Borges Clase 22: Vida de William Morris. Los tres temas dignos de la poesía


El Rey Arturo y el mito del regreso del héroe
Intereses de Morris. Morris y Chaucer
«The Defence of Guenevere»


Hoy hablaremos de un compañero de Rossetti que participó asimismo en la Pre-Raphaelite Brotherhood, en la Hermandad Prerrafaelista. Es el p
oeta William Morris. Sus fechas son 1834 y 1896. Fue muy amigo de Rossetti, de Burne-Jones, de Swinburne, de Hunt y de otros miembros del grupo. Morris fue un hombre esencialmente distinto de Rossetti. Sólo se parecieron en el hecho de que ambos fueron grandes poetas. Pero Rossetti, como ya hemos visto, era un hombre neurótico que llevó una vida trágica, a quien le ocurrieron hechos trágicos. Básteme recordar el suicidio de su mujer, su soledad final, su retiro final, y más verosímilmente su propio suicidio. Dicen además que Rossetti no fue nunca a Italia —insistía en ser inglés— y que oralmente, nunca por escrito, abundaba en el cockney, el slang de Londres. Y sin embargo se sintió encerrado en Inglaterra, aunque en Italia sin duda se hubiera sentido desterrado de Londres, una ciudad que él quería mucho.
En cambio, la vida de Morris es la vida de un hombre casi increíblemente activo, interesado en muchas cosas. Y no a la manera de un hombre como Goethe, por ejemplo, sino interesado prácticamente, activamente y aun comercialmente. Y si William Morris no hubiera ejercido el arte de la poesía, se lo recordaría todavía por sus muchas y enérgicas actividades en otros campos.
El apellido «Morris» es un apellido galense. El hecho parece no ser importante, pero luego veremos que hay algo paradójico en esta circunstancia, ya que William Morris acabó escribiendo en un inglés casi puramente sajón —dentro de lo que era posible hacer en el siglo XIX— e introdujo —o quiso introducir— voces escandinavas en el inglés literario de su tiempo. Morris pertenecía a una familia de lo que llamaríamos hoy la clase media.
Morris nació en las cercanías de Londres, estudió arquitectura y dibujo, y luego se dedicó a la pintura. Pero la mente de Morris era demasiado curiosa para detenerse mucho tiempo en una actividad. Se educó en Oxford, fue uno de los colaboradores del Oxford’s Magazine, donde publicó poemas y cuentos.439 Y según Andrew Lang, el ilustre crítico y helenista escocés, esas primeras producciones, hechas casi al azar de la pluma, escritas casi con indiferencia, como quien se abandona a un placer y no como quien ejecuta una labor escrupulosa, se cuentan entre las más felices suyas. Ya veremos algunas hoy. Aquí he traído un ejemplar de su primer libro, The Defence of GuenevereLa defensa de Ginebra.440 Ginebra es —«Genoveva» sería otra forma del nombre, supongo— la mujer del rey Arturo, y una versión de sus amores con Lancelote es lo que llevó a Paolo y Francesca, según imagina Dante, a cometer su pecado. Es decir, William Morris empieza sus poemas con los temas de lo que se llamó en la Edad Media la «matière de Bretagne». Hay unos versos de un poeta francés cuyo nombre he olvidado que afirman que hay tres temas dignos del poeta,441 y que esos temas son: «la matière de France» —es decir la historia de Rolando, de Carlomagno, de sus pares, la batalla de Roncesvalles442—. Luego «la matière de Bretagne»: la historia del rey Arturo, que combatió contra los sajones a principios del siglo VI y a quien se atribuyeron después muchas de las hazañas de Carlomagno, de suerte que el rey Arturo en la leyenda fue siendo, como Carlomagno casi lo fuera, una suerte de rey universal. Y le atribuyen asimismo la invención de la mesa redonda, una mesa hecha para que no hubiera cabecera, para que no hubiera ninguna primacía entre quienes la rodeaban, y que se adaptaba mágicamente al número de comensales: se achicaba cuando eran seis y podía agrandarse para hospedar cómodamente a sesentaitantos caballeros. Luego, también forman parte de la leyenda de la «matière de Bretagne» las historias relativas al Santo Grial, es decir, a la copa que contenía el vino que tomó Jesús durante la Ultima Cena. Y en esa misma copa —la palabra «grial» está relacionada con la palabra «cráter», que también tiene la forma de una copa—, en esa misma copa José de Arimatea habría recogido la sangre de Cristo. En otras versiones de la leyenda, el Grial no es una copa, es una piedra preciosa sobrenatural que los ángeles traen desde el Cielo. Y los caballeros del rey Arturo se dedican a la busca del Santo Grial. Lancelote pudo haber alcanzado esa copa, pero él no mereció alcanzarla porque él había pecado con la mujer de su rey. Y así es que un hijo suyo, Sir Galahad, el Galeotto443 de los famosos versos de Dante, fue el que llega a poseer la copa. En cuanto al rey Arturo, se le atribuyen doce batallas contra los sajones. Él habría sido vencido en la última. Esto llevó inevitablemente en el siglo XIX a la identificación del rey Arturo con un mito solar: el número doce es el número de los meses. Y en la última batalla él habría sido derrotado, herido y llevado por tres mujeres enlutadas en un esquife negro a la isla mágica de Avalón,444 y durante mucho tiempo se creyó que iba a volver para socorrer a su pueblo. Lo mismo se dijo en Noruega de Olaf,445 a quien se llamó Rex perpetuus Norvegiae. La misma creencia de que iba a volver la encontramos en Portugal. Pero ahí el personaje es el rey Don Sebastián, vencido por los moros en la batalla de Alcazarquivir,446 y que volverá algún día. Y es curioso que esa creencia mística, el sebastianismo, la idea de un rey que volverá, se encuentra asimismo en el Brasil: hubo a fines del siglo pasado un tal Antonio Conselheiro entre los «jagunços», los gauchos del norte del Brasil, que también dijo que volvería Sebastián.447
