rabel, que no hay más que desear"
(XI,85).
- Se
remite al decir de otros , casi siempre impersonal, fórmula corriente en la
narración oral [36]:
."se
murmura" (XII, 88); "según es fama y él dicen que...";"a lo
que se dice " (XII, 88)
Otros
cabreros intervienen en el diálogo:
.
"- Por Marcela, dirás- dijo uno"; se trata de una única interrupción
con la que se confirma lo que dice el relator y a la vez se pide confirmación-
"Por ésa digo- contestó el cabrero" (XII,89) y
continúa el relato. Al finalizar éste, se produce una muy breve conversación entre los cabreros.
De
la audiencia , el único que no conoce los personajes y lugares de la narración
es DQ, pregunta entonces "qué muerto era aquél y qué pastora aquélla".
Esto da pie al relato de Pedro. Como en el relato de su compañero, abundan
en éste los deícticos o el uso de otras palabras (venir, etc) con relación al punto de referencia del narrador,
coincidente con el lugar de los hechos ; con estos recursos remite a
personajes, espacios y tiempos conocidos[37], se involucra él en lo que
cuenta e
involucra
al conjunto:
.
"vecino de un lugar que estaba en aquellas
sierras" (XII,89); "Ya en este tiempo
era muerto el padre de nuestro
Grisóstomo" (XII, 90); "que por andarse por estos despoblados en pos de aquella
pastora Marcela que nuestro zagal
nombró denantes" (XII, 90); "No parece sino que ahora la veo con aquella
cara" (XII, 90);"No está de este
lugar a aquel donde manda a
enterrarse media legua" (XII, 92)
Nos
referiremos luego a otros deícticos de la parte final del relato de Pedro, por
su particular valor
estilístico.
En
el lenguaje de Pedro, hay abundantes
modalizaciones:
. "Y digo que con esto que decía" ( XII, 89) ( véase también la
repetición); "Olvidábaseme de decir
como Grisóstomo" (XII, 89); "y
en verdad que todo lo merecía" (XII,90); "Y quieroos decir ahora, porque es
bien que lo sepáis," [38] (XII,90); "quizá y aún sin quizá no habréis oído semejante cosa" (XII,90); " Digo, pues,[39] señor mío de mi alma"; "que
quiero que sepa, señor andante" (XII,91); "y tened
para vos como yo tengo para mí que
debía de ser demasiadamente
bueno"(XII,91); "Con estas que daba, al parecer, justas escusas" (fórmula atenuadora); "decía
él, y decía muy bien,"(XII,91);
"aún no sé yo la mitad de los
casos" (XII,92) (fórmula atenuadora); "bien será que os vais a dormir" (XII,92)
-
fórmulas propias del relato oral , el cabrero remite a un decir impersonal:
.
"principalmente decían que sabía
la ciencia de las estrellas" (XII,89);
" y todos decían que eran
por el cabo" (XII, 89); "y a
fe que se dijo esto en más de un corrillo
" (XII,91); " que nuestro zagal dijo
que se decía"(XII,92)
-discurso
directo dentro del relato[40]
"hacían
lo que él les aconsejaba , diciéndoles; "Sembrad este año cebada, no
trigo; en este podéis sembrar garbanzos y no cebada..." (XII, 89)
Tomamos
ahora como muy indicativa del tipo de discurso del cabrero una expresión que merece observarse desde el punto de vista
léxico, morfosintáctico, semántico y estilístico:
-"pero
hételo aquí cuando no me cato que remanece un día la Melindrosa
Marcela...", dice Pedro en su narración
(XII, 91)
En
el Tesoro se da como acepción para
´catar´, según Covarrubias, "considerar o pensar una cosa" y se
registra la locución " ´Quando menos me cato´, quando no pensé" (t.1,
p.510); en Correas "´Cuando no me caté´, suceder sin pensar". R. M.
señala tanto las formas cato y caté[41]; como usuales en el habla vulgar.
Acerca
del uso peculiar del pronombre enclítico lo, R. M, refiere a Clemencin que decía
que "sobra (...) el lo de hételo que nada significa y se introdujo malamente en
el texto" [42]; él en cambio considera que "debe alabarse a su autor porque puso
en su boca los modos de decir de la gente campesina" ( p.272, n.14).
En
cuanto al efecto que se produce con esta construcción en la audiencia,
recordemos que Pedro estaba exponiendo los sucesos en pretérito y va a
continuar luego en ese mismo tiempo verbal. El hecho de que Covarrubias
traduzca me cato por pensé, indica que era habitual el uso
del presente por pasado en esta expresión. Al valor deíctico del "hete
aquí", reforzado por el lo; cabe
añadir el matiz semántico que aporta el
presente para referirse a algo que ya ocurrió. Alcina F. y Blecua dicen que
"Con cambio del punto ordenador del discurso, se emplea el presente para
expresar acción pasada. Con ello se aproxima y vivifica lo recordado" (op. cit. p. 794). Ya
Bello había considerado con un sentido similar el empleo de presente por pasado
en las narraciones, incluyendo ese uso entre el "Significado metafórico de
los tiempos"[43]
Otro
aspecto por considerar es que Pedro estaba narrando en tercera persona, y de
pronto irrumpe el "yo" a través del me cato, luego de lo cual proseguirá su discurso en tercera persona.
