Viaje terrible, una travesía del cuento a la nouvelle de aventuras, Facundo Reyna Muniain



La aventura, en síntesis, es la conexión
profesional  con  lo  emocional;  realidad
maravillosa desconocida hasta hoy por
los fabricantes de sueños de aventuras.
Roberto Arlt, La aventura sin novela y la novela sin aventura

La distinción entre cuento, novela corta y novela es una cuestión
que ha sido largamente discutida por la crítica en la que no exis-
te un criterio final y unánime. Pero como ya señalaron Scholz
(2012) y Benedetti (1995), aunque la extensión del relato es un
rasgo observado a la hora de determinar estos géneros, esta re-
sulta ser más una consecuencia visible de las condiciones técni-
cas de cada una de las formas que la razón esencial que los dis-
tinguen entre sí. La presente comunicación trata la cuestión de
los límites entre el cuento y la novela corta en la obra de Roberto
Arlt. Proponemos abordar el caso de Viaje terrible, novela corta
publicada en 1941 que como ya indicaron Martínez (2004), Mirta
Arlt y Omar Borré (1984) sería el resultado de un proceso de fu-
sión  y  reescritura  de  dos  cuentos  publicados  anteriormente:
“£S.O.S.! Longitud 145Ž30´, latitud 29Ž 15´” (1937) y “Prohibi-
do ser adivino en este barco” (1939). Nuestro objetivo será en-
tonces revisar en detalle las operaciones y mecanismos que arti-
cula el autor para, a partir de temas y elementos presentes en
los relatos breves, construir un relato más extenso, pero también
más complejo y desarrollado.
Una cuestión de gran importancia, como ya observó Borre
(1994) en la obra arltiana, es el proceso de creación basado en
la reescritura, reformulación y reciclado de temas, historias y
personajes en diferentes soportes, publicaciones y textos. Arlt
era un escritor de aguafuertes diarias, que siempre está apre-
miado por la falta de tiempo y tranquilidad económica, y esto
determina en gran medida su producción literaria. Como ya ob-
servaron Martínez (2004) y Arlt y Borré (1984), la serie tratada
en el presente trabajo son tres relatos publicados en los últimos
años de vida del autor de Los Siete Locos. Los tres tienen ele-
mentos comunes que llevan a Borré a inscribirlo en la poética de
la re-escritura arltiana y a los editores de sus Cuentos completos
(2004)  a  entender  Viaje  terrible  como  una  reelaboración  de
“£S.O.S.! Longitud 145º 30´, latitud 29º 15´”. Pero como bien
observa Martínez, se trata más bien de un complejo proceso de
fusión y reescritura en el que las tramas y piezas de cada uno de
los dos cuentos se funden en un nuevo relato más que una mis-
ma historia con tres versiones.
También resulta destacable que Arlt, en sus últimos años, co-
incide con una coyuntura marcada por la polémica sobre la vigencia de las formas y géneros narrativos que se daba a nivel
mundial, pero que en Argentina presentó un debate arduo en el
que autores como Borges y Bioy Casares coincidieron con Arlt en
su oposición a la novela psicológica como género central de la
narrativa (Juárez, “Arlt” 4). En este marco Arlt, desde sus Agua-
fuertes publicadas en el periódico El Mundo, cuestiona tanto la
condición de novelista como la esencia específica de la novela.La
forma en que se articulan y combinan los mecanismos en la serie
compuesta por los tres relatos ya mencionados presenta un inte-
resante caso de estudio. Se trata de un progresivo proceso de
reformulación  y  reorganización  en  el  que  el  autor  argentino
transforma, funde, amplía, pule y reorganiza los elementos de
los cuentos para construir su novela corta. Intentaremos a conti-
nuación identificar las diferentes operaciones que se despliegan
en el proceso de composición y escritura arltianos.



“¡S.O.S.! Longitud 145º 30´, latitud 29º 15´”(1937)

Este cuento nos presenta el ingrediente fantástico que tendrá
Viaje terrible. Nos encontramos con un tremendo remolino de
100 kilómetros de diámetro que crea una corriente que se traga
a todas las embarcaciones incapaces de escapar con sus motores
de la marea centrífuga. Como señala García (2004), quien pro-
pone una clasificación para la narrativa fantástica de Arlt, tanto
este relato como la novela corta y los cuentos “La luna roja”
(publicado en El Hogar el 16 de noviembre de 1932) o “La ola de
perfume verde(en Mundo Argentino el 16 de abril de 1937) se
adscriben al primer tipo, los Relatos de Catástrofe.El relato pu-
blicado en enero de 1937 en El Hogar, y reeditado como texto
recuperado en la revista estadounidense Hispamérica por Omar
Borré (1993), está ambientado en un viaje en el barco Blue Star
por el Pacífico desde los EEUU hacia Hawái. El barco, el océano y
el destino serán motivos, recursos y componentes que permane-
cerán en la novela corta.
El nombre del buque Blue Star en que se desarrolla la acción
será el que elegirá Arlt para la nouvelle y podría estar relaciona-
do como una referencia irónica al destino fatal de la embarcación
(Hernández 1995); también es reseñable su parecido con el
nombre de la compañía naviera que botó el HMS Titanic, la White
Star Line. Pero si nos limitamos al nombre que el barco tiene en
la ficción, también existe una homónima compañía naviera britá-
nica en la realidad. A principios de siglo la familia Vestey de Li-
verpool desarrolló un negocio de importación de carne prove-
niente de América del Sur, llegando a adquirir importantes es-
tancias en Argentina para abastecer su empresa y alcanzando a
procesar 5.000 cabezas de ganado vacuno al día en su frigorífico
Anglo. Con el fin de transportar la carne congelada se crea en
1911 la empresa naviera Blue Star Line. Para la Primera Guerra