Todo esto, la «matière de Bretagne», forma un conjunto de leyendas que no fueron ignoradas por Shakespeare y fueron tratadas por William Morris y por su ilustre contemporáneo Tennyson, aquel Tennyson amigo de Browning, de quien no tendremos tiempo de hablar.
Había una tercera materia permitida a los poetas de la Edad Media. El verso dice «de France, de Bretagne et de Romme la grant».448 Pero la materia de Roma no era solamente la historia romana, sino —porque Eneas era troyano— la historia de Troya, la historia de Alejandro Magno. A Alejandro Magno se le atribuye el deseo de conquistar el Paraíso, después de haber conquistado la Tierra. Y en la leyenda Alejandro llega a una alta muralla, y desde la muralla dejan caer un grano de polvo, y entonces Alejandro comprende que ese grano de polvo es él, es la materia a que quedará reducido finalmente —corresponde a los seis pies de tierra que el rey sajón promete al rey noruego en la batalla de Stamford Bridge— y renuncia a la conquista del Paraíso.
Pero volvamos a William Morris. A William Morris le tocó la época victoriana, y lo que se llamó la Revolución Industrial. Es decir, en parte, el hecho de que la artesanía comenzó a desaparecer y a ser reemplazada por los productos de las fábricas. Y esto preocupó a William Morris, la idea de que se perdía la artesanía, es decir lo ejecutado con amor, y se reemplazaba por los productos impersonales y comerciales de las fábricas. Es curioso que al gobierno inglés también le haya preocupado esto. Esto lo vemos en el caso de Lockwood Kipling,449 padre de Kipling y amigo de Burne-Jones y de William Morris, a quien el gobierno británico envió a la India para que defendiera la artesanía hindú contra la inundación de productos comerciales de la misma Inglaterra. Lockwood Kipling fue por lo demás un excelente dibujante.
Morris se interesa, pues, en la artesanía y en los gremios. Pero no tanto en el sentido de que los obreros ganaran más —aunque esto le interesó— sino en el sentido de que a los obreros les interesara personalmente su labor y la tuvieran como una especie de obra de amor. Y así William Morris fue uno de los padres del socialismo en Inglaterra y uno de los primeros miembros de la «Fabian Society», de la Sociedad Fabiana, a la que perteneció Bernard Shaw, que fue discípulo suyo. La sociedad tomó ese nombre de Sociedad Fabiana porque durante las Guerras Púnicas hubo un general al que le dieron el nombre de Fabius Cunctator450 —era un romano—, «Fabio el demorador», pues creía que la mejor manera de vencer a los enemigos de su patria era a la manera de nuestros montoneros cuando guerrearon contra los generales de la independencia, o lo que hacen las guerrillas, o lo que hicieron los «boers» en Sudáfrica. Esto es, no ofrecer batalla, sino cansar a los ejércitos organizados contra los cuales luchaban llevándolos de un lugar a otro: cansándolos, llevándolos a lugares de malos pastos para los caballos, eso que los irlandeses hicieron con Essex.451 Entonces se funda esta sociedad socialista en Londres, porque los miembros de esa sociedad no creían en la revolución, creían que el socialismo debía ir imponiéndose poco a poco, sin actos forzosos.
En parte esto ha ocurrido. Estuve hace unos años en Londres. Tuvieron que hacerme una pequeña operación, y cuando le pregunté al médico cuáles eran sus honorarios, me contestó que tenía que firmar un documento, simplemente, que él era un médico encargado de atender y, en caso necesario, de operar a las personas que lo necesitaran dentro de cierto radio de Londres. Y que él era un empleado del gobierno. De modo que sólo corrieron a cuenta mía los remedios. Un pobre puede hacerse atender por el cirujano del rey.
De modo que tenemos a Morris como socialista, como uno de los padres del socialismo inglés. Además, habló muchas veces en Hyde Park para convencer a las gentes de las ventajas del socialismo. Dicen sus biógrafos que lo hacía con escaso tino, que una vez entró en conversación con un obrero y le dijo: «Yo he sido criado, he nacido como un caballero. Pero ahora, como usted ve, yo converso con personas de todas las clases». Lo cual no podía halagar al interlocutor.