Con
esta expresión, a la vez que se recrea
un modo de narración oral- según Moner la misma "responde a la técnica del narrador oral para dar plasticidad
al relato" ( ed. Rico, Notas
complementarias, p.302)- se logra un momento clave en la narración, con
el que se consigue concitar fuertemente el interés
sobre lo que se va a contar de ahí en más.
Tanto
el relato de Pedro y el del mozo de las provisiones como los diálogos que se suscitan, antes, durante y después de las narraciones pueden
caracterizarse como respondiendo a ciertos cánones de la narración tradicional
y con diversos rasgos del lenguaje coloquial.
Sin embargo no puede obviarse lo ya señalado por varios autores sobre la
retórica en el discurso de Pedro. Javier Blasco dice " Pedro confunde los
vocablos pero es absolutamente ortodoxo con las leyes de la retórica respecto
de los argumenta a persona que pautan
una descripción" ; se refiere a las descripciones de Grisóstomo y de
Marcela. [44] ( Lecturas ..., p. 44)
C.
de Cortazar quien se había referido a "los vulgarismos del cabrero" dice que "... a partir de
la descripción de Marcela , el discurso de Pedro se limpia de esas escorias,
como si la evocación de la virtud y hermosura de la moza contribuyesen a
perfeccionar su espíritu y su expresión" Se refiere a las formas
retóricas: parejas nominales en oraciones paralelas antinómicas, sintagmas paralelos
acumulados, diseminaciones y recolecciones [45]
2.3. Oralidad y
oralización
Si
se piensa en el significado originario de ´retórica´( de retor, "orador" ) y en la definición de Quintiliano de
"ars bene dicendi" [46], se ve que el uso de las figuras retóricas en el lenguaje de Pedro
remite no sólo a los cánones literarios sino también a la oralidad. Los
paralelismos, las simetrías, etc, facilitan una decodificación y circulación oral, los tipos
de construcciones a los que se refiere
Cortazar pueden verse con este
sentido:
"Aquí sospira un pastor, allí se queja otro; acullá se oyen amorosas canciones, acá desesperadas endechas. Cual hay que...y allí...,.y cual hay que"
(XII, 92)
"y de éste y de aquél y de aquellos y de éstos , libre y
desenfadadamente triunfa la hermosa Marcela"(XII, 92).
M.
Frenk se refiere a la escritura oralizada[47], práctica social existente desde la antigüedad y vigente aún en la
época de Cervantes, es decir que los textos escritos se transmitían oralmente,
de tal modo que "los ojos [del lector] no eran sino vehículo para una comunicación oral- auditiva",
"el sentido circulaba de la boca al oído" y la voz, "lejos de
oponerse a la escritura, cooperaba con ella complementándola " (op. cit., p 9). Esta oralización incidía
"en los textos mismos, en cuanto a su organización interna, a su lenguaje,
a su estilo". Añade la autora:
"Ciertamente el autor que prevee una recitación o una lectura en voz alta
de su texto frente a un grupo de oyentes escribe de manera diferente de aquel que escribe anticipando una lectura
silenciosa y solitaria" (p. 14);"...quien escribe para ser escuchado
imprimirá a su discurso un dinamismo atento a una recepción que fluye hacia
adelante, sin retorno posible. Privilegiando[...]cuando de narraciones se
trata, la estructura lineal y episódica, no rehuirá las repeticiones y
redundancias que afianzan lo ya dicho y buscará efectos capaces de mantener a
los oyentes en constante estado de alerta" (p.15)
Varios
de los rasgos que hemos señalado en el lenguaje de Pedro y sus compañeros
pueden ser vistos desde esa perspectiva., cuanto más que, según Frenk, algunas
de las características mencionadas en el párrafo anterior y otras- atención al ritmo y las sonoridades,
repeticiones y paralelismos, estructura episódica y división del discurso en
unidades breves, apóstrofes al receptor, etc. "coinciden con algunas de
las grandes leyes universales del estilo oral" (remite en esto a Jousse) [48] ( p.15)
Ya
Navarro Tomás se había referido a los elementos sonoros - la voz, la entonación-
en la obra literaria; y pone especial atención a las indicaciones sobre las
inflexiones de voz en el Q, con particular referencia a la del hidalgo [49]. Aporta un punto de vista original en cuanto a las enmiendas de DQ, no
señalado por ningún otro autor, cuando dice que "A cuenta de la impresión
fonológica se pueden añadir las frecuentes alteraciones en boca de Sancho y de
otros personajes incultos en vocablos como cris,
eclipse; estil, estéril; flemático, cismático; sorbiese, absolviese; friscal, fiscal; [...] etc.(p.39)
En
cuanto a otros efectos sonoros, el cabrero que
habla a DQ de Antonio se entera de su llegada "porque llegó a sus
oídos el son del rabel"; el narrador lo introduce en la escena como
"quien lo tañía". Luego de que se lo invita a cantar , el cabrero
músico "templando su rabel de allí a poco, con
muy
buena gracia, comenzó a cantar, diciendo..." ( XI , 83). En la perspectiva
de una transmisión del Q a cargo de
"lectores" que se dirigirían a un grupo de "oidores", tal
como lo plantea Frenk[50],
no
es difícil imaginar para este pasaje un acompañamiento musical a los versos de
Antonio.
