Parece adecuado, en este año de
Cervantes, hacer un breve análisis a la onomástica del Quijote. Un examen de los centenares de personajes y topónimos que
aparecen en la obra sería tema para una extensa tesis doctoral; nos limitaremos
en esta comunicación a los que más visiblemente transparentan la intención de
su creador al imponerlos.
Nunca elige el autor de una
novela los nombres de sus personajes al azar. En ellos tratará de introducir al
lector en mundos folclóricos, históricos o ambientales, cuando no transmitir
recuerdos personales o incluso claves para la interpretación de acciones o
sentimientos. El monsieur Sans-Délai de Fígaro nos da una idea
inmediata de la eficacia del expeditivo francés, en contraste con la indolencia
hispánica, y el frecuente nombre de Bato (‘rústico, torpe’), tan aplicado a los
pastores en las obras teatrales de Lope de Vega, nos transmite el carácter de
estos personajes.
No fue una excepción la obra
cervantina, por la que desfila una riquísima galería de
Don Quijote y Sancho (Picasso)
|
personajes, algunos reales, los más ficticios, unos tomados
de la literatura anterior, especialmente la caballeresca, los más inventados
por el ilustre manco de Lepanto. Sorprende que no se haya emprendido hasta
ahora, que sepamos, un análisis a fondo de las intenciones de Cervantes en la
elección de cada uno de estos nombres; quede al menos iniciada la tarea con
este modesto trabajo.
Los nombres preexistentes ofrecen
una dificultad de interpretación. La mayoría de ellos pertenecen al acervo
caballeresco o al mundo clásico, y a menudo sus primitivos portadores son
desconocidos por el lector de hoy, que se ve por ello incapaz de captar la nota
transmitida por ellos. ¿Quién se acuerda hoy de Sacripante, el que combatiera
con Fierabrás? ¿O de la legión de gigantes, brujas, encantadores y demás
personajes del acervo caballeresco? Otros personajes reales son recordados a
duras penas, como Perot Rocaguinarda, o en absoluto, como Jerónimo de
Pasamonte. Por ello resulta sumamente difícil emprender una búsqueda de las
raíces en que pudo inspirarse Cervantes para la puesta en escena de su mundo
humano, y, sobre todo, la intención última que le movió a escoger para los
creados por él determinados nombres, que transmitirían conexiones desconocidas
entre su vida y el de su mundo. Que otros continúen la labor, aquí únicamente
iniciada.
Antropónimos
Miguel de Cervantes Saavedra. Empecemos con el mismo autor, cuyo
nombre de pila Miguel es netamente
hebreo y aparece en el Antiguo Testamento, portado por el arcángel jefe de las
cohortes celestiales que derrotó a Satanás. Del hebreo mika-el, 'Dios es justo, incomparable', o, simplemente, '¿Quién
como Dios?'. Quizá lo hayan tenido en cuenta los que han insinuado su origen
judío. En cuanto a los apellidos, ambos denotan un origen gallego en los
antepasados del Manco de Lepanto (él
escribía casi siempre Cerbantes,
aunque toleraba no sólo Cervantes
sino incluso Ceruantes). Llevan este
nombre nada menos que 133 entidades de población en la provincia de Lugo, y un
municipio en la de Zamora. Dice Gutierre Tibón que “se considera acuñado sobre
el primer signum visigótico Cervantius, derivado de cervus, ‘ciervo’. Pero no es imposible
que el apellido fuera un simple patronímico de Servando (*Servandes, modificado
ortográficamente). En fin, Saavedra
remacha el origen gallego, al ser originario de la provincia de Orense, del
bajo latín sala vetera, con el
significado de ‘caserío viejo, quinta vieja’. La palabra de origen gótico sala tenía un significado más amplio que
hoy, aplicándose a cualquier casa, especialmente de campo. En cuanto a vetera, ‘vieja’, la hallamos también en
Pontevedra, ‘puente vieja’.
Cide Hamete Benengeli. El imaginario autor del Quijote es un nombre
arábigo claramente inventado por Cervantes. Su primer componente, Cide, es variante de Sidi, Said, o Cid (cf. el Cid
Campeador), y significa ‘señor’. Hamete
es una de las muchas formas que reviste el árabe Ahmed, de zahmed, 'el más
alabado', título aplicado fundamentalmente a Mahoma y extendido posteriormente
a importantes personalidades. En fin, Benengeli
significa ‘hijo de Engel’, aunque este nombre no parece árabe de ninguna
manera, y pudiera ser un simple invento derivado a partir del germánico Engel, ‘ángel’. De hecho, el propio
Cervantes se mofa de él al llamarle, en boca de Sancho, Cide Hamete Berenjena.
Alonso Quijano. El nombre de pila del protagonista es Alonso, simple variante de Alfonso,
derivado del nominativo del germánico hathus,
hilds, 'lucha combate, pugna', por all,
'todo, total', y funs, 'preparado,
rápido': hathus-all-funs, 'guerrero
totalmente preparado para el combate' (obsérvese que con el genitivo hilds, daría Hildefonso o Ildefonso,
considerado habitualmente como variante de Alfonso). Es el nombre más repetido
en las casas reales españolas. En cuanto a Quijano,
es un lugar en el municipio de Piélagos (Santander), pero el apellido deriva
sin duda, lo mismo que Quijada o Quesada, también citados, del nombre
del personaje literario, don Quijote.
Don Quijote. El nombre del héroe cervantino está inspirado en el quijote, pieza del arnés destinada a
cubrir el muslo, en la cual pensó sin duda Cervantes. Por el lat. coxa,
Don
Quijote y Sancho
|
‘cadera’, a través del catalán cuixot, todavía hoy aplicado a la pernera del pantalón. La palabra,
por cierto, no aparece más en toda la novela. Hay motivos para pensar que el
nombre del protagonista fue elegido irónicamente, con referencia a ese elemento
de la armadura aprovechando el sufijo despectivo –ote, que de todos modos gozaba de tradición caballeresca por
Lanzarote del Lago.