Morris era —lo diré de paso— un hombre robusto, de barba rojiza, y alguien le preguntó si él era el capitán Fulano, el capitán de un barco que se llamaba, poéticamente, «Sirena». Y a él le gustó mucho que lo tomaran por el capitán de un barco. Luego a Morris le interesaron también las artes decorativas, las artes del carpintero, del ebanista, y fundó una firma para la decoración: Morris & Marshall, para la decoración de las casas. Y aún se encuentran en Inglaterra «Morris chairs», sillas de Morris, que fueron diseñadas y acaso ejecutadas por él, porque le interesaba el trabajo manual, le gustaba.452 Siendo un escritor, le interesaba también la tipografía, y fundó la Kelmscott Press.453 Yo tengo en casa algunos volúmenes de la Saga Library, que él fundó, de la Biblioteca de las Sagas, en la que fue publicando su traducción —hecha por él en colaboración con Eírik Magnússon— de las sagas de Islandia,454 que tradujo a un inglés un poco arcaico. Luego él publicó también una edición de Chaucer.455 Chaucer fue uno de sus ídolos. Hay un libro de él que está dedicado a Chaucer. Le dice al libro que si él se encuentra personalmente con Chaucer —habla con su libro como Ovidio lo hizo con alguno de los suyos— lo salude en su nombre y le diga: «Oh, master, who is great of heart and tongue», «Oh, maestro, grande de lengua y de corazón».456 Llegó a sentir una suerte de amistad personal por Chaucer.
De modo que ahí tenemos a Morris como innovador político —el socialismo era una novedad entonces—, como innovador en las artes decorativas —él edificó y dibujó muchas casas, su propia casa también, the red house, la casa roja, edificada en las cercanías de Londres, cerca del Támesis—. Y luego le interesó la tipografía también, y dibujó lo que se llama la «familia de letras». Dibujó letras latinas y letras góticas, que en inglés no se llaman así sino «black letters», «letras negras». Y tuvo, a pesar de ser un hombre esencialmente moderno, una pasión por la Edad Media. Le interesaban los instrumentos medievales de música —esos instrumentos de los cuales Morpurgo,457 creo, tiene una colección en Buenos Aires—, y cuando estaba muriéndose pidió que le tocaran antiguas músicas medievales inglesas en esos instrumentos.
Una de las personas que lo quiso más fue el entonces joven Bernard Shaw, hombre no muy dado a la pasión de la amistad. Cuando William Morris murió, honrado y famoso, en el año 1896, Bernard Shaw publicó un artículo que se ha conservado, en el cual decía lo contrario de todo lo que dijeron los contemporáneos de él: «Inglaterra y el mundo han perdido a un gran hombre», y dijo que un hombre como Morris no podía perderse con nuestra propia muerte, que la muerte corporal de Morris era un accidente, que Morris seguía siendo para él un amigo, un personaje viviente.
Hay un hecho en la vida de Morris que debe destacarse, y es un viaje que él emprendió, creo que hacia 1870 —tengo escasa memoria para las fechas— a Islandia.458 Mejor dicho, una peregrinación a Islandia. Los amigos le propusieron un viaje a Roma, y él dijo que «no hay nada en Roma que yo no pueda ver en Londres, pero yo quiero emprender una peregrinación a Islandia». Porque él creía que la cultura germánica, la cultura, digamos, de Alemania, de los Países Bajos, de Austria, de los países escandinavos, de Inglaterra, de la parte flamenca de Bélgica, había llegado a su culminación en Islandia, y que él, como inglés, tenía el deber de emprender una peregrinación a esa pequeña isla perdida, casi en los confines del círculo ártico, que produjo tan admirable prosa y tan admirable poesía.
Creo que ahora un viaje a Islandia es algo no demasiado heroico, es uno de los países frecuentados por el turismo. Pero entonces no ocurría así, y Morris tuvo que viajar a caballo por las serranías. Morris tomaba el té con el agua que sale de los geisers, de las altas columnas de aguas termales que salen en Islandia. Y Morris visitó, por ejemplo, el lugar en que se había guarecido el prófugo Grettir,459 y todos los lugares celebrados en las sagas históricas de Islandia. Morris tradujo asimismo el Beowulf al inglés,460 y Andrew Lang escribió que la traducción merecía la curiosidad del lector, ya que estaba escrita en un inglés ligeramente más arcaico que el anglosajón del siglo VIII. Y [Morris] escribió un poema, Sigurd the Volsung,461 en el que toma el argumento de la Völsungasaga,462 el argumento que Wagner tomaría para sus dramas musicales, para El anillo de los Nibelungos.463
Rossetti, a quien no le interesaban absolutamente lo germánico ni lo escandinavo, dijo que él no podía interesarse en la historia de un hombre hermano de un dragón, y rehusó leer el libro. Y esto no impidió que Morris siguiera siendo amigo suyo, aunque Morris era a veces un hombre de temperamento violento. He dicho que Morris empezó dedicándose a la poesía como un pasatiempo, y publicó cuentos, y después largas novelas escritas en una prosa ociosa, novelas cuyos títulos ya son poemas: The Wood at the World’s End, El bosque en el fin del mundo,464 Story of the Glittering Plain, La historia de la llanura resplandeciente, etc. Y además de esos libros puramente fantásticos, que ocurren en una vaga época prehistórica y desde luego germánica, escribió dos novelas para convertir a la gente al socialismo. Una, John Ball’s Dream,465 El sueño de John Ball. John Ball