3. El diálogo
Nos
interesa ahora observar qué pasa en el diálogo, retomando el sentido
etimológico del término [51]- dia, a través -; la palabra atraviesa el espacio entre los interlocutores,
espacio de dos cuerpos, dos mentes, dos culturas, dos sensibilidades- cómo se
construye el diálogo, qué comunicación se logra, quién se modifica y en qué
sentido.
Retornemos
al discurso de la E de O; frente a lo que dice Avalle Arce acerca de "la
incomprensión de los cabreros que teñirá todo el episodio", creemos que sí
lo comprendieron: seguramente
entendieron parte del razonamiento, captaron el ritmo del lenguaje, el tono, la
emoción y una referencia global hacia algo maravilloso, -quedaron
"embobados y suspensos"- tal como habrían de quedar luego
"suspensos" ante la visión de la bellísima Marcela ( XIV, 105) - y, según surge de la amable intervención de uno de los cabreros al finalizar la cena,
captaron muy en particular la expresión de agradecimiento que hacia el final
del discurso hace DQ, dirigiéndose a ellos como "hermanos cabreros".
La
conversación que se inicia con los cabreros alcanza su punto máximo en el
diálogo personalizado entre DQ y Pedro. Veamos algunos de los puntos
sobresalientes de este pasaje.
La intervención de DQ a propósito de la
variante cris muestra una actitud
"correctora" que está empezando a arraigarse en él- no la había
ejercitado aún con Sancho, a pesar de su "omecillos" en el capítulo
X; pero al ama, sí la había corregido aunque respecto de nombres propios.[52]
A.
Alonso relaciona las enmiendas de DQ
con los ideales de lengua de la época; los "reprochadores" , es decir
las personas que corrigen a otros la forma de hablar, que aparecen en
abundancia en la literatura de la época, particularmente en el teatro, se
muestran según el autor como portavoces del ideal culto; reprochar adquirió la significación especial de `corregir a otro
los vocablos mal usados´" [53]
la
literatura en el S. XVII, el habla
rústica de Sancho o de los cabreros y/o las correcciones por
parte
de DQ. Sin embargo, tal vez habría que relativizar, en función de cada receptor
o grupo de receptores en particular, el efecto cómico que esas expresiones
podían tener. Si, como señaló Frenk, la
obra estaba al alcance no sólo de los lectores cultos sino de sectores más
populares e incluso de no letrados, para éstos últimos, no sería
necesariamente- o no sólo- motivo de risa y sí tal vez de identificación
con un personaje de su mismo estrato
social.
Acerca
de la prosecución de la narración por parte de Pedro haciendo caso omiso del
señalamiento de DQ - "Mas Pedro, no reparando en niñerías, prosiguió su
cuento..." (XII,89)- dice A. Alonso "Si los cultos, movidos por el ideal de la buena
crianza y de la perfección de la persona social, sometían el uso del idioma a
las exigencias de los buenos modales, para los Pedros y Sanchos ésas eran niñerías, ellos se querían contentar
[...] con el empleo meramente práctico" (p.16). Sin embargo, considerando
que "niñerías" aparece en el
lenguaje del narrador, la lectura más simple- aunque no la única posible
conociendo el estilo cervantino- es que para el narrador, equidistante de sus
personajes ésas eran "niñerías"[55] así como el discurso de la edad de oro incluía "inútiles
razonamientos". La interpretación de Rosenblat , de que tal vez Cervantes
se burlaba "del afán correctista de DQ" parece compatible con esta lectura.
A
poco de recomenzar Pedro su relato, usa estil. DQ, tal vez molesto porque el
cabrero no le ha prestado atención, arremete con una segunda corrección. Esta
vez Pedro responde, relativizando el uso de uno u otro término con un " todo se sale allá" (XII, 89).
La
siguiente interrupción, de diferente índole que las anteriores, tiene lugar
poco después de que Pedro reanuda su relato:
"porque
hacían lo que él les aconsejaba, diciéndoles: "Sembrad este año cebada, no
trigo; en éste podéis sembrar garbanzos, y no cebada; el que viene será
de guilla de aceite; los tres siguientes no se cogerá gota"¯.
-
Esa ciencia se llama astrología -dijo
don Quijote.
-No
sé yo cómo se llama -replicó Pedro-, mas sé que todo esto sabía y aún
más." (XII,89)
El
cabrero ha expuesto ante la audiencia
los saberes de Grisóstomo a través de una narración muy vívida, que incluye en
discurso directo lo que aconsejaba hacer el estudiante. Viene entonces la
acotación de DQ y la réplica de Pedro- que lo siente como una
corrección, ya que él al inicio de su relato se había referido a "la
ciencia de las estrellas.
En esta parte del diálogo se pone de manifiesto la
oposición- contraste- complementación de culturas, Pedro cuenta lo que podía
hacer Grisóstomo con su saber, Don Quijote da un nombre preciso a ese saber. [56]
Pedro
prosigue su relato por un tiempo, hasta que dirigiéndose a DQ usa la frase
"aunque viváis más años que sarna". DQ le replica "-Decid
Sarra". El cabrero no se amilana, defiende su expresión como apropiada
"harto vive la sarna", y le advierte sobre las consecuencias de sus
interrupciones, las cuales sin duda lo irritan, " si es, señor, que me
habéis de andar zaheriendo a cada paso los vocablos..." (XII, 90); esta frase nos resulta reveladora de una
conciencia del lenguaje como algo propio, como parte de su identidad; es mucho
más que lo que Avalle Arce llama " concepción utilitaria del
lenguaje" o el "empleo del idioma meramente práctico" según A.