Sancho Panza. La elección del nombre por Cervantes remarca la
vulgaridad que inicialmente quiso imprimir al personaje. Sancho, derivación del
lat. sanctus, ‘santo’ (alusión a la
festividad de Todos los Santos), inicialmente nombre de reyes, había devenido
muy popular en tiempos de Cervantes, y era propio de villanos. En cuanto al
apellido Panza (latín pantex, panticis, ‘vientre’,
especialmente el muy abultado), sería un simple apodo que remarcaba la gordura
de Sancho.
Aldonza Lorenzo. La dama de don Quijote tenía nombres corrientes: Aldonza, germánico derivado de ald-gundi, ‘noble y famoso’. Observemos
que el nombre, en su pronunciación, acabó siendo equivalente a Dulce (por pérdida del prefijo
aparentemente árabe al-, y metátesis
de la n en l, como en Lebrija/Nebrija),
lo que explica el nombre de Dulcinea.
Dulcinea
|
En cuanto al apellido, evocaba al latín Laurentius, ‘coronado de laurel’ (laurus), es decir, figuradamente, ‘victorioso’ (pues con las hojas
de esta planta se distinguía a los héroes y campeones).
Dulcinea del Toboso. Este nombre, “músico y peregrino”, evocaba sin
duda a la citada equivalencia Aldonza =
Dulce, rematada con la terminación adjetivadora –ea, que recordaba a Melibea. Ver más adelante la nota sobre El Toboso. La leyenda afirma que
Cervantes se inspiró para su figura en Ana Zarco, una dama local, que sería la
“dulce Ana”.
La mujer de Sancho Panza. El primer
misterio es el nombre de ésta. Cervantes, proclive
a las confusiones en su libro, en las alusiones que hace a ella en la I Parte
la llama, Juana Panza, y también Juana
Gutiérrez y Mari Gutiérrez en un solo párrafo. Ya en la Segunda parte, donde su
presencia es más abundante, aparece como Teresa
Cascajo y Teresa Panza. Con todo, no son totalmente incompatibles todas
estas denominaciones, pues la mujer (hija de un tal Cascajo) tomaba comúnmente
el apellido del marido (como advierte el mismo Cervantes), y era frecuente la
imposición en el bautismo de hasta tres nombres de pila, todos ellos muy
corrientes en la época y hoy. Juana,
femenino de Juan, procede del hebreo yohannan,
'Dios es propicio, se ha compadecido'. San Juan Bautista inició su masiva
difusión, que ha dado lugar a multitud de portadores célebres y arquetipos
relacionados con su uso. Mari,
hipocorístico de María, es igualmente hebreo, hoy el nombre femenino más
popular en España, pero por esta misma causa es poco frecuente solo, y es
habitualmente el complemento de otro (¿Mari-Juana?). Procede del hebreo Miryam, para el cual se han propuesto
hasta setenta interpretaciones: por citar un par de las más conocidas, el
hebreo mara, 'contumaz', y el egipcio
mrym, 'amada de Amón', es decir, de
Dios. El nombre aparece transformado en la Vulgata
en la actual María, cuyo uso no se popularizó hasta bien entrada la edad media
por tabúes religiosos análogos a los que rodeaban los nombres de Cristo o Jesús.
Finalmente, Teresa, muy en boga en la época por la popularidad de
santa Teresa de Jesús, carece de un significado claro: es
habitual considerarlo forma femenina del nombre del adivino mitológico griego Tharesios, que según parece, procedería
de thereios, 'animal salvaje', lo que
hace interpretarlo como 'cazador'. Otros lo ven como el gentilicio de Tarasia,
ilustre personaje originario de Tarento.
Pero
Pérez, el Cura. Sigue Cervantes
mostrando la vulgaridad de los personajes paisanos de don Quijote. Pero (Pedro) fue durante muchos siglos
el nombre más frecuente en España (masculinización del latín petra, ‘piedra’, para adaptarlo al
hebreo kefas, ‘piedra’, sobre la cual
Jesús edificó su iglesia. Igual de corriente es su apellido patronímico, Pérez (‘hijo de Pero’).
El Barbero. En un lugar es llamado maese Nicolás, nombre griego, originado en Nikólaos, 'victorioso en el pueblo'. San Nicolás, patrón de marinos
y mercaderes, es veneradísimo en los países nórdicos y orientales, donde su
representación navideña (Santa Klaus,
eufonizado Santa Claus) se ha fundido con el Papá Noel de los católicos. ¿Por
qué este nombre, relativamente exótico? No olvidemos que cinco papas lo habían
llevado, el último Nicolás V (1447-1455), lo que pudo haberlo popularizado.
Sansón Carrasco. El famoso bachiller llevaba un nombre bíblico, el
último de los siete jueces de Israel, héroe nacional en la lucha contra los
filisteos, invencible por su fuerza aunque sometido al fin por la astucia de
una mujer, Dalila. El nombre de Sansón
es, como tantos de la Biblia, simbólico, como prueba su interpretación:
seguramente procede de samen, 'fuerte',
o de saman, 'destruir'. En cuanto a Carrasco, frecuente apellido, alude a
la carrasca, ‘coscoja’, una pequeña encina (Quercus
coccifera). Nótese que los nombres del roble, en iberorromano, se forman
casi todos a partir de la base preindoeuropea kar, ‘piedra’, porque robles y encinas crecen esencialmente en
lugares pedregosos. El nombre y el apellido, ambos evocativos de fuerza y
dureza, los eligió Cervantes con cierta ironía, aclarando que el bachiller era
“no muy grande de cuerpo, aunque muy gran socarrón”.
Diego de Miranda, el Caballero del Verde Gabán. Diego es variante de Jaime (a su vez
derivación del bíblico yah-aqob,
formado con los componentes hebreos 'Dios' y quizá ageb, 'talón', aludiendo el nacimiento del patriarca, que tenía
asido por el calcañar a su hermano gemelo Esaú: Yahaqob, 'el suplantador' o sea el 'sub-plantador', pues andando los
años usurparía a aquél los derechos de primogenitura), por abreviación de
Santiago (Sant-Yago, Tiago, Diego), latinizado Didacus por influencia del griego Didachós, 'instruido'. En el santoral, el nombre se ha
independizado por san Diego de Alcalá. En cuanto a Miranda, es topónimo frecuente, aplicado a lugares con mucha vista
(v. gr., M. de Azán, y M. del Castañar, en Salamanca, M. de Ebro, en Burgos, M.
de Santiago, en Lugo).
