El género de cuentos de fantasmas constituye una de las manifestaciones más antiguas y estables de la literatura universal. Su permanencia se debe, en gran medida, a su capacidad para articular dimensiones psicológicas, sociales y simbólicas mediante recursos narrativos específicos. Desde las epopeyas orientales hasta los relatos románticos del siglo XIX, el motivo del espíritu que retorna ha sido empleado para representar conflictos humanos que exceden lo meramente sobrenatural.
En estos cuentos, la aparición fantasmal suele vincularse a una transgresión moral, un duelo inconcluso o una injusticia que persiste más allá de la muerte. Por ejemplo, en “El guardavías” de Charles Dickens, la figura espectral advierte sobre un peligro inminente, mientras que en “La dama de blanco”, de Wilkie Collins, el fantasma funciona como vehículo para revelar un secreto familiar. En ambos casos, lo sobrenatural no opera solo como elemento perturbador, sino como mecanismo narrativo que orienta la interpretación.
El género también se caracteriza por la creación de atmósferas cuidadosamente elaboradas: espacios solitarios, sonidos ambiguos, luces tenues y un ritmo narrativo pausado que incrementa la tensión. Mediante estos recursos, el autor induce en el lector una experiencia emocional donde la incertidumbre desempeña un papel central.
Estudiar estos relatos en el ámbito escolar permite analizar cómo se combinan descripción, focalización y simbolismo para producir efectos de inquietud. Además, favorece la reflexión sobre la persistencia cultural del miedo y sobre la necesidad humana de otorgar sentido a fenómenos que parecen escapar a la explicación racional.
Actividad
Escribe un breve relato original en el que aparezca un fantasma cuya presencia no sea aterradora, sino que cumpla una función simbólica o emocional. Explica en dos o tres frases qué representa ese fantasma dentro de la historia.