Minotauro dans la ville, por Hector Tizón


Cuando los hombres llegaron, hacía muchos años que estaba solo en el lóbrego recoveco del meandro más oscuro de su cueva. El acceso al laberinto había sido descubierto y divulgado en leyendas relatadas por todo el mundo con infinitas variantes; y entonces el Minotauro decidió abandonar su antigua morada en la caverna, porque allí ya ni siquiera anidaba el pasado, y probar suerte afuera.
Los comarcanos, al verlo andar por la pradera, evitaban mirarlo a la cara. Nadie le hablaba.
Durante mucho tiempo deambuló por los caminos, de noche, porque prefería dormir las horas del día entre los pajonales. A veces, los perros, nerviosos o excitados, que sin embargo se mantenían a distancia, alborotaban un poco; los muchachos frecuentemente se burlaban, algunos llegaron a arrojarle piedras, y le preguntaban: ¿Pero qué ere s, hombre o toro? Sólo los niños pequeños se animaban a acercarse a él y lo observaban como a un prójimo, sin escándalo, aunque con curiosidad. Tampoco las muchachas le temían y, al contrario, comenzaron a acercarse a él,
en vísperas de sus bodas, para posar un dedo en sus cuernos, porque se había propagado que eso daba suerte en el matrimonio.
Buscó trabajo sin cesar, pero sin hallarlo. Sólo una vez lo contrataron, en un circo, para desempeñarse como una especie de gladiador; pero allí duró poco y lo echaron porque el público se burlaba de él ruidosamente.
Desde entonces pudo malvivir únicamente de la caridad de los frailes y de algunos hurtos famélicos.
Hasta que una mañana en que se había quedado dormido junto a un matorral de hortensias, exhausto y ya quizás abandonado a su suerte, una anciana, dándole pequeños golpes en la espalda con su bastón, lo despertó. Cuando él comenzó a levantarse con esfuerzo, le dijo:
—No te vayas, espera. ¿De dónde has salido? —Después lo invitó a entrar en la casa y le dio un plato de sopa caliente.
La vieja, que tenía y regenteaba una casa de mala fama, y que ella misma había sido una de las mayores pecadoras de ese país, lo aceptó, al enterarse de que era mudo y eunuco, para que oficiara de menestral. Allí envejeció y el mundo se olvidó de su leyenda.
Una tarde, antes de que llegaran los clientes, la vieja, que se calentaba las manos cubiertas de sabañones a la lumbre de un brasero, le dijo:
—Sabrás que en mi vida he conocido muchos hombres, demasiados, pero juro que nunca había visto uno con cabeza de vaca.
El Minotauro envejecía, aunque no como todos, y andando el tiempo fue ascendido a portero de noche; usaba una chaqueta escarlata con alamares. El prostíbulo pasó a ser conocido con su nombre y todos los ciudadanos terminaron por aceptarlo como uno más e incluso a tenerle cierto afecto. Pero a él, a solas con la propietaria, en las tardes, se le notaban por momentos los ojos humedecidos, como con cierta tristeza; hasta que un día la anciana, cuyos pecados la habían hecho sabia, le advirtió:
— No te apenes, ni quieras ser como los otros. En realidad, Dios hizo al mundo como pudo; no debe pedírsele más.


ACTIVIDADES


1) Enuncie algunas de las características formales de este relato.
2) Por qué el minotauro decide abandonar el laberinto
3) ¿Qué le sucedió al tomar contacto con los comarcanos? (hombres, los niños y las muchachas)
5) ¿Qué trabajos consigue? ¿qué te parecen estos trabajos?
6) En qué se parece y en qué se diferencia al texto de Borges.
7) Analizar sintácticamente la siguiente expresión y explicar su significado:
"lóbrego recoveco del meandro más oscuro de su cueva"
8) Buscar el significado en el diccionario y escribir una o dos oraciones que contengan las siguientes palabras: famélico, menestral, alamares, meandro


8 comentarios:

Anónimo dijo...

Elegí comentar acá por que es algo que ya leímos y me había gustado mucho. Me llama mucha la atención lo que la señora le dice de que dios nos hizo como pudo y que el no debía sentirse menos y es así, somos de una manera y no tenemos que permitir que nadie nos haga dudar de nuestra personalidad y nuestro aspecto fisico, ni tampoco darles el derecho de que nos quieran cambiar, todos somos de una manera, diferente al resto, no tenes que avergonzarnos de nosotros mismos y nadie es menos que nadie, todos tenemos cosas buenas y cosas malas y no tenemos que sentirnos mal por como somos, el era "diferente" al resto pero no de una forma mala, Nadie lo conocía realmente solo lo juzgaban por su aspecto físico. Abigail Rivas.

Anónimo dijo...

Me gusto.

Unknown dijo...

A mí me atrajo el texto del Minotauro ya que al leerlo su historia me parecio muy interesante,porque nos enseña muchas cosas, por ejemplo que una persona diferente siempre es juzgado y maltratado por otras que no conocen su verdadera personalidad y lo juzgan por su apariencia.
Pero en el mundo no todas las personas juzgan o maltratan lo desconocido sino que se acercan a él y le dan oportunidad para que el muestre lo que es realmente como la señora que llevo a su casa al Minotauro mostrando que no debía avergonzarse de su apariencia sino que tenía que mostrar sus cualidades como persona.

Unknown dijo...

Soy Pablo Palavecino :v

Anónimo dijo...

Lo elegí ya que me pareció interesante el libro y me gusto el mensaje que deja de que hay que querernos y aceptarnos tal cual somos sin importar lo que digan los demás.n

Unknown dijo...

Me encanta está historia porque me gustó el mensaje que le dijo la señora al Minotauro, ya que es una gran verdad, porque nadie es mejor que Dios para juzgarnos, nos tenemos que valorar tal como somos y como Dios nos creo, nadie nos tiene que hacer dudar de nuestro pensamientos y como sómos físicamente como ni tampoco darles el derecho de que nos quieran cambiar, por eso debemos aceptar la forma de ser y la actitud de las personas. Porque todos somos de una manera, diferentes a los demás, como todos tienen cosas buenas y malas. Ya que estamos en un mundo donde un cierto porcentaje de personas quieren que seamos un prototipo particular, en donde si no tenemos las características y/o cualidades no estaríamos siendo alguien aceptado en la sociedad

Unknown dijo...

Soy Martínez Joaquín

franco fava dijo...

me gusto mucho el mensaje que le dejo la señora al minotauro.
nadie es quien para juzgarnos, ni por como pensamos, ni por como reaccionamos frente a alguna situación ni nada por el estilo. por eso uno siempre tiene que ser como es y no cambiar para caerle bien al otro o para que no le digan nada.
Todos somos como somos y no le tenemos que dar ninguna explicación a nadie de nada.