En la novela distópica 1984 de George Orwell, el “Partido”, llamado “Ingsoc” ejercía el poder mediante la existencia de algunos “Ministerios” los que, con sus usos y facultades, podían mantener a la población bajo control, por ello resultan de tanta importancia los ministerios de 1984.
Los ministerios de 1984 eran llamados:
El ministerio de la verdad: También llamado “Miniver”. El gobierno consideraba que la verdad era su verdad y como fuera contada podía determinar el curso de los acontecimientos. Para ello dedicaban gran parte de sus recursos en reescribir la historia y contarla de un modo que coincida con la verdad que ellos pretenden presentar. El pasado no existía en sí, sino era un reflejo de lo que los gobernantes querían que fuera. En este ministerio trabajaba el personaje principal de 1984, llamado Winston Smith.
El ministerio de la Paz: También llamado “Minipax”. El gobierno consideraba que era crucial mantener a la población distraída con un odio hacia algo externo. Era fundamental mantener un conflicto bélico con alguien ya que, mientras esto ocurriera, era menos probable que la población reflexionara sobre los problemas propios y se levantara. La paz interna se mantenía mediante una guerra con el exterior. Esta guerra se ocupa de mantener un estado de humildad tan abrumador en las personas, que terminan atribuyendo dicho estado a la influencia externa, y dirigiendo su odio contra la misma.
El ministerio del amor: También llamado “Minimor”. El ministerio del amor es el que se encarga de promover la servidumbre y el amor desmedido por el líder, “El gran hermano”, y por todo lo que este conlleva. Las ideologías deben ser profundamente implantadas incluso utilizando duros castigos.
El ministerio de la abundancia: También llamado “Minidancia”. Este sector es el encargado de mantener a la población en un estado límite de supervivencia, en una delgada línea de falta de abastecimiento y dependencia. Con esto se puede mantener más controlada a la población.
Con estos ministerios, con la policía del pensamiento y con un pensamiento casi fanático, El Partido y El Gran Hermano podían controlarlo todo, sin temor a una rebelión. 1984 es una novela distópica que se considera de las mejores dentro de las que han sido creadas, y, si aceptan la sugerencia de leerla, descubrirán con temor que muchas medidas políticas actuales se asemejan bastante a lo que planteara Orwell.
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