Ginés de Pasamonte. El nombre de pila deriva del latín Genesius, y éste del griego genesis, 'origen, nacimiento' (raíz
indoeuropea gen, 'generar', de donde
las voces 'genético', 'generación', etc.). Genesios,
'protector de la familia', aunque se ha señalado el parentesco con el latín genista, 'retama', y también 'enhiesto,
derecho' (visible en los nombres de la forma catalana Genís y de la planta, ginesta). Pasamonte, apellido-mote, es aplicado al vagabundo, que pasa los
caminos y los montes. De todos modos, se ha conjeturado que Cervantes aludía
con este nombre a un personaje real, Jerónimo de Pasamonte, antiguo saldado en
Lepanto y cautivo en Argel. Incluso se ha dicho que es el personaje real que se
esconde tras el seudónimo de Alonso Fernández de Avellaneda, autor del Quijote
espúreo, que, resentido por esa identificación y por hacer público su mote
(Ginesillo de Paropillo), habría dedicado su insultante prólogo a Cervantes.
Cardenio, el Caballero del Bosque, y Luscinda. Se trata el primero de
uno de los nombres en boga en la época, inventados basándose en cultismos
latinos. Procede de cardinus, ‘de
color amoratado’. La amada de Cardenio tiene otro nombre inventado, variante
poética de Lucina o de Lucía, con la adición del sufijo -ind, derivación del germánico -lind,
sufijo feminizador. Lucía deriva del latín Lucius
(y éste de lux, 'luz'), abreviatura
de prima luce natus, 'nacido con la
primera luz'. Lucina es un gentilicio de Lucía (con el sufijo -inus, 'relativo, de la familia de', y
era la diosa romana de los alumbramientos, (Lucina,
'que da la luz'), asimilada a Juno y Diana. Con estos fantasiosos nombres nos
sitúa Cervantes en el mundo de la novela pastoril, propio de los personajes.
El duque y la duquesa. Manifiesta Cervantes que su “título aún no
se sabe”. Ácidamente comentó Miguel de Unamuno que Cervantes se vengó de sus burlas
para con don Quijote condenándolos al anonimato perpetuo.
Roque Guinart. Es uno de los pocos personajes reales que se
relacionan con el Quijote. Se trata de una variación sobre el nombre de Perot
Rocaguinarda (1582-1635), bandolero catalán amnistiado, quizás el único del
mundo con una calle dedicada donde se manifiesta explícitamente su “profesión”
(Perot lo Lladre, en Barcelona). Rocaguinarda, aglutinación de ‘Roca de
Guinarda’ (germánico win-hard, ‘amigo
fuerte’).
Doncellas más o menos afligidas. Citemos en primer lugar a la princesa Micomicona,
nombre adoptado por la discreta Dorotea para sacar al caballero de
Sierra Morena atrayéndole hacia la arriesgada aventura de liberar de un
usurpador a su padre, el rey Trinacrio. La divertida palabra “mico” o
similares abundaban en la onomástica festiva de
la época. Así, en el torneo vallisoletano de Cuaresma de 1544
intervenía la reina Marimona de Salvajina entre otros personajes del acervo
caballeresco. La doncella de la duquesa, Altisidora,
lleva un nombre formado con Isidora (nombre griego de origen egipcio, ‘regalo
de Isis’) y el prefijo ‘alto’. Su amiga Emerencia
deriva del griego emeris, ‘dulce,
agradable’. La infanta Antonomasia,
heredera del reino de Candaya, indica con su nombre la excelsitud suprema (gr. antonomasía). Casildea de Vandalia, la dama del Caballero de los Espejos,
equivale a “Casilda de Andalucía” (llamada en alusión a los vándalos, cf. con Dulcinea).
Personajes caballerescos. La mejor muestra de la fantasía del Manco
de Lepanto se da en la descripción que don Quijote hace a Sancho de las manadas
de corderos, que él toma por ejércitos. Dice el hidalgo a su atónito escudero:
—Aquel caballero que allí ves de las armas
jaldes, que trae en el escudo un león coronado, rendido a los pies de una
doncella, es el valeroso Laurcalco,
señor de la Puente de Plata; el otro de las armas de las flores de oro, que
trae en el escudo tres coronas de plata en campo azul, es el temido Micocolembo, gran duque de Quirocia; el
otro de los miembros giganteos, que está a su derecha mano, es el nunca medroso
Brandabarbarán de Boliche, señor de
las tres Arabias, que viene armado de aquel cuero de serpiente, y tiene por
escudo una puerta que, según es fama, es una de las del templo que derribó
Sansón, cuando con su muerte se vengó de sus enemigos. Pero vuelve los ojos a
estotra parte y verás delante y en la frente destotro ejército al siempre
vencedor y jamás vencido Timonel de
Carcajona, príncipe de la Nueva Vizcaya, que viene armado con las armas
partidas a cuarteles, azules, verdes, blancas y amarillas, y trae en el escudo
un gato de oro en campo leonado, con una letra que dice: Miau,
que es el principio del nombre de su dama, que, según se dice, es la sin par Miaulina, hija del duque Alfeñiquén del Algarbe; el otro, que
carga y oprime los lomos de aquella poderosa alfana, que trae las armas como
nieve blancas y el escudo blanco y sin empresa alguna, es un caballero novel,
de nación francés, llamado Pierres Papín,
señor de las baronías de Utrique; el otro, que bate las ijadas con los herrados
carcaños a aquella pintada y ligera cebra, y trae las armas de los veros
azules, es el poderoso duque de Nerbia, Espartafilardo
del Bosque, que trae por empresa en el escudo una esparraguera, con una
letra en castellano que dice así: Rastrea mi suerte.