fue uno de los compañeros de Tyler, uno de los que en el siglo XIV capitanearon una rebelión de los siervos, de los campesinos de Inglaterra, y llegaron a quemar palacios y residencias episcopales.466 De modo que el sueño de John Ball es el sueño de la Inglaterra que este rebelde obligado del siglo XIV hubiera podido soñar. El otro libro se titula News from Nowhere,467Noticias de Nowhere. «Nowhere» es la traducción sajona de «utopía», y significa lo mismo, que no está en ninguna parte. Noticias de ninguna parte, en las cuales escribe el mundo feliz que producirá —según él creía entonces— un régimen socialista universal. Y luego él publicó folletos a favor de la reforma de la arquitectura, de la mueblería. Él ejecutó además de sus óleos, que se han conservado, grabados en madera, dibujos; edificó y amuebló muchas casas. Tenía una suerte de actividad sobrehumana.468 Y comercialmente le fue bien porque era un buen hombre de negocios también. Es decir, lo contrario de Rossetti, el que estaba como perdido en el infierno de Londres, como dijo Chesterton.
Los primeros poemas los publicó Morris en el Oxford and Cambridge Magazine, una revista escrita por estudiantes y para estudiantes. Y uno de sus compañeros oyó esos poemas y le dijo: «Topsy —porque así lo llamaban sus amigos, no sé por qué—,469 «you are a great poet», «eres un gran poeta». Y él dijo: «Bueno, si lo que yo escribo es poesía, esto no me cuesta nada, no tengo más que pensarlo y dejar que los poemas se escriban». Y durante toda su vida él guardó esa maravillosa facilidad. Se habla de un día en el que compuso —voy a verificar la fecha— cuatrocientos o quinientos versos pareados.
Cuando escribió El Paraíso Terrenal, The Earthly Paradise, quizás su obra más importante,470 y la epopeya Sigurd el Volsungo, escribía centenares de versos todos los días. De noche reunía a su familia, los leía, aceptaba las correcciones, las modificaciones que éstos le sugerían, y al día siguiente retomaba la labor, y mientras tanto estaba entregado también a tejer tapicería. Dijo que un hombre incapaz de tejer con una mano y de escribir una epopeya con la otra no podía entregarse ni a la tapicería ni a la poesía. Y según parece, no se trata de una mera jactancia, sino de un hecho verdadero.
Vamos a ver ahora un episodio que primero referiré, sin duda reformándolo al referirlo, de su primer libro.471 De este episodio dijo Andrew Lang que tenía una bizarrerie, palabra francesa difícilmente traducible que era nueva en la lengua inglesa. Esto nos recuerda la generosa carta que Víctor Hugo escribió a Baudelaire cuando éste publicó Les Fleurs du Mal:472 «Usted ha dado un nuevo merecimiento al cielo del arte». Y algo parecido dijo Andrew Lang de los primeros poemas de Morris.
Morris supone, imagina, en este poema, a un caballero medieval. Este caballero está muriendo, ha cerrado los ojos para morir, está muriendo en su amplia cama, y al pie de la cama hay una ventana. Y por esa ventana él ve su río y los bosques, sus bosques. Y de pronto él sabe que debe abrir los ojos, y entonces los abre y ve «a great God’s angel», un gran ángel de Dios. Y ese ángel, ese gran hálito, ese fuerte ángel, está contra la luz. Y la luz lo ilumina y hace que sus palabras parezcan órdenes de Dios. El ángel tiene en la mano dos telas, cada una de ellas sostenida por una vara. Y una de las telas, la de color más vivo, es roja, escarlata. Y la otra, un poco menos viva, es larga y azul. El ángel le dice al moribundo que debe elegir una de las dos. El poeta nos dice que «no man could tell the better of the two», nadie pudo haber dicho cuál era la mejor de las dos. Y el ángel le dice que su destino inmortal depende de esta elección, él no puede equivocarse. Y si él elige «the wrong colour», se irá al Infierno, y si él elige correctamente, al Cielo. Y el hombre está media hora. Sabe que su suerte depende de ese capricho, de ese acto al parecer caprichoso, y al cabo de estar temblando media hora dice: «Que Dios me ayude, el azul es el color del Cielo». Y el ángel le dice «El rojo», y el hombre sabe que se ha condenado para siempre. Y entonces él les dice a todos los hombres, a los muertos y a los vivos —porque él está solo con el ángel—: «Ah, Christ! if only I had known, known, known», «¡Cristo! Si yo lo hubiera sabido, sabido, sabido». Y se entiende que muere y su alma va al Infierno. Es decir que pierde su alma, como el género humano se pierde porque Adán y Eva comieron una fruta perdida en el misterioso Jardín.
Y ahora que yo he referido [el argumento] —y esto lo hago, no porque crea que lo hago mejor que el texto, sino para que ustedes puedan seguirlo bien—, ahora yo le pediría a alguna de ustedes que leyera este pasaje del poema. La vez pasada conté con una excelente lectora, espero que esté aquí, o que alguna otra quiera tomar su lugar. Y en cuanto a la lectura, sólo le pido que sea lenta, expresiva, para que ustedes puedan ir siguiendo las palabras y oyendo la música, que es tan importante en el verso.
A ver, yo me he animado a hablar todo este tiempo. ¿Cuál de ustedes se anima?