Alonso. A su vez DQ lo había interrumpido porque no podía "sufrir el
trocar de los vocablos", para ambos es algo que se siente casi
físicamente. (Nótese que DQ ha dejado por un momento de llamar a Pedro
"amigo")
Spitzer
da esta respuesta de Pedro como "otro ejemplo de la intolerancia
lingüística de la gente de pueblo", los anteriores ejemplos corresponden a
Sancho (op. cit, p.158); sin embargo
en otra parte de su trabajo reconoce que sería muy molesto para los
"reprochados" estar sujetos a las correcciones que les hacían.
DQ
cede ante la posición firme del cabrero, acepta como válida la respuesta de Pedro, y afirma que no le va a replicar más. El cabrero retribuye la
gentileza de DQ con un "señor mío de mi alma" tal vez no exento de
ironía. (Las otras veces se dirige a él como "señor", o "señor
andante") . De ahí en más no habrá enmiendas de DQ y sí reconocimiento al
interés del relato y a la aptitud del cabrero como relator -"el cuento es
muy bueno y vos, buen Pedro, le contáis con muy buena gracia. [57] A ello contestará Pedro con una fórmula de cortesía por la que se
atenúa el halago recibido "La del Señor no me falte".[58]
A lo
largo de este diálogo se ve una gradación en las reacciones de Pedro ante las
interrupciones: desde hacerse el desentendido la primera vez, responder las dos
veces siguientes con cierta impaciencia y reafirmando sus dichos, hasta
finalmente contestar enérgicamente y mostrarse herido en su dignidad de
hablante y en su derecho a "su turno", en este caso a poder desplegar
las técnicas naturalmente adquiridas de la narración, su arte de contar. Por
último, ante el pedido de perdón de DQ y
su cambio de actitud, se restablece el clima distendido y el cabrero retoma su
trato cortés.
Al
finalizar el relato, DQ agradece al cabrero el gusto que le ha dado con
"tan sabroso cuento". Pedro contesta con otra fórmula de aparente
humildad: que aún no sabe él la mitad de los casos sucedidos a los amantes de
Marcela y agrega que podría ser que al día siguiente se toparan en el camino
con algún pastor que se los contase (XII, 92); con esto intenta mantener vivo
el interés que ha suscitado y refuerza indirectamente el valor de su relato. La
interjección inicial- "Oh, replicó el cabrero"- manifiesta su
emotividad , probablemente su regocijo por la alabanza del hidalgo; de las
abundantes exclamaciones del Q, es la única en estos diálogos.
Criado
de Val dice que en todo diálogo "hay una oposición que no es de puntos de
vista sino de jerarquía, de predominio personal de uno o de otro
interlocutor" Se refiere entonces al predominio de DQ frente a Sancho para
luego añadir "Hay no obstante algunos temas en los que esta relación se
altera y el escudero domina al señor" (op.
cit., p.189). En el cap. XII, en
esta "competencia personal" de los interlocutores, Pedro lleva el
peso del diálogo y tanto en el desatender a las interrupciones de DQ como en
las respuestas que da a ellas, se
muestra "dueño de la situación", lo cual no obstante de ningún modo
incide en un trato no respetuoso al caballero. Esta confrontación no ha ido en
desmedro del vínculo cordial
Veamos
ahora cuál puede ser el sentido de la confrontación. De acuerdo con lo que
señalamos en el punto anterior, puede responder a razones de estilo y obedecer a la necesidad
de dinamizar el relato, de no exigir una atención tan prolongada del lector
individual o del oidor de modo de facilitar la recepción - recordemos "los
cortes y pausas que crean suspenso y mantienen alerta al auditorio"
(Moner), la "división del discurso
en unidades breves" (Frenk), y "el monopolizar la palabra o
interrumpir al interlocutor", procedimientos que Lane y Paz Gago vinculan
a la verosimilitud sociodialectal. Las interrupciones de DQ lejos de demorar
innecesariamente el relato de Pedro como él teme- "no acabaremos en un
año" (XII, 90)-, le agregan dinamismo.
Pero
las enmiendas de DQ y la refutación de Pedro también tienen que ver con la
índole de la
discusión
dialéctica. C. Guillén se refiere a Aristóteles para quien "la discusión
dialéctica elige como punto de partida lo que llama éndoxos, o "idea admitida", la idea de aceptación común o
general, lo que piensa la gente. De ahí el aspecto común y familiar de la
dialéctica y lo plausible de su introducción en una novela que da cabida a la
experiencia cotidiana de los hombres [...] nada más próximo al diálogo vivo y
real que la necesidad de negar[...] o superar lo dicho por el otro, de
persuadir a alguien, de discutir con alguien, partiendo de lo ya dicho y
oído" [59] Luego cita a M. Durán
quien destaca como lo más original en los diálogos de Cervantes el diálogo
abierto y valorativo.
Por
su parte D. Wunderlich dice que en las situaciones de diálogo "dos o más
personas se proponen reducir progresivamente las diferencias en su experiencia,
conocimientos y capacidades" [60].