En todos ellos se nota la ironía cervantina. Laurcalco es un nombre inventado (lat. laur, sin duda inspirado en laurum, ‘laurel’, y, metafóricamente,
‘victorioso’, por las hojas de laurel con que eran condecorados los vencedores;
germánico shalk, ‘siervo’). Micocolembo, formado por mico, ‘simio’ palabra nueva y chocante en
la época (cf. Micomicona), y por ‘colendo’ (del lat. colendus, ‘venerable’, antiguamente usado como “festivo” (‘día
colendo’). Brandabarbarán no
necesita comentario: junto al venerable brand
(germ. ‘espada’), frecuente en nombres germànicos, aparece Barbaranus, gentilicio de barbarus,
‘extranjero’. Pero el conjunto suena cacofónico y ridículo, reforzado por el
estrafalario reino de Boliche.
Timonel es el más corriente (‘encargado del timón, guía’), y Carcajona es deformación algo
cacofónica de Carcasona. No hablemos de la dama Miaulina, hija de Alfeñiquén,
obviamente derivado de Alfeñique,
del ár. al-finiq, ‘los manjares
delicados’. Pierres Papín fue un
personaje real, de la época, un aristócrata
tristemente célebre, por las palizas que les pegaba a las mujeres. Finalmente, Espartafilardo
es un nombre que, curiosamente, se parece a “estrafalario”; en todo caso parece
inspirado en la ciudad de Esparta, con el sufijo germánico masculinizador hard, ‘fuerte’. El Valdovinos
carolingio es adaptación a un personaje de lo que en prinicipio fue un nombre
de municipio autodescriptivo: 'Valle del vino', por la producción vitivinícola
del lugar.
Otros caballeros. Ahí están Alifanfarón de Trapobana, cuyo
nombre resume el carácter sarraceno que don Quijote le atribuye: alí, nombre árabe, y ‘fanfarrón’,
referido a la entonces legendaria isla de Trapobana, Ceilán. A él se opone el
audaz Pentapolín Garamanta, procedente de alguna Pentápolis (grupo de
cinco ciudades) y del linaje de los Garamanta, citado por Ludovico Ariosto en
su Orlando Inamoratto. Por supuesto
que Trinacrio, el padre de la princesa Micomicona, es una versión
de la isla de Trinacria (Sicilia, ‘la de las tres puntas’, gr. tri-akrós). Mambrino, personaje
caballeresco famoso por su yelmo, originado en la tradición italiana,
posiblemente ‘hombre de la niebla’ (germánico mann, ‘hombre’, italiano brina,
por el latín pruina, ‘niebla’). Cleonardo,
padre de Dorotea, lleva un nombre inventado, según costumbre de la época,
modificación de Leonardo con el prefijo griego kleo, ‘glorioso’, y la terminación germánica hard, ‘fuerte’. Su famoso yelmo “que tan caro le costó a Sacripante”,
se refiere a otro personaje de nombre fabricado, posiblemente por el latín sacer, ‘sagrado’, y el griego pantos, ‘todo). En la retahíla de nombres
que don Quijote exhibe ante las críticas incrédulas del canónigo, destacan,
aparte de Fierabrás, la dueña Quintañona, la mejor escanciadora
de vinos que hubo en la Gran Bretaña, Pierres y la linda Magalona,
etc.
Maritornes. La famosísima moza de la venta que se aporreó con
Sancho recibió un nombre simbólico bien alusivo. Ya hemos hablando antes del
nombre de María, palabra que, por su abundancia, acabó significando simplemente
“mujer”, como vemos en numerosos compuestos: marisabidilla, marimacho,
marizápalos… La maritornes sería la
mujer del torno, aparato que se emplea para cerner harina, y en general, la
mujer que se mueve en ambientes de cocina.
Enanos y gigantes. El primero que aparece en la obra es el famoso Caraculiambro,
cuyo nombre, que ahorra toda averiguación, no puede ser más ridículo. O a Brocabruno
de la Gran Fuerza, en cuyo nombre se encierra el latín brocca, ‘de dientes salidos’, y el germánico brun, ‘negro’. Citemos también el gigante Malambruno, cuyo
nombre refleja su perversidad: ‘malo’ y bruno,
‘negro’, asociado con el Islam. Pandafilando de la Fosca Vista, agresor
de la pobre princesa Micomicona, recibía el apodo “por mirar siempre al revés,
como si fuese bizco, y esto lo hace él de maligno y por poner miedo y espanto a
los que mira”, y que no hace más que repetir el nombre, derivado del latín pandus, ‘torcido, que pandea’ y el
vulgarismo filar, por ‘mirar’.
Otros personajes fantásticos. Ahí está la bruja Urganda la Desconocida, personaje
de algún libro de caballerías, nombre que el ama trabuca, con
involuntaria ironía, a Hurgada.
Los sabios Lirgandeo
y Alquife, palabra inspirada sin
duda en el alquifol o zafre, óxido de cobalto utilizado por los alquimistas. Arcalaus el Encantador, “enemigo mortal
de Amadís de Gaula y de toda su parentela” (nombre griego, archeos-laos, ‘pueblo antiguo’)…
Nombres musulmanes. La historia del Cautivo (en buena parte, autobiografía del propio Cervantes) da
ocasión de que aparezcan diversos nombres musulmanes más o menos corrientes,
como Zoraida (‘graciosa’), la
enamorada del protagonista, Agi Morato (árabes Hajjaj, y Murad, ‘el
deseado’, Arnaúte Mamí (arnaúte,
‘albanés’, per el verbo arnavut)…
Otro personaje importante es Ricote,
antiguo topónimo (Riqut) convertido
en antropónimo.
Álvaro Tarfe. En realidad, el personaje fue creado por Alonso
Fernández de Avellanda en su Quijote apócrifo. Es el caballero granadino que
encierra al hidalgo en el manicomio de Toledo. Cervantes lo retomó para hacer
burla de Avellaneda. En todo caso, el nombre reproduce el del legendario moro
Tarfe, muerto en desafío por Garcilaso de la Vega durante el sitio de la ciudad
por los Reyes Católicos por haber profanado el nombre de María. Álvaro, del
germánico all-wars, ‘totalmente
atento’, o de athal-ward, ‘guardián
noble’. Tarfe, versión cristiana de Tarif,
‘raro, desconocido’.