Mundial ya navegaban 12 buques refrigerados bajo la bandera
de Blue Star Line que aportaron un beneficio considerable con el
transporte de la carne vacuna para abastecer a los ejércitos alia-
dos en Francia. También resulta interesante tener en cuenta los
hechos acontecidos en la llamada década infame (1930-1940),
período de decadencia y corrupción de la clase política argentina
que coincide con la época en la que Arlt ensaya los relatos que
analizamos. En el contexto de entreguerras el imperio británico
del que la economía argentina era dependiente emprende una
política proteccionista con el tratado de Ottawa que prioriza a los
países de la Commonwealth frente a Argentina en la compra de
carnes. Un corrupto gobierno argentino sin legitimidad firmó el
tratado Roca-Runciman, mediante el cual se acuerda la compra
de carne argentina a cambio de privilegios para las empresas
británicas y la oligarquía nacional argentina, en perjuicio de los
intereses del país. En este contexto el Senador Lisandro de la
Torre denuncia una trama de corrupción que involucró al Ministe-
rio de Agronomía del Gobierno Argentino y el ya mencionado fri-
gorífico Anglo. Y para su denuncia presenta como evidencia la
documentación financiera que el mismísimo Lord Vestey se había
negado a entregar, pero que fue encontrada al allanar el vapor
Norman Star, de la Blue Star Line1.
Aunque en el relato no queda clara la bandera del navío, la re-
ferencia y la prominencia del Reino Unido entre los pasajeros nos
hace suponer que sería británico. En todo caso, parecen claras
las referencias que el texto hace a la presencia británica, fuerte-
mente representada en la vida política argentina de los años 30,
como hemos reseñado, junto con las referencias a la lengua in-
glesa, que son frecuentes en la obra de Arlt. En el primer relato
aparecen los personajes de la anciana escocesa y anglicana, las
“inglesitas”y entre ellas Annie. Esta pasajera británica que apa-
rece en el primer y último relato de la serie, merece especial
atención por lo que nos detendremos más adelante en nuestro
análisis.
En el texto de 1937 el protagonista se presenta a sí mismo como un latin lover con un inglés macarrónico que se dedica a la seducciyn de las “inglesitas”:

En el comienzo de aquel nefasto cruce de San Francisco a
Honolulu, jamás chicas americanas se habían divertido tanto
con un hombre del Sur como en mi compañía. Para entonces
hablaba yo un inglés de perros pero, ¿qué tendrá que ver mi
inglés con “la travesía del terror”, como se la llamy más tarde?
Durante el día, es decir la tarde, le hacía el amor a las inglesi-
tas declamando en un “english” bárbaro y desaforado párrafos
de “Romeo y Julieta”. Las señoras se reían a mandíbula batiente, viéndome remedar a Otelo, con la cara tizada de betún y envuelto en una sábana (Aguafuertes porteñas 87-88).
 
Es una cuestión recurrente en los tres textos que el protago-
nista no tenga una buena competencia lingüística en inglés, que
quiere mejorar, preocupación propia del mismo Arlt en la vida
real como le manifestará a su hija Mirta en su correspondencia:
“seguí con el inglés, […] y si podes estudia Mecanografía pero no
en castellano sino en inglés que es sumamente importante”2.
Además, entre los elementos relacionados con Gran Bretaña
que aparecen en este primer relato de la serie también podría-
mos incluir el nombre de la Comisión Simpson, que en el texto
aparece como al organismo destinado a examinar la eficiencia de
una nueva patente acústica a la que el protagonista se debía in-
corporar en Hawái, razón por la cual está embarcado en el fatídi-
co viaje. La elección del nombre de la ficticia comisión parecía
estar relacionada con la famosa Hope Simpson Enquiry, creada
en agosto de 1929. Unos años antes de la publicación del relato,
en 1930, esta comisión británica liderada por Sir J. Hope Simp-
son (1930), presentó un reporte sobre inmigración, asentamien-
tos y desarrollo en el mandato británico en Palestina que reco-
mendaba la limitación de la inmigración judía dada la limitada
capacidad económica de Palestina para integrarla. Si prestamos
atención al relato de 1937 podemos encontrar que hace otro
guiño a la cuestión. Ante el remolino cunde el pánico entre los
pasajeros y la tripulación, que caen en todo tipo de descontroles,
entre ellos una riña entre judíos y árabes:

En nuestro buque las cosas no marchaban mejor, la disciplina
de la tripulación se había quebrantado totalmente. Ninguno de
los hombres se encontraba en su puesto, salvo los radiotelegra-
fistas. En tercera clase, los pasajeros que no yacían en sus lite-
ras agotados por el terror se habían embriagado entregándose
a todo género de excesos. Un grupo de árabes acuchilló a un
grupo de judíos; un pasajero que se introdujo en el departa-
mento de máquinas y descargó su revólver sobre los manóme-
tros de la máquina a vapor fue muerto de un pistoletazo por el
propio maquinista (Aguafuertes porteñas 91).