Los
mundos de pertenencia de DQ y de Pedro - su status
social, su cultura, su lenguaje- no han impedido su comunicación. A lo largo de
estos capítulos se nos ha presentado, con mayor o menos grado de oposición, el
saber popular y el saber científico, letrado; el lenguaje popular y el lenguaje
"culto", la cultura oral y la
cultura escrita.
En
el transcurso del diálogo se han tendido puentes entre ambos mundos, el
resultado final es que el hidalgo y el cabrero se han enriquecido: DQ ha
satisfecho su interés por el suceso del estudiante y la pastora y se ha
deleitado con el cuento; Pedro ha contado con un interlocutor muy calificado
(sus primeras palabras lo tuvieron embobado y suspenso), ha salido airoso de
las interrupciones y algo debe haber aprendido de ellas. Resulta indicativo del
vínculo que se ha creado entre ambos interlocutores el hecho de que al
finalizar el capítulo, DQ y Sancho se vayan a dormir precisamente a la choza de
Pedro.
4. Comentario final
El
análisis de estos capítulos nos permite ver el encuentro de DQ con Pedro y
demás cabreros como otro ámbito en el que se aprecia la dialogicidad
constitutiva de la obra.
En
relación con la riqueza dialectal de registros del Q, de la cual diversos autores han tomado
como ejemplo el habla de Pedro, hemos hecho una somera caracterización del lenguaje de él y de los demás cabreros a
través de la consideración de ciertos rasgos léxicos , morfosintácticos y
sintácticos, así como de estilo. Hemos observado cómo se plasma en los diálogos
la naturalidad en el lenguaje, el
realismo coloquial, y cómo se integran en el discurso rasgos de oralidad
que corresponden a la narración popular
tradicional.
Respecto
del pasaje del diálogo en que DQ corrige a Pedro y éste lo desatiende o le
replica, intentamos mostrar un ángulo
diferente y complementario del de otras lecturas. Los autores que hemos
reseñado- aún exponiendo el sentido más profundo que para cada uno de ellos
esto tiene en la obra- han coincidido en considerar como incorrecciones las
palabras cris, estil, y como un error
o rasgo de rusticidad el uso de sarna
en el refrán [61]; algunos agregan valoraciones negativas [62], mientras que quienes tomaron las correcciones de DQ como vinculadas
principalmente a "los ideales de
lengua", han considerado como contrapartida que la defensa de Pedro de sus
palabras se basaba en un sentido puramente práctico de la lengua.[63]
El
hecho de que se establezca en el diálogo una oposición entre dos niveles de
lengua, no implica que el lenguaje rústico de Pedro sea, en rigor, incorrecto.
Pedro sabía muy bien lo que quería decir, no se equivocaba ni confundía las
palabras, usaba con propiedad los diversos recursos lingüísticos y lograba
efectos de valor estético - como en el caso de los pasajes retóricos que hemos
visto. En la polifonía del Quijote[64], la voz de Pedro se oye clara, distinta y firme.
[1] Dentro de la partición que establece Cervantes en la
primera parte del Q, la segunda parte
está conformada por los capítulos IX a XIV. Nosotros partimos en nuestro
análisis desde fines del capítulo X y nos centramos en el XII.
[2] J. M. Blecua, Curso Teoría
y Datos II, Programa de doctorado en Filología española. Universidad Autónoma
de Barcelona. 1998-99.
[4] J.M Paz Gago "Diálogo
y dialogismo en el Quijote" en III CIAC, 1990, p.
222
[5] J.B. Avalle- Arce en Nuevos deslindes cervantinos. Barcelona, Ariel, 1975, muestra los dos
planos que se manejan a partir del encuentro de DQ con los cabreros, a través de lo cual se presenta "un
contrapunto entre el ´entonces´
poético e inasible y el ´agora´
histórico y actualizado". Cita las palabras subsiguientes al discurso de
la edad de oro : "Toda esa larga arenga -que se pudiera muy bien
escusar- dijo nuestro caballero, porque las bellotas que le dieron le
trujeron a la memoria, la edad dorada y antojósele hacer aquel inútil razonamiento a los cabreros, que
sin respondelle palabra, embobados y
suspensos, le estuvieron escuchando".
Y agrega inmediatamente: " Hay una incompresión que pronto teñirá
todo el episodio" ( p. 100; la
bastardilla es de Avalle). Explicita luego
los términos de la antítesis entre los cuales enumera a " pastor mítico-
pastor real (cabreros); pastor fingido (Grisóstomo y amigos)- pastor real; caballero mítico- pastor real; Arcadia
mítica- Arcadia facticia; poesía rústica- poesía artística; lenguaje rústico (
cabreros)- lenguaje correcto (don Quijote)"; (p.112). Respecto de la dualidad de los lenguajes, el
autor la interpreta así: "El cabrero incurre
en una serie de rusticismos que don Quijote corrige con celo; concepción utilitaria del lenguaje,
concepción artística del mismo" (p.101,
nota 12. La bastardilla es nuestra)
[6] A. Alonso analiza los "trabucamientos", en busca del
sentido que puedan tener en la obra de Cervantes tales prevaricaciones del escudero y otros personajes ( "Las
prevaricaciones idiomáticas de Sancho" en NRFH, II, 1, 1948, ps- 1-20). Muestra cómo estos trastrueques a la vez que operan como recurso cómico ,
tienen que ver con el hecho de que Cervantes "se mete por turno en sus
personajes(...) se instala en ellos y se entrega a la índole de cada uno
viviendo creativamente sus actos y sus dichos con toda la complejidad de las
motivaciones psicológicas, sí, pero también culturales.(...) (p.19) . Asimila los trastrueques
de Pedro a los de Sancho e interpreta la réplica del cabrero a DQ que lo
corrige- "Estéril o estil todo se sale allá", y una
análoga del escudero en otro pasaje, como defensa- por parte de ambos -del
lenguaje como instrumento de comunicación.