Topónimos
Barataria. Cervantes, en el capítulo XLV de la Segunda Parte,
aclara el nombre de la famosa ínsula cuyo gobierno tantos sinsabores dio a
Sancho Panza cuando dice: “Diéronle a
Monumento
a Sancho Panza en Alcalá de Ebro
|
entender [a Sancho] que se llamaba la ínsula Barataria, o ya
porque el lugar se llamaba Baratario, o ya por el barato con que se le había
dado el gobierno”. No es inverosímil que
Cervantes hubiera jugado con el significado del céltico barad, ‘engaño’, como resultó el gobierno. La tradición la asigna
al lugar zaragozano de Alcalá de Ebro (literalmente, ‘fortaleza cabe el Ebro’),
donde se levanta, junto al río, un monumento a su esforzado gobernador.
Campo de Criptana. Población situada a 3 km de las ruinas de
Villajos. Es villa antiquísima, llamada antiguamente Quitrana, Critana o Chitrana, posiblemente antecedida por Certima, de la que tomó nombre. Fue
conquistada por Tito Sempronio Graco, y tras el dominio árabe, pasó con los
cristianos a las órdenes militares. La fortaleza perteneció
a la Orden de Santiago y fue demolida en el siglo XV por mandato de los Reyes Católicos.
La población actual, situada cerca de Alcázar de San Juan, nació en los siglos
X u XI, al amparo de dicho fuerte, donde está la ermita de La Paz, llamándose
simplemente El Campo, nombre que
modificó al actual posteriormente por la comarca, al ser refundada en el siglo
XVI por la misma orden de Santiago. Se sabe por los documentos
de la época que en siglo XIV se llegaron a unir los dos núcleos. Fue
llamada "la ciudad de los molinos de viento" (hoy sólo quedan
muestras para uso del turismo), en los que se inspiró Cervantes para describir
la lucha de don Quijote.
El Toboso. La interpretación del nombre de la patria de Dulcinea no
ofrece dificultad: se trata de un derivado de toba, 'piedra caliza, muy porosa y ligera, formada por la cal que
llevan en disolución las aguas de ciertos manantiales'. Hallamos el término en
más lugares de nuestra geografía, como Tobar (Burgos), El Tovar (Jaén), Tobarra
(Albacete) y otros. Algunos autores, sin embargo, prefieren derivarlo de toba, 'cardo borriquero' (antigua tûba, con el mismo origen). Es posible
que Cervantes estuviera allí, e incluso en su cárcel, por cuestiones no bien
aclaradas.
El pueblo de don Quijote. Dice Cervantes al final del libro: “Este
fin tuvo el Ingenioso Hidalgo de la Mancha, cuyo lugar no quiso poner Cide
Hamete puntualmente, por dejar que todas las villas y lugares de la Mancha
contendieran entre sí por ahijársele y tenérsele por suyo, como contendieron
las siete ciudades de Grecia por Homero”. Y en efecto, así ha sucedido.
Según Avellaneda, Argamasilla de Alba era la patria de don Quijote, que Cervantes ocultó en su
obra. En la localidad se halla su casa de Medrano o cárcel en que la tradición
(desmentida) supone que Cervantes estuvo preso y escribió el libro (el
malentendido proviene de que el libro empezó a gestarse en otra cárcel). De
hecho, algunos poemas en el inicio están aparentemente firmados por personas de
allí. Covarrubias supuso que el étimo procede de argillae massa, 'masa de arcilla', con lo que designaría cualquier
tipo de pasta empleada en construcción, y aplicable por tanto a ruinas. Sin
embargo, la voz se aplicaba también con el significado de "azotea",
lo que explicaría su abundancia en la toponimia hispana para designar lugares
con casas provistas de cubiertas planas. La adjetivación Alba, ‘blanca’, alude al color de tantas poblaciones españolas, cuyas
casas estaban blanqueadas con cal.
Pero hay otros candidatos. El más
tradicional es Miguel Esteban
(nombre sin duda de su fundador), localidad muy cercana al Toboso, sin otras
pistas que esta proximidad. Otra es La Puebla
de Almuradiel, que tiene un arroyo cercano (el Gigüela, que en verano
reduce mucho su caudal), citado por Cervantes cuando el paje de la duquesa
lleva una carta a Teresa Panza. En fin, Villanueva
de los Infantes, más alejada, también pretende esta paternidad por el hecho
de que se pasa por esa localidad para ir a Murcia, como afirma el Cura ante la
princesa Micomicona.
Son vanas tales trifulcas: don
Quijote pertenece a toda la Mancha, y cada lugar de ella es su patria.
Terónimos
Rocinante. El propio Cervantes nos aclara el nombre: alude a que su
caballo era “rocín”, definido por el DRAE como “caballo de mala traza, basto y
de poca alzada”. Don Quijote lo transforma en Rocinante, añadiéndole el sufijo
activo –ante, expresivo de vigor y
grandilocuencia (como en Júpiter Tonante), aunque es imposible dejar de
advertir que también puede interpretarse como “rocín antes”.
Clavileño el Alígero. El mismo Cervantes nos aclara el nombre de
este caballo volador de madera, “cuyo nombre conviene con el ser de leño, y con
la clavija que trae en la frente, y con la
ligereza con que camina, y así, en cuanto al nombre, bien puede competir con el
famoso Rocinante”.