(Pasa una alumna)

Asistiremos a la agonía de un caballero medieval.

(Lee la alumna)
But, knowing now that they would have her speak,
She threw her wet hair backward from her brow,

Her hand close to her mouth touching her cheek,
As though she had had there a shamefal blow,
And feeling it shameful to feel ought but shame
All through her heart, yet felt her cheeks burned so,

She must a little touch it; like one lame
She walked away from Gauwaine, with her head
Still lifted up; and on her cheek of flame

The tears dried quick; she stopped at last and said:
«O knights and lords, it seems but little skill
To talk of well-known things past now and dead.473

«God wot I ought to say, I have done ill,
And pray you all forgiveness heartily!
Because you must be right such great lords —still

«Listen, suppose your time were come to die,
And you were quite alone and very weak;
Yea, laid a dying while very mightily

The wind was ruffing up the narrow streak
Of river through your broad lands running well:
Suppose a hush should come, then some one speak:

«One of those cloths is heaven, and one is hell,
Now choose one cloth for ever, which they be,
I will not tell you, you must somehow tell.»474
O sea,
Oye, supón que ha llegado la hora de tu muerte,
y tú estuvieras muy solo y muy débil;
y estarías muriendo mientras

el viento está agitando la alameda, está agitando
la corriente del río que atraviesa bien tus amplias tierras;
imagínate que hubiera un silencio,

—«Hush» es una palabra difícil de traducir—

y que entonces alguien hablaría:

Es decir, yo me equivoqué: el ángel habla antes de ser visto por el moribundo.

Una de las telas es el Cielo, y la otra el Infierno,
elige para siempre un color, cualquiera de los dos,
yo no te lo diré, tú de algún modo tienes que decirlo.

(Sigue leyendo la alumna)
«Of your own strength and mightiness, here, see
Yea, yea, my lord, and you to open your eyes,
At foot of your familiar bed to see

«A great God’s angel standing, with such dyes,
Not known on earth, on his great wings, and hands,
Held out two ways, light from the inner skies

«Showing him well, and making his commands
Seem to be God’s commands, moreover, too,
Holding within his hands the cloths on wands;

«And one of these strange choosing cloths was blue,
Wavy and long, and one cut short and red;
No man could tell the better of the two.

«After a shivering half hour you said,
"God help! Heaven’s colour, the blue;" and he said, "hell."
Perhaps you then would roll upon your bed,475

«And cry to all good men that loved you well,
"Ah Christ! If only I had known, known, known;"
Lancelot went away, then I could tell,

«Like wisest man how all things would be, moan,
And roll and hurt myself, and long to die,
And yet fear much to die for what we sown?476

Es decir:477
«Tú tienes que decirlo sabiéndolo por tu propia fuerza y por tu propio poderío,
Sí, sí, mi señor —Morris usa palabras anticuadas— que tú abrieras los ojos
y al pie de tu cama familiar verías
un gran ángel de Dios de pie, y con tales matices
desconocidos en la Tierra en sus grandes alas y manos»

Es un ángel muy real, muy fuerte.
«Y los brazos extendidos, y la luz desde los cielos ulteriores mostrándolo bien.»
El ángel no es un ángel nebuloso, es un ángel muy vívido.
«Y eso hacía que sus órdenes parecieran de Dios
Y teniendo en sus manos las telas sobre varas
Y una de esas extrañas telas para elegir era azul,
ondeada y larga y la otra breve y roja»
Él hace que el color más vívido corresponda a la tela más corta, un equilibrio.
«Nadie podía decir cuál era la mejor de las dos»
Luego de una media hora, más que temblorosa, trémula, dice:
«Dios me salve, el color del cielo es el azul.» Y el ángel dice: «Infierno».
Entonces tú te revolverías sobre tu lecho,

Y dirías, invitarías a todos los hombres buenos que te quieren:
«Ah, Christ! If only I had known, known, known.»
Las sílabas finales se acentúan un poco, como en Rossetti.

En la próxima clase veremos los libros más importantes de Morris, El Paraíso Terrenal y otros.