[7] L. Spitzer,
"Perspectivismo lingüístico en el Quijote" en Lingüística e historia literaria.
Madrid, Gredos, 1982. p. 150. En
ese marco de análisis, el autor se refiere al "choque de dos tipos
lingüísticos determinados principalmente por la posición social del hablante.
También aquí en este continuo toma y daca entre interlocutores cultos e
incultos hay una sugerencia de
relativismo lingüístico, querida por Cervantes" (ps.154-55). Señala que una
de las formas en que se da la oposición entre las maneras de hablar es la
interrupción de DQ a Sancho para corregirlo. Entre los ejemplos que menciona,
cita (como dichos por Sancho, aunque
corresponden a Pedro) cris/eclipse,
estil/estéril. Cita la réplica de Pedro en el caso de sarna/ Sarra, y señala
que " En esta ocasión Don Quijote
presenta sus excusas y admite que tiene tanto sentido una expresión como la
otra (en otras palabras llega a reconocer la sabiduría de la `etimología
popular´)[7] " (p. 158)
[8] Según Rosenblat: "Cervantes se burlaba de la
ampulosidad y afectación de la lengua culta o literaria, [ ...]. La
contrapartida es la crítica del habla vulgar. [ ...] Las prevaricaciones del
lenguaje eran viejo recurso cómico del teatro[...] También las prevaricaciones
de Sancho tienen finalidad cómica. Pero en el Quijote la comicidad está siempre
al servicio de otros objetivos" (op.
cit., p.33). El autor vincula la actitud de DQ ante las incorrecciones del
lenguaje con su ideal de ennoblecimiento de la lengua, acorde con el ideal
caballeresco, pero añade que "la finalidad es siempre- de manera cómica-
enfrentar la forma rústica y el habla culta. es decir, reflejar de manera viva
la distinción o el contraste entre los dos lenguajes, o, a través del lenguaje,
entre los dos mundos" (p. 33) "Con todo, parecería que Cervantes se
burlara también del afán correctista de
DQ, a veces impertinente, o que remedara la afición a reprochar, muy frecuente entonces en el teatro (p.34).
[9] Lecturas del ´ Quijote´, Volumen
complementario de la ed. del Quijote
del Instituto Cervantes, p 39.
[11] J.M
Blecua señala que en el Q se sigue la vieja tradición literaria culta de los
diálogos en el camino; mientras que con los que transcurren en la venta, en la
posada, se rompe otra tradición, la del espacio idílico como lugar para los
diálogos (Curso Teoría y Datos II.)
[12] M. Criado de Val menciona la
"intimidad" como uno de los rasgos principales del coloquio de DQ y
Sancho, la conversación entre ellos es privada (" ´Don Quijote´ como diálogo" en Anales cervantinos, CSIC, vol. V,
1955-1956, ps 184-5). Esto no se cumple en los capítulos que
analizamos.
[13] Las citas del Quijote corresponden a la primera parte, tomo I, de la ed. de Celina S. de Cortazar e Isaías Lerner.
Prólogo de Marcos A. Morínigo. Buenos Aires, EUDEBA, 1969.
[14]Algunos de ellos se individualizan pero no se nombran, primero
se introducen en la escena. como uno de o
como un y luego se los determina como
el .
[15]Avalle dice que un zagal que sabe
leer es una excepción en la realidad de la época, lo toma como parte de la
ficción bucólica (op. cit.,p. 100).
Considerando sin embargo las diversas formas de alfabetización existentes en
ámbitos no escolarizados - familias en que los niños entraban a servir,
talleres en los que trabajaban como aprendices, etc.- (cf. B. Delgado
Criado, (coord.) Historia de la educación
en España y América, vol. 2, prólogo y artículo de A. Viñao sobre
"Alfabetización"), no parece
tan excepcional; en el caso de Antonio es previsible que su tío "el
beneficiado" le enseñara a leer y
escribir.
[16] C. de Cortazar se refiere
a los "puentes de enlace" entre la Historia y la Poesía en este
episodio; Antonio es según la autora el primero de esos puentes (op.cit. ps 67-68).
[17] El cabrero recurre
a la medicina popular, al alcance de la mano y efectiva (masca unas hojas de
romero, las mezcla con sal, etc) , a diferencia del bálsamo de Fierabrás,
perteneciente a las novelas de caballería, del que habla DQ en el cap. anterior. También era real y
efectivo el ungüento blanco de Sancho de
dicho capítulo, aunque no preparado por él mismo.
[18]
M. Frenk , Entre la voz y el silencio. Alcalá de
Henares, Centro de Est. Cervantinos, 1997, p.30.
[19] Curso Teoría
y Datos II.
[20] D. Abercrombie, "Conversation and spoken
prose" in Studies in Phonetics and
Linguistics. London, Oxford University Press, 1966, ps. 1-9.
[21] Randolf
Quirk, Studies in Comunication, London, 1955.