Anexo
Censo de personajes del Quijote
Abencerraje
|
Abindarráez
|
Adán
|
Adriano
|
Agi
Morato
|
Agosto
|
Agrajes
|
Agramante
|
Aguilar,
don Pedro de
|
Alá
|
Alagón,
familia
|
Álamos
|
Álamos
|
Alastrajareas
|
Alba,
duque de
|
Alcalá,
Pedro de
|
Alejandro
|
Alencastro,
familia
|
Alfeñiquén
del Algarbe, duque
|
Alida
|
Alifanfarón
de Trapobana
|
Almohades
de Marruecos
|
Alonso,
pedro
|
Alquife
|
Altisidora
|
Altisidorilla
|
Ama
|
Amadís de
Gaula
|
Amadís de
Grecia
|
Amariles
|
Amarilis
|
Ambrosio
|
Amigo
|
Amor
|
Ana
|
Anarda
|
Andandona
|
Andradilla
|
Andrés
|
Ángel
|
Ángel
|
Angélica
|
Angulo el
Malo
|
Aníbal
|
Anselmo
|
Anteo
|
Anteón
|
Antonio
|
Antonomasia,
la infanta
|
Aparicio
|
Apeles
|
Apolo
|
Aquiles
|
Arcaláus
|
Archipiela
|
Argos
|
Aridiana
|
Ariosto,
Ludovico
|
Aristóteles
|
Arnaúte
Mamí
|
Artemisa
|
Arturo,
el rey
|
Artús
|
Astolfo
|
Augusto
César
|
Aurora
|
Austria,
don Juan de
|
Austria,
duque de
|
Avellaneda
|
Ávila,
don Luis de
|
Azán agá
|
Azote,
don
|
Azpetia,
don Sancho de
|
Balvastro
|
Bañares,
conde de
|
Barba,
pedro
|
Barbarroja
|
Barbero
|
Barcino
|
Barrabás
|
Basilio
|
Belerma
|
Belianís
de grecia
|
Belisarda
|
Belona
|
Belorofonte
|
Beltenebros
|
Benalcázar,
conde de
|
Bernardo
del Carpio
|
Bootes
|
Borbón, Carlos de
|
Borgoña,
guy de
|
Boscán
Almogáver, juan
|
Bosque,
escudero del
|
Boyardo,
Mateo
|
Bradabarbarán
de Boliche
|
Bradamante
|
Bucéfalo
|
Buen
Linaje
|
Burguillos,
señor de
|
Burlador
|
Bustamante,
Pedro de
|
Butrón
|
Caballero
de la Ardiente Espada
|
Caballero
de la Blanca Luna
|
Caballero
de la Muerte
|
Caballero
de la Selva
|
Caballero
de la Sierpe
|
Caballero
de la Sierra
|
Caballero
de la Triste Figura
|
Caballero
de las Doncellas
|
Caballero
de los Espejos
|
Caballero
de los Leones
|
Caballero
del Ave Fénix
|
Caballero
del Bosque
|
Caballero
del Febo
|
Caballero
del Grifo
|
Caballero
del Sol
|
Caballero
del Unicornio
|
Caballero
del Verde Gabán
|
Caballeros
de la Tabla Redonda
|
Cachidiablo
|
Cachopines
de Laredo, familia
|
Caco
|
Cadells
|
Calaínos
|
Calipso
|
Camacho
|
Camila
|
Camoes
|
Canónigo
de Toledo
|
Capilla,
señor de
|
Capitán,
Gran
|
Capitán,
señor
|
Caprichoso
|
Caraculiambro
|
Cardenio
|
Carlo v
|
Carlomagno
|
Carlos V
|
Carloto
|
Carón
|
Carrasco,
Bartolomé
|
Carrasco,
el bachiller Sansón
|
Carrasco,
Tomé
|
Carrascón
|
Cascajo
|
Cascajo,
Teresa
|
Casilda
|
Casildea
de Vandalia
|
Cástor
|
Catilina
|
Catón
|
Catón
Zonzorino
|
Cautivo,
capitán
|
Cava
|
Cecial,
Tomé
|
Cerda,
familia
|
Cervantes,
Miguel de
|
Cervellón,
Gabrio
|
Cervino
|
César,
Julio
|
Césares,
los
|
Charní,
señor de
|
China,
emperador de la
|
Cicerón
|
Cid
|
Cide
Hamete Benengeli
|
Cide
Hamete Berenjena
|
Cide
Mahamate Benengeli
|
Cipión
|
Cipiones,
familia
|
Circe
|
Cirongilio
de Tracia, don
|
Claridiana
|
Claudia
Jerónima
|
Clavijo
|
Clavileño
|
Clenardo
|
Clori
|
Colona,
familia
|
Comendador
griego
|
Corchuelo
|
Córdoba,
loco de
|
Corella,
familia
|
Cortés,
Hernán
|
Cristina,
doña
|
Cupido
|
Cura
|
Curambro
|
Curcio
|
Curcio,
familia
|
Curiambro
|
Curiel,
señor de
|
Dádiva
|
Dánae
|
Daraida
|
Darinel
|
Darío
|
David
|
Demonio
|
Demóstenes
|
Diablo
|
Diana
|
Dido
|
Dioscórides,
Pedacio
|
Dirlos,
el conde
|
Discreción
|
Dite
|
Dolorida,
la Dueña
|
Donoso
|
Dorotea
|
Dríadas
|
Dulcinea
del Toboso
|
Duques,
los
|
Durandarte
|
Durindana,
la espada
|
Eclesiástico,
el
|
Eco
|
Egïón
|
Eguemón,
conde de
|
Elena
|
Elisabat,
el maestro
|
Emerencia
|
Emperador
|
Emperante
|
Emperatriz,
la señora
|
Eneas
|
Ercilla,
Alonso de
|
Eróstrato
|
Escotillo
|
Espartafilardo
del Bosque
|
Esplandián
|
Esquife
|
Eugenio,
el cabrero
|
Eurialio
|
Euríalo
|
Eva
|
Falces,
Luis de
|
Fama, la
|
Fama, los
Nueve de la
|
Faraones,
los
|
Fauno
|
Favila,
el rey
|
Febo
|
Felicia
|
Felipe
(alusión a Felipe I, rey de España, hijo de Carlos I
|
Félix,
ana
|