Viernes 9 de diciembre de 1966


Notas

439 En 1856. El nombre completo de esta revista estudiantil es Oxford and Cambridge Magazine.
440 Publicado en 1858.
441 Se trata de Jean Bodel, poeta épico, dramaturgo y autor de fabliaux francés (c. 1167-1210). La obra que Borges recuerda y más adelante cita es la Chanson des Saisnes, escrita por Bodel alrededor del año 1200.
442 Derrota de Carlomagno a manos de los vascos, ocurrida el 15 de agosto del año 778 en Roncesvalles, paso de los Pirineos occidentales, entre Francia y la provincia española de Navarra. Ha sido muy idealizada por los poetas como un ejemplo de glorioso martirio militar.
443 Dependiendo de la fuente de la que se recoja la leyenda, el nombre puede aparecer también como Galaor o Galehaut.
444 Avalón es un país mitológico regido por Morgana, la hermana del rey Arturo. Según la leyenda, Arturo fue trasladado allí tras su última batalla. La existencia histórica de Arturo, pese a los múltiples esfuerzos de varios investigadores en ese sentido, aún no ha podido ser fehacientemente probada.
445 Se refiere a Olaf II Haraldsson (995-1030), rey de Noruega desde el año 1016 hasta su muerte, llamado luego San Olaf. Dedicó su reinado a la unificación de Noruega y a la conversión de su pueblo al cristianismo. Su muerte en la batalla de Stiklestad, en el año 1030, lo convirtió en santo y rey eterno de Noruega y contribuyó a solidificar tanto a la monarquía como a las instituciones de la Iglesia en ese país.
446 La batalla ocurrió en las inmediaciones de la ciudad de Alcazarquivir, en Marruecos, en agosto del año 1578. Allí el rey de Portugal, Don Sebastián (1554- 1578), a pesar de la oposición de la gente de su reino, acudió en ayuda de Mohamed el Negro, destronado rey de Marruecos. Pese a contar con un ejército de 13.000 portugueses, 1.000 españoles, 3.000 alemanes y 600 italianos, no consiguió vencer a las fuerzas de Abd-el Melek, «El Moluco», quien comandaba a los insurrectos. Por una serie de calamidades, sólo sesenta soldados de Don Sebastián pudieron escapar a la muerte o la captura. Sebastián mismo murió a causa de las heridas de la batalla, aunque se corrió la leyenda sobre su misteriosa desaparición, asegurándose que podría volver en cualquier momento a salvar a su patria.
447 Antonio Conselheiro (1830-1897) era un campesino del nordeste de Brasil que lideró un grupo de unas doscientas personas en lo que fue un vano intento de rebelarse contra el gobierno de ese país. Aparentemente Conselheiro se creía de origen divino y se proponía restaurar la monarquía en el Brasil. Para ello enfrentó duramente a las fuerzas del ejército, entre las que se contaba el poeta Euclides da Cunha (1866-1909). Euclides se manifestó en principio contrario a los revolucionarios, pero pronto comprendió que su rebelión tenía por causa la miseria y se compadeció de su suerte. Reflejó sus experiencias en su obra Los Sertones. Aunque no fácilmente, el ejército logró doblegar a los campesinos de Conselheiro en la batalla de Canudos. Conselheiro, junto con sus compañeros que sobrevivieron a la batalla, fue degollado por las fuerzas del gobierno y sus cabezas fueron exhibidas colgadas de postes.
448 Séptimo verso de la Chanson des Saisnes de Jean Bodel. A continuación se citan las primeras líneas del poema: «Qui d’ oyr et d’entendre a loisir ne talent / Face país, si escout bonne chancon vaillant / Dont li livre d'estoire sont tesmoing et garant! / Jamais vilains jougleres de cesti ne se vant, / Car il n’en saroit dire ne les vers ne le chant. / N’en sont que trois materes a nul home vivant: / De France et de Bretaigne et de Romme la grant; / Ne de ces trois materes n’i a nule samblant. / Le conte de Bretaigne si sont vain et plaisant, / Et cil de Romme sage et de sens aprendant, / Cil de France sont voir chascun jour aparant. / Et de ces trois materes tieng la plus voir disant: / La coronne de France doir estre si avant / Que tout autre roi doivent estre a li apendant / De la loi crestienne, qui en Dieu sont creant.»
449 John Lockwood Kipling (1837-1911). Escribió un libro titulado Beast and Man in India.
450 Quintus Fabius Maximus, llamado «Cunctator», «El demorador». General y estadista romano, fallecido en el año 203 a.C. Enfrentó a Aníbal durante la Segunda Guerra Púnica (218-201 a.C.). Su estrategia consistía en mantener al enemigo ocupado mientras evitaba sostener grandes confrontaciones. Hoy en día, se llama «estrategia fabiana» a aquella que procede de manera gradual y cautelosa para llegar a sus fines.