Martínez (176) ya ha contextualizado a la serie del Viaje terri-
ble en el marco de los conflictos internacionales, como la Guerra
Civil Española, la Segunda Guerra Mundial y el avance del nazis-
mo, que Arlt sigue de cerca en sus aguafuertes y cuya atmósfera
de desesperación y despreciose deja ver en la novela corta de
1941. Y en el relato de 1937 la cuestión palestina parece tam-
bién estar representada. Pero lo que también se deja traslucir en



el relato es un cuadro catastrófico pintado por un caos desbor-
dante en el que realidad y ficción se confunden.
Una característica común en los tres textos está dada por lo
exótico y extravagante que resultan ser el coro de personajes
compuesto por los pasajeros del buque. A los viajeros británicos
ya reseñados tenemos que sumar un estafador aficionado a la
lectura bíblica, un pintor mexicano, el médico de abordo, el señor
X que en esta versión es delegado comercial de los EEUU en
Japyn y un pasajero del que el narrador dice que “no podría ase-
gurar si era un filósofo o vendedor de opio” (Aguafuertes porte-
ñas 88). Con todo, el personaje más caracterizado, negativa-
mente, es un pasajero árabe que es descrito como siniestro y
acechante, culpable del destino del barco:

Aparte de algunas familias inglesas, viajaban en el Blue Star al-
gunos señores exóticos, entre ellos un árabe con pantuflas y
fez. ¡Qué Dios maldiga al árabe! Probablemente él atrajo la
desgracia sobre nuestra nave. Nadie le quita este disparate del
entendimiento. El hombre merodeaba, taciturno, de un puente
a otro, haciendo su perfil de cera dorada, su barba de azaba-
che, sus ojos almendrados y su cortesía de saludar siniestra-
mente a las damas tocándose la frente, los labios y el corazón
con los dedos de la mano. Este bergante terminó por trastornar
una vieja escocesa cuyo rostro parecía un colador de pecas y
que acarreaba una Biblia descomunal de una hamaca a otra
(Aguafuertes porteñas 88).


Tanto el musulmán como la anciana anglicana son caricaturi-
zados por su religiosidad, como factor de ridículo, que en la no-
vela se ampliará. La escocesa también aparecerá en la novela corta junto con otro elemento simbólico como la lectura reiterada que hace del libro de Jonás.
Al revisar el texto de 1937 nos encontramos frente a un texto
corto fantástico en el que la acción avanza a un ritmo veloz en
muy pocas páginas, tan sólo siete folios, donde aparecen pocos
diálogos cortos. El tema del cuento que será retomado en la no-
vela de 1941 parece inspirado en la literatura fantástica: un bu-
que de pasajeros que se ve envuelto en un inmenso remolino de
cien kilómetros de diámetro. Arlt combina en este nuevo texto
dos temas que le interesan especialmente, por un lado,el relato
fantástico y de aventuras basado en hechos sobrenaturales y,
por el otro, el relato policial. Esta fusión de géneros se enmarca
en una reestructuración que Arlt lleva adelante sobre su proyecto
literario en la segunda mitad de los años 30 (Juárez, Roberto Arlt
4). Es visible que tras el tema del gran remolino, que aparece en
el medio del océano tragando todas las embarcaciones que lo
surcan, están las lecturas de Verne y Poe, Vingt mille lieues sous
les mers (1869-180) y A Descent into the Maelström (1841),
respectivamente, en las que se describe el Maelström, un gran   remolino noruego cuyo nombre compuesto en holandés deriva de malen (triturar) y stroom (corriente), es decir, corriente tritura-
dora. La forma en que se nos describe el fenómeno en el cuento de 1937 es particular:

-¿Un remolino?
-Semejante al que se forma en la superficie del agua de una
bañera cuando se va desaguando. La única diferencia es el
diámetro...  En la bañera mide diez centímetros, aquí cien
kilómetros.
El señor X era calmoso. Semejante particularidad le permite expresarse con claridad didáctica. Sentado a la orilla de mi li-
tera, conjeturó:
-Lo más probable es que se haya hundido un trozo de suelo
oceánico sobre la caverna plutónica. Al volcarse el agua en su
interior se ha producido un remolino. De otro modo no se ex-
plicaría la formación de un remolino de semejante diámetro.
-Sí así debe ser ¿No estaremos en las proximidades de una catástrofe cósmica? (Aguafuertes porteñas 89).
Esta especie de Maelström se nos describe por medio de una
analogía mundana típica del estilo arltiano comparando todo el
cuadro didáctico con una bañera. Para completar la explicación
del suceso fantástico se nos presenta una explicación pseudo-
científica que nos sugiere que es un accidente geológico similar a
quitar el tapón de una bañera oceánica. El efecto desopilante y
humorístico que produce la oposiciyn de términos como “catástro-
fe cysmica” o “caverna plutynica” frente a “bañera” o “desaguan-
do” es inmediato y genial.
“Prohibido ser adivino en este barco” (1939)