Felixmarte
de Hircania
|
Fénix
|
Fernán
González
|
Fernández
de Córdoba, Gonzalo
|
Fernando,
don
|
Ferrara,
duques de
|
Fierabrás
|
Figueroa,
Cristóbal de
|
Fili
|
Fílida
|
Filipo
iii
|
Filis
|
Flérida
|
Flora
|
Florimorte
de Hircania
|
Floripes,
la infanta
|
Foces,
familia
|
Fonseca,
caballero de
|
Fonseca,
cristóbal de
|
Forte,
simón
|
Fortuna
|
Francenia
|
Francisca
|
Francisco
i
|
Fratín,
el
|
Frestón
|
Fritón
|
Frontino
|
Fúcar
|
Gaiferos
|
Galalón
personaje de la Chanson de Roland; por su traición m
|
Galaor
|
Galatea
|
Galiana
|
Gandalín
|
Gante
|
García de
paredes, Diego
|
Garcilaso
|
Gasabal
|
Gayo
|
Geraya
|
Gibraleón,
marqués de
|
Gigote,
don
|
Gil polo
|
Ginebra,
la reina
|
Godofre
de Bullón
|
Golías
|
Gonela,
pedro
|
González,
señora
|
Gran
turco
|
Gregorio,
don Gaspar
|
Gregorio,
don Pedro
|
Grisóstomo
|
Guadiana
|
Guarino
Mezquino
|
Guevara,
Fernando de
|
Guillermo
el rico
|
Guinart,
Roque
|
Guisopete
|
Gurrea,
familia
|
Gutiérrez,
Juana
|
Gutiérrez,
Mari
|
Guzmán,
familia
|
Guzmán,
Gonzalo de
|
Haldudo,
Juan
|
Hebreo,
León
|
Héctor
|
Heraclio,
el emperador
|
Hércules
|
Hernández
de córdoba, Gonzalo
|
Hernández,
Tenorio
|
Hipócrates
|
Hipogrifo
|
Hipólito
|
Hoces,
Tamón de
|
Homero
|
Horacio
|
Horacio
Cocles
|
Hornos,
conde de
|
Hurgada
|
Interés
|
Iseo
|
Jaramilla,
la reina
|
Jarifa
|
Jasón de
Creta
|
Jauregui,
Juan de
|
Jerónimo,
don
|
Jorge,
micer
|
Juan de
las Indias, preste
|
Juan
Latino
|
Juan, don
|
Judas
|
Julián,
conde
|
Julio
|
Júpiter
|
Juvenal,
Décimo Junio
|
Laguna,
doctor Andrés
|
Laida
|
Lamia
|
Lanzarote
del Lago
|
Latino,
juan
|
Laurcalco
|
Lautrec,
monsiur de
|
Lazarillo
de Tormes
|
Leandra
|
Lela
Marién
|
Lemos,
Pedro Fernández de Castro, conde de
|
León el
Hebreo
|
León, don
Manuel de
|
Leonela
|
Leonora
|
Liberalidad
|
Licurgo
|
Lirgandeo,
el sabio
|
Lisipo
|
Lisuarte
de Grecia
|
Lite
|
Llana,
Diego de
|
Lobo,
Pedro de
|
Lobuna,
condesa
|
Lofraso,
Antonio de
|
López
Maldonado
|
López,
Alonso
|
Lorenzo
Corchuelo
|
Lorenzo,
Aldonza
|
Lot
|
Lotario
|
Lucía
|
Lucifer
|
Lucinda
|
Lucrecia
|
Luis, don
|
Luna
|
Luna, don
Álvaro de
|
Luna,
familia
|
Luscinda
|
Macabeos
|
Machuca
|
Madama
|
Madama
|
Madásima,
la reina
|
Madésima
|
Magallanes
|
Magalona
|
Magimasa
|
Maguncia,
la reina
|
Mahoma
|
Malambruno
|
Mameluco
de Persia, gran
|
Marsilio
de Sansueña, el rey
|
Marte
|
Martínez,
Pedro
|
Martino
|
Matusalén
|
Mauleón,
el poeta
|
Mausoleo
|
Mayordomo
|
Medea
|
Medoro
|
Medusa
|
Melisendra
|
Menalao
|
Mendoza,
familia
|
Meneses,
familia
|
Mentironiana,
la sabia
|
Merlín
|
Merlo,
Juan de
|
Micocolembo
|
Micomicona,
princesa
|
Miculoso
|
Mingo
|
Mingo
Silvato
|
Minguilla
|
Minos
|
Miraguarda
|
Miranda,
don Diego de
|
Miranda,
don Lorenzo de
|
Miulina
|
Molinera,
doña
|
Molinera,
la
|
Molineros,
los
|
Moncada,
familia
|
Mondoñedo,
obispo de
|
Monicongo
|
Montalbán,
don Quirieleisón
|
Montalbán,
Reinaldos de
|
Montalbán,
Tomás de
|
Montemayor,
Jorge de
|
Montesinos
|
Moreno,
don Antonio
|
Morgante
|
Mozo
|
Mozo de
mulas
|
Mucio,
cayo
|
Muerte
|
Muley
Hamet
|
Muley
Hamida
|
Muñatón
|
Musas
|
Muzaraque,
el moro
|
Napeas
|
Narváez,
Rodrigo de
|
Nembrot
|
Nemoroso
|
Neptuno
|
Nerbia,
duque de
|
Nero
|
Nerón
|
Néstor
|
Niarros
|
Nicolao,
el peje
|
Nicolás,
el peje
|
Nicolás,
maese
|
Ninfas
|
Niso
|
Nogales,
Aldonza
|
Noriz,
don Pedro
|
Nueva
Vizcaya, príncipe de la
|
Nuza
familia
|
Ocasión
|
Oidor
|
Olalla
|
Olivante
|
Orbaneja
|
Ordóñez
de Lara, Diego
|
Orelia
|
Orestes
|
Oria,
Juan Andrea de
|
Oria,
Pagán de
|
Oriana
|
Orlando
|
Osiris
|
Otaviano
|
Ovidio
|
Paje, el
|
Palafox,
familia
|
Palas
|
Palinuro
|
Pallas,
familia
|
Palmerín
de Ingalaterra
|
Palomeque,
Juan
|
Pancino
|
Pandafilando
de la Fosca Vista
|
Pandahilado
|
Paniaguado
|
Panza,
familia
|
Panza,
Juana
|
Panza,
Sancho
|
Panza,
Teresa
|
Paralipomenón
