16 de septiembre
PLEGARIA POR UN SACERDOTE
Una noche balbuceé una plegaria por un sacerdote que tiene miedo de morir y tiene vergüenza de tener miedo. Le dije un poco a Dios, con algún pudor: alivia el alma del Padre X…, haz que sienta Tu mano en la suya, haz que sienta que la muerte no existe porque en verdad ya estamos en la eternidad, haz que sienta que amar es no morir, que la entrega de sí mismo no significa la muerte, haz que sienta una alegría modesta y diaria, haz que no Te indague demasiado, porque la respuesta sería tan misteriosa como la pregunta, haz que se acuerde de que tampoco hay explicación de por qué un hijo quiere el beso de su madre y aun así lo quiere y aun así el beso es perfecto; haz que reciba el mundo sin miedo, pues fuimos creados para este mundo incomprensible y nosotros mismos también somos incomprensibles, entonces hay una conexión entre este misterio del mundo y el nuestro, pero esta conexión no es clara para nosotros cuando queremos entenderla; bendícelo para que viva con alegría el pan que come, el sueño que duerme, haz que tenga caridad por sí mismo, pues si no, no podrá sentir que Dios lo amó, haz que pierda el pudor de desear que en la hora de su muerte tenga una mano humana para apretar la suya, amén. (Padre X… me había pedido que yo rezara por él).
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