Este segundo relato publicado en 1939 en la revista Mundo Ar-
gentino no ha sido incluido en las posteriores antologías de la
obra narrativa de Arlt como si lo han sido el primero y la novela
corta. La trama del segundo relato de la serie también transcurre
en un barco, pero ni tiene lugar un acontecimiento fantástico ni
se ubica la acción en el Pacífico. Se trata de un relato de aventu-
ras y con una trama policial humorística (Martínez), ambientado
en el estrecho de Gibraltar rumbo a Djibouti. También cambia el
tipo de barco, que en este caso se trata de un carguero con doce
pasajeros, y que nuevamente se compone de personajes exóti-
cos y caricaturescos. Como en el primer cuento predominan los
personajes de origen inglés, entre los que destacan Míster Glou-
te, Miss Etelvina y Miss y Míster Hender, a los que se suma el Sr.
Parodi, millonario peruano, su esposa y sus tres cuñadas y, como
en el primer cuento, un pasajero árabe rico, Ab-e-Korda, sobrino
de un emir de Damasco.
La trama de este segundo cuento estaría enmarcada en una
línea narrativa del relato policial en auge en la narrativa de los



años 30 y 40, que en la obra de Arlt tiene un antecedente con el
cuento “Un argentino entre gángsters”. En esta ocasiyn una serie
de accidentes y sucesos durante el viaje son asociados a las pre-
dicciones que hace Míster Gloute. Este adivino improvisado pre-
sagia un destino fatal provocado por el cambio de nombre del
buque:

-¿Y por qué no iba a cambiar de nombre?- repuso Miss Etelvina, que ya conscientemente se sentía pesarosa de haberle dado alas al sombrío Ab-e-Korda.
-¿Por qué?- Míster Gloute había sido poeta ilógico en su juven-
tud -¿por qué? Porque un barco que cambia de nombre concita contra sí la cólera de todas las fuerzas plutónicas (nadie enten-
dió lo de plutónicas). Estamos fritos (eso sí lo entendieron to-
dos), estamos bien fritos (Arlt, Prohibido).


A partir del cambio de nombre y el descubrimiento de que la
mayoría de los miembros de la tripulación no son marinos profe-
sionales, Míster Gloute ve en todo acontecimiento un signo que
confirma su predicción sobre el carácter fatal de la travesía. De
este modo el cuento se articula con una secuencia de incidentes
tales como la misteriosa desaparición del equipaje de Miss Her-
der, el incendio del camarote del reverendo Rosemberg y la
avería del timón del barco. A cada evento Gloute vaticina futuras
y peores desgracias, sentenciando: “Esto no es nada comparado
con lo que va a suceder” (Prohibido). La obsesión de Gloute con
la percepción de signos fatídicos y el consecuente pánico que sus
predicciones causan entre los pasajeros y tripulación lleva al ca-
pitán a arrestarlo.
Este relato, aunque más corto que el primero, presenta más diálogos en los que podemos apreciar en los personajes un len-
guaje plagado de giros del lenguaje coloquial, que incluso serán más marcados en la novela corta. Posteriormente, en la novela se usan elementos que han sido identificados dialectalmente con el castellano de Sudamérica (Schäffauer 99). Para Arlt esta ca-
racterística se inscribe en una tradición literaria y es un factor troncal de su propuesta narrativa:

Escribo en un “idioma” que no es propiamente el castellano, si-
no porteño. Sigo toda una tradición: Fray Mocho, Félix Lima,
Last Reason...Y es acaso exaltar el habla del pueblo, ágil, pinto-
resca y variable, que interesa a todas las sensibilidades. Este
léxico que yo llamo idioma, primará en nuestra literatura a pe-
sar de la indignación de los puristas, a quienes no leen ni leerá
nadie. No olvidemos las canciones en “argot” parisién por Fran-
çois Villon, un gran poeta que murió ahorcado por dar el clásico
golpe de furca a sus semejantes, son eternas (Aguafuertes Por-
teñas 369).