451 Borges se refiere a las tácticas utilizadas por Hugh O’Neill (1550-1615), quien entre 1595 y 1603 lideró una revuelta contra el control inglés de Irlanda. En su Story of the Irish Race, Seumas MacManus escribe: «[La reina] Elizabeth, ya mayor, decidió enviar a Essex, a su favorito, a reconquistar Irlanda. Essex arribó con el ejército más grande que jamás fuera enviado a ese país. Pero O’Neill fue más listo que Essex en cada oportunidad: derrotó a sus tropas, lo redujo a impotencia. O’Neill y Essex mantuvieron entonces una entrevista en las márgenes del Lagan. O’Neill percibió sus ambiciones; adivinó sus pensamientos; dio prácticamente vuelta la mente de su enemigo. Dictó sus términos; Essex los aceptó hasta donde pudo sin contar él mismo con autoridad real. Cuando la reina Elizabeth se enteró de ello, retiró enfurecida a Essex, que fue luego ejecutado». (Cap. XLV, «The Nine Years War». Traducción de M.H.)
452 Morris fundó su primera empresa de decoración, Morris & Company, decorators, en 1859. Dos años después amplió el proyecto con la creación de Morris, Marshall, Faulkner & Co., que en 1875 se convirtió en Morris & Co.
453 La Kelmscott Press fue fundada a fines de 1890. El primer libro que Morris editó en su editorial fue su propia obra Story of the Glittering Plain, publicada en 1891.
454 Esta colección fue publicada en Londres por Bernard Quaritch entre 1891 y 1905. Comprende los siguientes volúmenes: Vol. 1: The Story of Howard the Halt, The Story of the Banded Men, The Story of Hen Thorir; Vol. 2: The Story of the Ere-dwellers (Eyrbyggja saga), with The Story of the Heath-Slayings (Heidarviga saga), as appendix; Vols. 3 a 6: The Stories of the Kings of Norway called the Round world (Heimskringla), by Snorri Sturluson.
455 Borges se refiere al libro titulado The Works of Geoffrey Chaucer, diseñado por Morris e ilustrado por Burne-Jones, que fue publicado en 1896. Este libro, considerado una verdadera obra maestra por la exquisitez y armonía de su diseño, tipografía e ilustraciones, representa la culminación del trabajo de Morris al frente de la Kelmscott Press
456 Los versos que Borges recuerda pertenecen al epílogo de The Earthly Paradise, en el que Morris se despide de su libro diciendo: «Here are we for the last time face to face / Thou and I, Book», Morris avisa a su libro que es posible que en sus viajes se encuentre con Chaucer: «Well, think of him, I bid thee, on the road / And if it hap that midst of thy defeat / Fainting beneath thy follies’ heavy load, / My Master, Geoffrey Chaucer, thou do meet, / Then shalt thou win a space of rest full sweet / Then be thou bold, and speak the words I say, /The idle singer of an empty day!» Véase la nota 493[*].
457 Adolfo Morpurgo (1889-1972), músico argentino naturalizado, nacido en Trieste, Italia. Fue violoncelista y director de orquesta. Estudió cello en Budapest con David Popper y luego hizo giras por Italia, Austria y Francia. Se instaló en Argentina en 1913, donde tocó con muchas orquestas y grupos de cámara y dirigió además opera y ballet. Compartió el escenario con Mascagni, Respighi, Wanda Landowska, Honegger y Villa-Lobos, entre otros. Organizó también ejecuciones de óperas y cantatas antiguas. Fue profesor del Conservatorio Nacional de Música, el Conservatorio Municipal de Buenos Aires y la Universidad de La Plata. En 1937 fundó la Agrupación Argentina de Instrumentos Antiguos, que condujo como intérprete de viola da gamba y de viola del perdón. (Este instrumento fue fabricado en París a fines del siglo XVI y, según la leyenda, su creador fue un condenado a muerte a quien se le perdonó su pena por haberlo inventado. Tiene 26 cuerdas: 7 reales y 19 que vibran por simpatía, produciendo un peculiar efecto sonoro.) Morpurgo poseía una excepcional colección de más de 2.000 instrumentos antiguos, que compró en sus viajes, le fueron regalados por distintas embajadas u obtuvo en curiosas situaciones. Un ejemplo es un antiquísimo oboe que Morpurgo encontró en un negocio de antigüedades de Buenos Aires, catalogado como «candelabro». Morpurgo aparece citado en el Grove’s Dictionary of Musicand Musicians, editado por Eric Blom.
458 Morris emprendió el viaje en 1871.
459 Grettir es el personaje central de la Grettir’s saga o Saga de Grettir el fuerte. Esta saga, de autor anónimo, ha sido fechada alrededor del año 1300 y es la más tardía de las llamadas sagas de islandeses. Grettir fue un personaje histórico; la saga que lleva su nombre combina como muchas otras hechos reales con la ficción. Borges transcribe algunos párrafos de esta saga y la comenta en Literaturas germánicas medievales, OCC págs. 934 y 938.
460 La traducción de Morris del poema de Beowulf fue publicada por primera vez en 1895.
461 Story of Sigurd the Volsung and the Fall of the Niblungs (1876).
462 Borges analiza la Völsunga Saga en Literaturas germánicas medievales, OCC págs. 966-970.
464 Este título recuerda tanto a The Wood Beyond the World (1894) como a The Well at the World’s End (1896).
465 El título original es A Dream of John Ball. Fue publicado en The Commonwealth entre noviembre de 1886 y enero de 1887 y por primera vez en forma de libro en abril de 1888.