de las Tres Estrellas
|
Parapilla,
Ginés de
|
Pares de
Francia, Doce
|
Paris
|
Paropillo,
Ginés
|
Parrasio
|
Pasamonte,
Ginés de
|
Pedro
|
Pedro de
Portugal, el infante don
|
Pedro,
maese
|
Pegaso
|
Penélope
|
Pentapolín
del Arremangado Brazo
|
Pentapolín
Garamanta
|
Pepino
|
Pérez de
Vargas, Diego
|
Pérez de
Vargas, Garci
|
Pérez de
Viedma, Juan
|
Pérez de
Viedma, Ruy
|
Pérez
Mazorca, Pedro
|
Pérez,
Pero
|
Perión de
Gaula
|
Periquillo
|
Peritoa
|
Perlerina,
Clara
|
Perlerino,
Andrés
|
Perogrullo
|
Perrillo
|
Persio
Flaco, Aulo
|
Pierres
|
Pierres
Papín
|
Pierres,
mosén
|
Pílades
|
Pintiquinestra,
la reina
|
Pío
Quinto
|
Píramo
|
Placerdemivida,
la doncella
|
Platir
|
Platón
|
Plutarco
|
Poesía
|
Polifemo
|
Polo,
conde San
|
Polo, Gil
|
Pólux
|
Porcia
|
Posesión
Pacífica
|
Primo, el
|
Ptolomeo
|
Puebla de
Alcocer
|
Puebla de
Alcocer, vizconde de
|
Puertocarrero,
Pedro
|
Quejana
|
Quesada
|
Quijada
|
Quijada,
Gutierre
|
Quijana
|
Quijana,
Antonia
|
Quijano,
Alonso
|
Quijote
de la Mancha, don
|
Quijótiz
|
Quintañona,
la dueña
|
Quiñones,
Guiomar de
|
Quiñones,
Mencía de
|
Quiñones,
Suero de
|
Quirocia,
duque de
|
Quiteria
|
Radamanto
|
Rapador,
señor
|
Rebellas,
familia
|
Rebuzno,
el del
|
Recato,
castillo del buen
|
Recio de
Agüero, Pedro
|
Recio de
Mal Agüero, Pedro
|
Reina
|
Reinaldos
de Montalbán
|
Remestán,
mosën Enrique de
|
Reposada,
la viuda
|
Requesenes,
familia
|
Ricardo,
el duque
|
Ricota
|
Ricota,
Francisca
|
Ricote
|
Roca,
Vicente de la
|
Rocaberti,
familia
|
Rocinante
|
Rodamonte
|
Rodrigo,
rey don
|
Rodríguez
de Grijalba, doña
|
Roldán
|
Rosa,
Vicente de la
|
Roto de
la Mala Figura
|
Rotolando
|
Rucio
|
Rufo
Gutiérrez, Juan
|
Rugero
|
Ruidera,
la dueña
|
Ruiz,
Lope
|
Saavedra,
tal de
|
Sacripante
|
Salazar,
conde de
|
Salmantino
|
Salomón
|
San
Bartolomé
|
San
Basilio
|
San Diego
Matamoros
|
San Jorge
|
San Juan
Bautista
|
San
Martín
|
San Pablo
|
San Pedro
|
San Polo,
conde
|
Sanazaro
|
Sancha,
doña
|
Sancha,
Mari
|
Sanchica
|
Sanchico
|
Sancho
Panza
|
Sandoval
y Rojas, don Bernardo de
|
Sansón
|
Sansonino,
pastor
|
Santa
Apolonia
|
Santa
Cruz, marqués de
|
Santa
Lucía
|
Santiago
|
Santo
Tomás
|
Sarna
|
Sarra
|
Satanás
|
Sátiro
|
Selim
|
Sevilla,
loco de
|
Sila
|
Sileno
|
Silva,
Feliciano de
|
Silvanos
|
Silvia
|
Sinón
|
Sísifo
|
Sobrina
|
Sobrino,
el rey
|
Sol
|
Soldado
|
Solisdán
|
Solón
|
Tabla
Redonda, Caballeros de la
|
Tablante
de Ricamonte
|
Tansilo,
luis
|
Tántalo
|
Tarfe,
don Álvaro
|
Tarquino
|
Teodora
|
Terencio
|
Teresaina
|
Teresona
|
Teseo
|
Tesoro
|
Tibulo,
Albio
|
Ticio
|
Tierra
|
Timates
|
Timbrio
|
Timonel
de Carcajona
|
Tinacrio
el Sabidor
|
Tiñoso
|
Tiopieyo,
Juan
|
Tiquitoc
|
Tirante
el Blanco
|
Tisbe
|
Tocho,
Juan
|
Tocho,
Lope
|
Tolomeo
|
Tolomeos,
los
|
Tolosa,
doña
|
Tolosa,
la
|
Tomasillo
el travieso
|
Tomillas,
conde
|
Tonto,
don
|
Torralba
|
Torralba,
el licenciado
|
Torrellas,
Clauquel
|
Torrellas,
Vicente
|
Tosilos
|
Tostado,
el
|
Trajano
|
Trapisonda,
emperador de
|
Tres
arabias, señor de las
|
Tres
colas, condesa
|
Tres
faldas, condesa
|
Trifaldi,
la condesa
|
Trifaldín,
el de la Barba Blanca
|
Tristán
|
Triste
Figura, Caballero de la
|
Tulio
|
Turco
|
Turpín
|
Úbeda,
Juan de
|
Uchalí
|
Ulises
|
Ulixes
|
Urbina,
Diego de
|
Urganda
la Desconocida
|
Urraca,
la infanta doña
|
Urrea,
familia
|
Ursino,
familia
|
Valdovinos
|
Valentía
|
Valladolid,
Diego de
|
Vargas y
Machuca
|
Velasco,
don Bernardino de
|
Vellido
Dolfos
|
Ventero,
el
|
Venus
|
Verino,
Micael
|
Viedma,
Clara de
|
Villadiego
|
Villalpando
|
Villanova,
familia
|
Vireno
|
Virgilio
|
Viriato
|
Virrey de
Cataluña
|
Virues,
Cristóbal
|
Vivaldo
|
Vivar,
Rodrigo de
|
Wamba, el
rey
|
Xenofonte
|
Zancas,
Sancho
|
Zanoguera,
don Juan
|
Zeuxis
|
Zoilo
|
Zópiro
|
Zoraida
|
Zoroastes
|
Zorruna,
condesa
|
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