El autor va a mantener el exotismo de los personajes, de di-
verso origen, británicos, árabes y sudamericanos, pero los diálo-
gos logran su efecto humorístico en gran parte gracias al empleo
de frases típicas del castellano de Buenos Aires. Tal mecanismo
es el que utiliza Arlt para introducir de forma rápida en el íncipit
del relato el descubrimiento que dispara la narración de cuento:

El Sr. Parodi, un millonario peruano que viajaba con su esposa y tres hermanas de su esposa, lo cual hacía murmurar a los maldicientes, trató de aclarar la cuestión.
-¿Qué es lo que entiende usted Míster Gloute por estar fritos?
-¿Por estar fritos? ¿Qué entiendo? Pues entiendo, Sr. Parodi, que usted es, yo y todos los pasajeros de este buque, si el presentimiento no me engaña, seremos víctimas de terribles sucesos durante este viaje.
El Sr. Parodi era un poco despectivo, porque sabía boxear.
-Entonces, ¿por qué se ha embarcado en este buque, caballe-
ro?
-Míster Gloute, amostazado por el tomillo de “caballero”, re-
puso:
-No tengo por costumbre discutir mis pensamientos-. Dicho esto, comenzó a cargar su pipa (Prohibido).
La expresiyn “fritos”y“amostazado” contrasta con “concitar”y
“plutynicas”, y genera un tono satírico y paródico. Arlt, en esta
versión de la serie, a diferencia del relato de 1937 recurre a más
diálogos para conducir la narración. Y en estos diálogos tira del
registro de la calle para marcar el tono del relato, haciendo que
Míster Gloute, presumiblemente británico, despliegue su ironía y
sarcasmo en los términos en los que lo haría un porteño. Esta
operación veremos más adelante evolucionará en la novela al
reorganizar los personajes y sus caracterizaciones.
Parte de la propuesta narrativa de Arlt, ya presente en toda su
obra anterior, es la construcción de lo que conectó parte de la
crítica con el prototipo de argentino medio esbozado por Scala-
brini Ortiz3. Si nos detenemos en el protagonista, sólo en el pri-
mer relato podemos conocer su nombre de origen centro euro-
peo; Sprus, que es caracterizado como un sudamericano, un


3 Scalabrini Ortiz, contemporáneo de Arlt y como él enfrentado a las tesis
conservadoras del ideal gauchesco de Rojas y Lugones como esencia de la
identidad argentina, presenta un ensayo en 1931 donde esboza la concepción
del argentino prototipo, basándose en el promedio, y teniendo en cuenta el
bagaje de los descendientes de inmigrantes despreciados por la oligarquía
argentina. El ensayo titulado “El Hombre que está solo y espera” fue un éxito
en ventas (Sarlo, Una modernidad periférica) y se inscribe en una serie de
textos (Prieto 1961; Retamoso 1999). Scalabrini Ortiz va a tomar al hombre
de Buenos Aires como prototipo de la argentinidad: “El porteño es una combi-
nación química de las razas que alimentan su nacimiento. El porteño es esa
gota de agua, incolora, inodora e insípida que brota en el fondo del tubo de
ensayo o que el cielo envía para que la tierra fructifique”. (Scalabrini Ortiz 12)

hombre del Sur, posiblemente argentino. Con un apellido como
Sprus4 parece inscribirse en la lista de personajes típicos en el
que, como señalan Amícola (1994) y Etchenique (1962), no sólo
se reflejaría Arlt a sí mismo con una faceta biográfica, sino tam-
bién al argentino prototípico que, como indican en la obra de
Arlt,  aparecen  representados  con  apellidos  centroeuropeos  y
nombres castellanos como Silvio Astier (El juguete rabioso), Ri-
cardo Stephens (“Noche terrible”) Eugenio Baer (“Una tarde de
domingo”) o Gustavo Baer (“El traje del fantasma”).
Arlt y Borré (71) sugieren que la elección de los nombres de
los personajes estaría operando con unefecto de distanciamien-
to, que García (3) inscribe en la construcciyn de una “desreali-
dad”. Se identifica en la obra de Arlt, posterior a su viaje por
África, un procedimiento de corte Borgeano basado en situar ta-
les ficciones en geografías remotas o exóticas para hacer tolera-
ble la inverosimilitud. Esta operación en cambio funcionaría de
forma distinta en la novela corta ya que, como veremos, la ubi-
cación geográfica, si bien claramente difiere del ámbito porteño,
no estará localizada en un espacio geográfico y lingüístico tan
exótico como lo eran Hawái o Tánger.

Viaje terrible (1941)
El título de la novela corta ya se nos había anticipado en el pri-
mer relato como la “travesía del terror”. En este tercer texto Arlt
fusiona las dos tramas y combina los temas de los dos cuentos,
las razones por las que decide hacerlo en la extensión de una
nouvelle pueden estar dadas por las condiciones de producción
y/o las restricciones impuestas por la posibilidad de publicarla en
la colección Nuestra Novela o por el hecho que, como propone
Hernández (1988), los cuentos fueran una suerte de borradores
de la novela corta.
Arlt argumenta en sus Aguafuertes que las diferencias entre géneros narrativos radican más en la extensión de los textos que en sus rasgos propios:

Los teóricos confunden, generalmente, decadencia de la nove-
la con decadencia de la capacidad de reacción del personaje
novelesco.La diferenciación importa. Novela, relato o folletín
a grosso modo son definiciones de un solo género e informan
más diferencias cuantitativas que cualitativas. Dickens escribía
novelas que eran publicadas en folletín. Dickens no es igual a


4 Aunque centroeuropeos, los apellidos que toma Arlt no resultan extraños a la realidad argentina de los años 30. Sarlo (La imaginación técnica, 147) re-
seña como la prensa popular argentina (véase Crítica, abril, mayo, agosto de 1926 y marzo, abril y mayo de 1928; El Mundo febrero de 1929) hacen eco de las noticias de las agencias de noticias que celebraban inventos médicos como los injertos de glándulas de mono para curar la impotencia, llevados a cabo por el Dr. Ricardo Spurr en el hospital Piñeiro.