466 John Ball fue un sacerdote inglés que ya desde joven predicó contra los nobles, prelados y el Papa, argumentando que los hombres son todos iguales. En 1381 se unió a la revuelta de Kent, en la que un grupo de siervos y agricultores capitaneados por Wat Tyler se rebeló en forma violenta contra las instituciones. Ball pronunciaba sermones y alentaba a los rebeldes, utilizando una conocida frase popular: «When Adam delved and Eve span, / Who was then the Gentleman?» («Cuando Adán araba y Eva hilaba, ¿quién era entonces el noble?»). Tras la muerte de Tyler, Ball se puso al frente de la rebelión, que fue finalmente sofocada. Vencido, Ball debió someterse a Ricardo II. Fue condenado a muerte y en ese mismo año de 1381 fue ahorcado y descuartizado en Saint Albans.
467 Publicado en 1890.
468 Poco antes de morir Morris en 1896, a la edad de 62 años, uno de sus médicos hizo el siguiente diagnóstico: afirmó que la aflicción que padecía el escritor era «simplemente el hecho de ser William Morris y haber hecho en vida el trabajo de diez hombres».
469 Los amigos cercanos de Morris lo llamaban así porque sus cabellos desordenados les recordaban a los del personaje «Topsy» de la obra La cabaña del Tío Tom, de Harriet Beechter Stowe.
470 En 1868 o 1869.
471 A continuación y hasta el final de la clase, Borges se referirá al largo poema «The Defence of Guenevere», el primero del libro del mismo título, publicado en 1858. Como en las clases anteriores, las lecturas de poemas en inglés, suprimidas de la transcripción original, han sido repuestas para dar contexto a los comentarios de Borges y reconstruir el clima general de la clase.
472 En 1857.
473 Primeras cuatro estrofas del poema. «Pero, sabiendo que querrían escucharla, / Echó hacia atrás sus húmedos cabellos, // La mano en su boca, rozando apenas su mejilla, / Como si hubiera recibido allí un golpe vergonzoso, / Avergonzada de no sentir otra cosa que no fuera vergüenza / En su corazón, y sin embargo, sintiendo que sus mejillas ardían tanto, // Que debía tocarlas; y como un rengo / Se alejó de Gawain, con su cabeza / Aún erguida; y en sus mejillas ardientes // Las lágrimas se secaron pronto; finalmente se detuvo y dijo: / “Oh caballeros y señores, parece tal vez tonto / Hablar de cosas conocidas hoy pasadas y muertas.”»
474 Estrofas cinco a ocho. «¡Dios, qué puedo decir, he actuado mal, / Y ruego a todos el perdón de corazón! / Ya que vosotros debéis tener razón, tan grandes señores —pero // Oíd, suponed que ha llegado la hora de vuestra muerte, / Y estuviérais muy solos y muy débiles; / Y estaríais muriendo mientras // El viento está agitando la alameda, está agitando / La corriente del río que atraviesa bien vuestras amplias tierras: / Imaginad que hubiera un silencio, y que entonces alguien hablaría: // “Una de las telas es el cielo, y la otra el infierno, / Elige para siempre un color, cualquiera de los dos, / Yo no te lo diré, tú de algún modo tienes que decirlo.”» A continuación Borges traduce, comenzando su comentario por la sexta estrofa, donde se inicia la trama narrada anteriormente.
475 Estrofas nueve a trece del poema. “¡Tú debes darte cuenta por tu propia fuerza y por tu propio poderío!» / Sí, sí, mi señor, y al abrir los ojos, / Al pie de tu cama familiar verías // Un gran ángel de Dios de pie, y con tales matices, / Desconocidos en la tierra, en sus grandes alas, y manos, / Extendidos en dos direcciones, y la luz de los cielos ulteriores // Mostrándolo bien, y haciendo que sus órdenes / Parezcan además las órdenes de Dios, / Sosteniendo con las manos las telas en dos varas; //Y una de esas extrañas telas era azul, / Larga y ondulada, y la otra breve y roja; / Ningún hombre podría decir cuál era la mejor de las dos. // Luego de una media hora trémula dirías / “¡Dios me salve! el color del cielo es el azul”. Y el ángel dice: “Infierno”. / Entonces tú te revolverías tal vez sobre tu lecho».
476 Estrofas catorce y quince. «Y dirías a todos los hombres buenos que te quisieron: / «¡Ah Cristo! Si sólo hubiera sabido, sabido, sabido; / Lancelot se alejó, entonces pude entender, // Como los más sabios de los hombres, cómo serían las cosas, y lamentar, / Y revolcarme y lastimarme, y desear la muerte, / Y temerle al mismo tiempo, por lo que habíamos sembrado.»
477 En la siguiente sección Borges paralelamente traduce y comenta. Por momentos, su traducción es en realidad más conceptual que literal. Borges recita además el último verso en inglés.

[* Viene de nota 456] 493 «O Master, O thou great of heart and tongue, / Thou well mayst ask me why I wander here, / In raiment rent of stories oft besung! /But of thy gentleness draw thou anear, / And then the heart of one who held thee dear / Mayst thou behold! So near as that I lay /Unto the singer of an empty day»


En Borges profesor 
Curso de literatura inglesa en la Universidad de Buenos Aires
Edición, investigación y notas: Martín Arias & Martín Hadis
Buenos Aires © María Kodama, 2000

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