[22] Paz Gago op. cit., p 223. La obra a la que se
remite es la de Lane-Mercier "Pour une analyse du dialogue
romanesque". Poetique, 81,
(1990), 43-62. Las cita siguiente corresponde a p. 225.
[23] " En torno a la dialogicidad en el Quijote: el encuentro de Don Quijote con los cabreros y el diálogo
con Pedro" Trabajo final para el
Curso Teoría y datos II, a cargo del Dr. José Manuel Blecua, Universidad
Autónoma de Barcelona, 1999.
[24]Para el análisis se
han cotejado las eds. de Cortazar y Lerner, Rodríguez Marín
(1941) e Instituto Cervantes ( que se
identifican respectivamente como Cortazar, R.M., Rico), el Tesoro lexicográfico de S. Gili y Gaya. Madrid, CSIC, 1947, tomo
primero (Tesoro) y el Diccionario de Autoridades (Aut) . .
[25]
Gutiérrez Cuadrado dice "En la mezcla [ de estilo directo e indirecto]
cervantina, el narrador se permite hablar a veces como sus personajes, o los
deja hablar sin deslindar explícitamente las palabras de los personajes de su
propio texto" ("La lengua del
Q", p.842).
[26] Cf.
ed de R. M., vol. I, p. 268, nota
3, que remite a Correas, y ed. Rico, XII, p.129, nota 14; en ésta al final se agrega "La
corrección de DQ era pues improcedente y sirve para subrayar la diferencia de
registro entre el habla del pueblo y la del caballero"
[27] Hasta podría pensarse en
una alternancia de "roles" respecto de los diálogos en que DQ habla,
Sancho malinterpreta y luego dice su palabra, a su manera; aquí es DQ quien no
ha interpretado bien al cabrero, al menos en el caso de sarna/Sarra y probablemente también en el de estéril/estil, si tomamos como válida la nota de Rico de que estil no es doblete popular.
[28] Spitzer, op
cit, p. 156.
[29] W. Ong señala como una de las
características del pensamiento y la expresión en una cultura oral primaria
el ser "acumulativas antes que
subordinadas", menciona el Génesis (Oralidad
y escritura. Tecnologías de la palabra
México, FCE, 1997, ps. 33-34)
[30]
José Manuel Blecua, "El diálogo en Cervantes".
Bellaterra, Universidad Autónoma de Barcelona, 1999. (Mecanografiado).
[32] M. Frenk, op.
cit., p. 22.
[33] La corta extensión de
este trabajo sólo nos permite incluir algunos ejemplos de las expresiones que corresponden a cada rasgo
[34] Se trata de modalidad
epistémica.
[35] J.M. Blecua señala que en
el Q "La conversación va ganando en realismo con la interpolación de fórmulas atenuadoras [...]que moderan las afirmaciones" (op.
cit., p. 8) Cf. también J.Alcina Franch
y J.M. Blecua, Gramática española, Barcelona,
Ariel, 1998, p.1037, para las " fórmulas de atenuación".
[36] Cabe recordar el uso de
"dicen que", "diz que" en las narraciones en poesía y prosa
en español, y en las orales, desde muy antiguo hasta la actualidad.
[37]
En el Diccionario
de Lingüística de Lewandowski en "diálogo" (p.88) se remite a
´deixis´; en ese artículo dice: "La
deixis no sólo proporciona las coordenadas espacio- temporales, sino sobre
todo, las coordenadas pragmáticas de la comunicación, las cuales vienen dadas
por el hablante, el oyente, el objeto/tema, la situación...etc. La categoría
personal "yo" suele aparecer como centro del sistema deíctico (Lyons)
" (p. 89).
[38] En ésta y en otras frases el modus se expresa en intercalaciones: "..., al parecer,...", "..."y
decía muy bien,..."
[39] Paz Gago señala esta
misma expresión en boca de Sancho como "fórmula recapitulativa" para reemprender
una historia luego de una interrupción de DQ (remite a I, 20) (op. cit., p.225)
[40] J.Cejador y Frauca
hace notar el realismo del habla de Pedro frente al habla de los
pastores de las obras de los autores bucólicos: " ese introducir hablando
en giro directo a Grisóstomo, como lo hace la gente rústica, [...] ese corte de
frases, son del habla realmente pastoril." (La lengua de Cervantes, tomo 1, Gramática.
Madrid, Jaime Ratés, 1905, p. 561.)
[41] Señala que en las dos primeras ediciones de
Cuesta figuraba en presente y en la tercera, en pasado (R. M., p.272, segunda
nota 14).
[42] Habitualmente se denomina "expletivo" o "superfluo"
este tipo de uso de partículas o
elementos, denominaciones que no nos parecen del todo acertadas si se reconoce
que poseen alguna función, al menos comunicativa o expresiva. Rosenblat denomina "lo redundante" al de "Siempre , Sancho, lo he oído decir que el hacer bien a
villanos es echar agua en la mar" (I, cap. XXIII) pero dice que
"Bello lo encontraba natural y expresivo, `aunque excepcional´ " (op.
cit., p. 302). En cuanto a la adición a hete
de otro pronombre enclítico, en el habla rioplatense la expresión " Hetete aquí que...", con un clítico que duplica el primero, se usa, a veces graciosamente, para reforzar
el sentido anunciador de la frase acerca de lo que se va a contar; esto nos
sugiere un valor expresivo en hételo,
vinculado a una situación de conversación cotidiana en la que se busca atraer el interés del
oyente.