Luís de Val. Vemos entonces que no podemos hablar de la de-
cadencia del envase, sino de la decadencia de ciertas cosas,
de la decadencia que contiene este envase (Aguafuertes por-
teñas 245-246).
Lo cierto es que el mismo Arlt estaba comprometido con el de-
bate que se daba en la Argentina sobre la vigencia de los géne-
ros narrativos. Podría entonces tratarse el texto de 1941 de una
muestra de la exploración de nuevas formas narrativas que lle-
vaba adelante el autor. En el caso que hemos estudiado Arlt
combina no sólo las tramas de sus textos anteriores sino tam-
bién los elementos de literatura fantástica y policial. Intensifica
en esta nouvelle los mecanismos que ya había ensayado, como
la ironía o el efecto humorístico.
Arlt emprende una búsqueda de contenidos narrativos renova-
dores. Tal vez también en gran parte como consecuencia de las
condiciones de producción en las que Arlt desarrolla su literatura.
No sólo innova en los temas y tramas sino que necesariamente,
o mejor dicho justamente porque expande cuantitativamente sus
textos, al fusionarlos también articula cambios cualitativos en el
proceso de evolución de los cuentos a la novela corta.En este
último relato de la serie Arlt amplia los elementos que ya esta-
ban presentes en los cuentos, pero también va a profundizar en
el argumento, pulir las descripciones y explicaciones del fenóme-
no fantástico del remolino así como desarrollar más la caracteri-
zación de los personajes.
Como en los dos relatos anteriores la mayoría de los persona-
jes son de procedencia británica, entre los que podemos nombrar
a Miss Mariana, basada en Miss Etelvina en el segundo cuento, y
Annie que aparecía en el primero. En esta novela corta el perso-
naje de Annie del que se enamora el protagonista se desarrolla
mucho más, agregando un elemento sorpresivo en la trama al
descubrirse que no es realmente una ingeniera, sino que como
todos los personajes pretende ser algo que no es, en este caso
además también se trata de locura. Como ya apreciaron Martínez
(2005) y Prieto (1961) en este personaje se aúnan la obsesión
arltiana por las telas engomadas y los inventos (Sarlo, La imagi-
nación técnica) con la demencia. En el texto de 1941 el final
queda marcado por la revelación de que Annie estaba completa-
mente afectada por la muerte de su hermano ingeniero del que
toma en medio de su demencia el rol profesional. Para introducir
este elemento el autor agrega un personaje nuevo, la madre de
Annie, quien confirma la demencia de la joven británica al prota-
gonista. Con esta operación Arlt ahonda en la profundidad del
personaje y complejiza la trama:

-Annie -volví a gritarle-, Annie, ¿no me entiendes? Y ella repitió:

-Te digo que no quiero.
Entonces me senté tristemente en la orilla de la litera y allí me
quedé junto a ella hasta que vinieron a retirarnos.
Bajamos por una escalerilla hasta un bote. Yo iba junto a mi
muchacha como un muerto. Un hidroavión se aproximó a no-
sotros. Annie no pronunciaba una sola palabra. Yo tomé su
mano fría. Ella, su madre y yo subimos al aparato ayudados
de un mecánico. Entonces la madre, cuando ya estábamos
sentados, me dijo en voz baja:
-Ella siempre estuvo enferma. Siempre, sabe.
Y yo supe en ese momento que el médico de a bordo no había mentido (Viaje terrible 63-64).


La profundidad que adquiere la caracterización del personaje
con la locura no sólo implica una mayor complejidad del mismo y
su articulación en la trama sino que también, y en especial, pre-
senta una transformación. Benedetti (5) identificó la transforma-
ción como rasgo distintivo de la nouvelle frente a otros géneros
narrativos y el proceso como mecanismo esencial del género.
Además, en el personaje de Annie aparecen los tópicos arltia-
nos ya presentes en los cuentos, que se amplían y pasan a ocu-
par parte importante de la trama. Por ejemplo, lo que en el
cuento aparece como una fantasía, la posibilidad de escapar al
destino en la comisión Simpson siguiendo a Annie, se vuelve una
posibilidad que los personajes discuten. También ocupa un lugar
importante el conjunto de temas recurrentes en la literatura de
Arlt, conformado por la urgencia por aprender inglés, los inven-
tos, y alcanzar la tranquilidad económica. Todo esto combinado
con el exotismo que presenta un destino como Shanghái:

El proyecto o los proyectos de Annie eran sumamente razona-
bles. Había pasado el brazo en torno de mi cuello y me decía:
-Tú abandonarás ese absurdo viaje a que te han destinado tus parientes y que es otra estafa.
-Sí.
-Vendrás conmigo a Shanghái.
-¿De qué viviré?...
-Vivirás con nosotros...
-Pero...
-Escucha... Vivirás con nosotros y estudiarás inglés. No oirás nada más que hablar inglés, francés o chino...
-Hablo algo de francés...
-Estudiarás inglés. Una vez que hayas estudiado inglés, a lo cual además te ayudará el estar rodeado de gentes...
-Sí, pero sin dinero...
-Escucha. Vivirás un año como si fueras pensionado nuestro. Yo voy a trabajar en la más importante compañía de neumáti-
cos que hay en la Concesión Internacional. Ocuparé un puesto importante en los laboratorios. Cuando tú hables y leas regu-
larmente el inglés te conseguiré un cargo en la compañía o en la administración (Viaje terrible 40-41).




Por otro lado, al pasaje se suma el Reverendo Rosenberg y su mujer del segundo cuento, y se funden Ab-e-Korda del segundo relato con Sidhi Mohamet del primer relato. Además, también del primer relato se mantienen el médico de abordo, el peruano mi-
llonario, el Conde Demetrio de la Espina y el Marqués y el Señor X, que de delegado comercial de los EEUU en Japón deviene en delegado comercial japonés5.
Un ajuste notable en la caracterización de los personajes se
puede apreciar en la evolución de Míster Gloute, quien es con-
vierte en un nuevo personaje, Luciano Leoni, aficionado a Emilio
Salgariy primo del protagonista; por tanto, sudamericano como
él. Este papel que toma el rol de compañero de viaje, fusionán-
dose en parte con el Señor X del primer cuento, vaticina las pre-
dicciones de Gloute de un modo socarrón y ocurrente. Aumentan
las expresiones que ya señalamos en las expresiones, lo cual da
más viveza al relato y verosimilitud a los diálogos:

Ella se sentó a mi lado, y luego:
-¿Tiene acaso importancia el cambio? Luciano prosiguió:
-Está archirrequeteprobado que barco que cambia de nombre concita contra sí la cólera de todas las fuerzas plutónicas. En síntesis, que estamos fritos (Viaje terrible 9).
Este personaje en gran parte es el que llevará el ritmo narrati-
vo y en el que la sátira tendrá su color más marcado. De este
modo las palabras del lenguaje cotidiano aportan un tono diver-
tido “bajo el signo de la sátira y la burla” (Verdevoye 354). El
tono burlesco y la caracterización de los personajes en la novela
son mucho más acentuados que en los cuentos, llegando a esce-
nas esperpénticas como la muerte del mismo Luciano:

En estas circunstancias ocurrió algo que puede calificarse de extraordinario.
Mi primo en vez de hundirse en las aguas o de flotar horizon-
talmente quedó verticalmente empotrado en el océano, como
uno de esos muñecos de celuloide que tienen por base un
casquete de plomo. Tan extraña capacidad de sobrenadar les
pareció a esos malsines la evidentísima prueba de que Luciano
era un brujo y de consiguiente el único responsable de todas
las desgracias que nos acaecían. No había tal. Luciano no era
un brujo sino un desgraciado que había cometido la impru-
dencia de endosarse un chaleco salvavidas debajo de su hol-
gada bata.
Cuando vi sobrenadar a mi primo pensé que esta prueba dul-
cificaría el ánimo de esos borrachos, pero ocurrió precisamente lo contrario, y es que los salvajes, después de cerciorarse
de que Luciano estaba vivo, llamándole para ello a grandes
voces y después de contestarles él, cogieron cuanto podía uti-
lizarse como proyectil y comenzaron a lapidarlo. Un gancho de
hierro se incrustó en la cabeza de mi primo como si ésta estu-
viera compuesta de la tierna sustancia de un queso de bola y
un lingote de plomo dio fin a la vida del desgraciado (Viaje te-
rrible 56-57).


Luciano reúne varias características que Arlt ya había emplea-
do para la construcción de sus personajes, entre los que el tono
grotescose destaca especialmente. Ha sido estudiado el aspecto
novedoso que implicó el uso del estilo grotesco en la literatura
argentina para alcanzar efectos tragicómicos. (Acevedo Carvajal
2010). Tal parece ser el caso de Luciano, que a diferencia de
Gloute, en el primer relato muere de forma espectacular y gro-
tesca. Su deshumanización, al compararlo con un muñeco de
celuloide, junto con la bizarra muerte por un gancho clavado en
la cabeza, causa un efecto tremendo que refuerza la ironía basa-
da en las incongruencias subyacentes:

Así acabó mi noble pariente Luciano. Era un hombre singular,
aficionado a meterles miedo en el cuerpo a sus prójimos y él
mismo miedoso como una liebre. Tenía una singular predispo-
sición para encontrarse en todos los parajes donde ocurre algo
que es prudente evitar. Siempre le gustó hacerse el fantasma.
Recuerdo que cuando pequeño se envolvió en una sábana y
ocultándose en un recodo del jardín, en la noche, bruscamen-
te salió al encuentro de una asustadiza tía, la cual, a conse-
cuencia de la impresión, quedó definitivamente estúpida.
Quisiera poder expresarme acerca de Luciano en términos más encomiásticos, pero estoy seguro de que desde ultratum-
ba él se irritaría si yo hiciera un elogio convencional de sus deméritos (Viaje terrible 57).