[43] A. Bello, Gramática
de la lengua castellana... (Con notas
de R. J. Cuervo) París, Roger y
Chernovitz, Eds., 1918,parágrafos 685
y 686, ps. 178-9.
[44] Cabe mencionar la
similitud del discurso en que Pedro describe a Marcela con el que en el
episodio de Leandra, pone el autor en
boca del cabrero fingido en alabanza- o en vituperio- de esa moza.
[45] C. de Cortazar, op. cit., p.70.
[47] Por oposición a"
literatura oral".
[48] Marcel Jousse: Le style oral rytmique et mnemotechnique
chez le verbo-moteurs (1925), 2a. ed, Paris, Fondation Marcel Jousse,1981.
[49] T. Navarro Tomás, La voz y la entonación en los personajes
literarios. México, Col. Málaga, 1976. Observando ese aspecto en nuestros
capítulos se encuentran dos referencias a la voz de DQ: antes del discurso de
la edad de oro "y mirándolas
atentamente, soltó la voz a semejantes razones" (XI, 83) y más adelante,
al finalizar Marcela su exposición, "puesta la mano en el puño de la
espada" habló en defensa de la moza
"en altas e inteligibles voces"
(XIV, 107).
[50] - Señala la autora que "Cervantes que leía en silencio parece
jugar con la idea de que también su Quijote
podría ser leído oralmente" (p. 28).
[51]
En J Corominas, Breve
diccionario etimológico de la lengua castellana. Madrid, Gredos, 1976, se
define diálogo como "conversación de dos o de varios ",`deriv. de dialegomai (propte` yo hablo a través de
algo´)- (p.212); (Llama la atención que el registro más antiguo en español sea
de 1448 , y el de dialogar en 1444,
si bien dialéctica se registra a
mediados del XIII.) R. Barcia en su Diccionario etimológico de la lengua
española. Madrid, Est.Tip.de Alvarez Hnos., 1881,define diálogo como "conferencia escrita o
hablada entre dos o más personas que alternativamente discurren" y agrega
en Sinonimia "El coloquio es
propiamente una conversación familiar y libre, no sujeta á ninguna regla
particular; pero el diálogo es conferencia seguida en que se discurre y está
sujeta á reglas" (p.172).
[52] El ama habla del sabio Muñatón "Frestón
diría - dijo DQ. - No sé- respondió el ama - si se llamaba Frestón o Fritón;
sólo sé que acabó en ton su
nombre"( VII, 59) Es de hacer notar por otra parte el efecto de ton
en la memoria auditiva del ama.
[53] A Alonso, op.cit, p.17.
[54] Lázaro Carreter en "Las voces del ´Quijote´ ", estudio preliminar en
la ed. del Quijote del Instituto
Cervantes, ps. XXXII-XXXIII; los textos reseñados de Rosenblat y Spitzer y la ed. Cortazar del Quijote.
[55] Si se toma en cuenta que en el estilo indirecto Cervantes suele no deslindar claramente las palabras de sus personajes de las del
narrador, y en ocasiones ese rasgo
cervantino se extiende al lenguaje de la narración fuera del estilo indirecto,
no es imposible aplicar esa lectura en este pasaje, pero entendemos que en ese
caso A. Alonso debería explicitarlo.
[56] Pueden diferenciarse tres niveles: Grisóstomo dominaba el saber de la astronomía/astrología
incluyendo lo que hoy llamaríamos agronomía; Pedro puede con facilidad
refererise a ello porque se trata de saberes vinculados a la naturaleza y a la
vida del campo; DQ los reconoce como de la ciencia a la que corresponden.
[57] C. de Cortazar atribuye
la alabanza de DQ al cambio en el relato de Pedro hacia un estilo más elevado.
[58] Según ed. Rico se trata de una respuesta
tradicional a una expresión de agradecimiento (XII, 132, n. 42).
[59] C. Guillén,
"Cervantes y la dialéctica o el diálogo inacabado" en El primer siglo de oro. Estudios sobre géneros y modelos. Barcelona, Crítica, 1988,
ps.212-233 . Las
cita corresponde a p..220 y la referencia a Durán en su obra
Cervantes. N.Y., 1974, a ps. 221-2.
[60]
Lewandowski, op. cit., p. 98.
[61] Alonso, Spitzer, Rosenblat, Avalle Arce, Lázaro
Carreter. Constituye una excepción la nota en ed. Rico respecto de sarna/ Sarra, en la que se señala que la
corrección de DQ es improcedente.
[62] Avalle habla de que Pedro "incurre"
en rusticismos, equiparando así los usos
dialectales a errores; Celina de Cortazar dice que "el discurso de Pedro
se limpia de estas escorias"; J. Blasco dice que "Pedro confunde las
palabras".
[63] Amado Alonso; también
Avalle Arce que atribuye a Pedro una "concepción utilitaria del
lenguaje"
[64] Lázaro Carreter dice "...y Cervantes
vuelve a escuchar la variedad de los
lenguajes hablados y escritos para hacerlos resonar en la novela. La polifonía se hace más compleja y en la
heterofonía diferenciadora del habla de los protagonistas se hacen presentes
múltiples estilos orales y escritos de su época" (op.cit., p. XXIX)
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