En la memoria que el narrador hace de Luciano contrasta el tono serio con lo desopilante y excéntrico del personaje y su trágico final, representando el papel de un antihéroe.
Arlt en su aguafuerte “Cymo se escribe una novela” decía que
“el paisaje, que no tiene relaciyn con el estado subjetivo del per-
sonaje,  se  confecciona  al  último” (Aguafuertes  porteñas).  Lo
cierto es que en la serie que analizamos la ubicación geográfica
se aleja del espacio porteño que suele ocupar la ficción arltiana.
En la misma línea que en los cuentos contenidos en El criador de
Gorilas, el autor elige paisajes exóticos y lejanos6. Por un lado,
en el segundo relato se ubica la acción en la costa del norte de




África. Por otro lado, tanto en el primer relato como en la novela
corta la acción transcurre durante una travesía marítima por el
océano Pacífico, pero la ubicación geográfica no será exactamen-
te la misma. En el cuento de 1937 el relato comienza cuando el
barco zarpa de San Francisco y el clímax tendrá lugar en las co-
ordenadas que dan título al cuento, en el Pacífico japonés. En la
novela, sin embargo, la acción comienza en el Puerto de Antofa-
gasta, de donde partirán rumbo norte bordeando la costa perua-
na y ecuatoriana. El cambio de ubicación geográfica de la aven-
tura parece estar inspirada en la estancia de Arlt como corres-
ponsal de El Mundo durante seis meses en Chile. Pero también
resulta una operación innovadora y ambiciosa en la que se esbo-
za un relato exótico y fantástico con un protagonista y un esce-
nario sudamericano.

Conclusiones
Como hemos señalado anteriormente, todo el proceso de escritu-
ra de este ciclo compuesto por tres textos parece estar basado
en dos operaciones: la fusión y la expansión. Es muy probable
que las propias condiciones de producción lo hayan determinado
de este modo. A partir de la fusión se complica la trama y au-
menta la profundidad de la caracterización de los personajes. Los
cuentos presentan los elementos básicos de dos tramas que lue-
go se funden en un nuevo argumento. Hernández (174) ha seña-
lado que parecería que, de hecho, los cuentos fueran los borra-
dores de la novela corta. Una estrategia de escritura similar a la
que descubrió Borré al revisar las notas que Arlt hizo en la con-
tratapa de un libro de Kipling, donde encontró esbozado en un
par de líneas el argumento de un cuento. Siguiendo este patrón
quizás la novela corta podría ser un borrador de una novela trun-
ca.
Limitando nuestro análisis al ciclo compuesto por los tres tex-
tos podemos observar una propuesta narrativa renovadora y su
proceso de composición. Elementos que en los primeros textos
aparecen insinuados son desarrollados y desplegados más ade-
lante. Viaje terrible evoluciona del cuento a la novela corta, y en
esa evolución destacan tres facetas que ya hemos anotado. En
primer lugar, el uso de un registro vivo, nada acartonado y por-
teño. En segundo lugar, la construcción de un personaje autóc-
tono que protagoniza una aventura exótica y fantástica. Y en
tercer lugar, la ubicación de esa aventura en el hemisferio Sur.
Estas  tres  operaciones,  creemos,  dan  como  resultado  una
atractiva propuesta ficcional que combinó tanto la tradición po-
pular con la que Arlt se identificaba como mecanismos propios de
los relatos fantásticos, de aventura y policial. Además, como
también hemos analizado, aparecen los elementos que podrían
estar relacionados con el contexto histórico de producción del





ciclo analizado, como las referencias a la presencia británica en Argentina7.
Los estudios realizados sobre la obra de Roberto Arlt, por
ejemplo, de Prieto y Juárez, han identificado dos etapas. En la
primera se desarrolla su narrativa realista y es en la que se en-
marcan sus dos novelas Los siete locos y Los lanzallamas. Y en la
segunda tiene lugar su producción teatral, pero también la inno-
vación gracias a otras estrategias narrativas. La serie narrativa
analizada se inscribe en este segundo período, comprendido en
la década de los treinta del siglo XX, que, como hemos anotado,
coincide con un arduo debate sobre la vigencia de las formas y
modelos narrativos.Para concluir, hemos observado cómo los
mecanismos de expansión y reformulación expuestos en el análi-
sis de los tres textos confirman las observaciones teóricas, que
dan cuenta de una conjunción de aspectos técnicos cualitativos
con determinaciones cuantitativas que delimitan a la nouvelle
frente al cuento.


 

 

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