Subgéneros de la ciencia ficción, por Matías Alberto D´Angelo



La ciencia ficción es un género prolífico. Herbert Wells, Isaac Asimov, Adolfo Bioy Casares, Julio Verne, Carlos Gardini, Orson Scott Card, Juan Gallardo Muñóz y Angélica Gorodischer son algunos de los muchos que han aportado a este universo de naves espaciales, futuros brillantes o apocalípticos, mundos paralelos, viajes en el tiempo y mutaciones virales.
Con tantos escenarios posibles, la ciencia ficción ha cultivado los sub-géneros, como una forma de clasificar todo ese caudal imaginativo despertado por la ciencia.
Pero empecemos por ella. Sin entrar en una larga expo
sición y contraposición de definiciones, ya que cada autor, especialista y aficionado puede variar en su punto de vista, podemos sintetizar diciendo que la ciencia ficción es un género donde los hechos que desafían las leyes de lo que conocemos por realidad son explicados mediante la ciencia. A través de conceptos de la física, la biología y la tecnología, se sostiene el verosímil de situaciones como la visita de extraterrestres, la tele-transportación o los viajes interestelares. Muchos autores la han considerado como una especulación racional, e incluso como literatura de anticipación.
Volviendo a los subgéneros, en principio se puede clasificar a la ciencia ficción como dura o blanda.
La Ciencia Ficción Dura es aquella donde se aplica un mayor énfasis en las explicaciones científicas de los fenómenos narrados, mientras que en la Ciencia Ficción Blanda se deja a un lado la justificación física o técnica de los fenómenos, sin por eso abandonar la temática futurista o científica. La ruta a Trascendencia, de Alejandro Alonso, es una novela corta de CF dura, mientras que los cuentos de Trafalgar Medrano, de Gorodischer, podrían clasificarse como CF blanda.
La Ciencia Ficción Social es la que especula en base a las ciencias sociales, como la psicología, la antropología y la economía. Imagina nuevos vínculos, interacciones y normas sociales. Varias historias y novelas de Jack London son de este sub-género.
En las Utopías (en griego: lugar que no existe), se escriben sociedades ideales con una organización racional e igualitaria, en otros planetas, islas o dimensiones, o como producto del avance técnico y humano. Podrían considerarse propuestas para mejorar la sociedad actual. El término Utopía fue creado por Thomas More para titular su novela de 1516, y la isla que describe, donde no existe la propiedad privada, la gente toma la comida que necesita de los almacenes, las labores se rotan y se aprende en el tiempo libre.
Su gemela malvada, la Distopía (lugar enfermo), presenta sociedades con un alto nivel de control y es una reacción o forma de advertencia ante los peligros y/o usos destructivos de los avances humanos. Muchas se presentan como mundos en apariencia perfectos, en los que se manipula a las personas.
Æon Flux, la serie animada transmitida por MTV en los 90, es una distopía futurista.
En los 80s surge el Cyberpunk, un subgénero distópico, muy popular, que combina el alto desarrollo científico y tecnológico con la decadencia social y las desigualdades de clase. Las drogas, los implantes robóticos o manipulación biológica y los antihéroes anarquistas suelen ser sus elementos recurrentes. El cuento Sin Nombre, de Eduardo J. Carletti, es un ejemplo.
Una década después apareció su contrapartida, el Post-cyberpunk, donde los avances tecnológicos han sido positivos, y se describen sus efectos sociales, como las mejoras en el cuerpo y la vida urbana. Los héroes son parte de la sociedad, y luchan por protegerla y mejorarla. Es el caso de El Quinto Elemento, de Luc Besson (1997).
La Ucronía (tiempo inexistente) imagina un punto del tiempo en el pasado donde los hechos se dieron en forma diferente: qué hubiera pasado si Colón no llegaba a este continente, o si la Revolución de Mayo se hubiera dado años más tarde. También son ucronías las historias que se sitúan en el presente e imaginan un hecho o avance tecnológico que propone un futuro alternativo. Es el caso de la serie Dollhouse, de Joss Whedon.
Otro sub-género de la ciencia ficción es la Ópera Espacial, caracterizada por aventuras en grandes civilizaciones o imperios galácticos, de tono romántico y con personajes arquetípicos: comandantes perfectos, damiselas en peligro y malos que no se pasan de la raya. En esta línea, están las novelas de Ángel Torres Quesada, publicadas por Bruguera.
Se pueden nombrar muchos más subgéneros: el Biopunk, que se centra los avances negativos de la biotecnología, la Ficción de Súper Humanos, abundante en el cómic americano, el Retrofuturismo, situado en los mundos del futuro que imaginaban a principios y mediados del siglo XX, el Space Western, y el Steampunk, una reconstrucción anacrónica del siglo XIX, donde la tecnología de esa época convive con la nuestra, o una futurista.
Algunos también incluyen la Fantaciencia, género híbrido a veces paródico que mezcla elementos del fantástico y la ciencia ficción. Como en He-Man y los Amos del Universo, dibujo venerado por todo niño de los 80, donde cohabitan rayos láser y vehículos anti-gravedad con hechiceros y espadas mágicas.
Por supuesto, la clasificación no se agota en este punto, y nunca puede ser definitiva, en tanto los márgenes de los géneros y sub-géneros se están siempre definiendo y ampliando. Tal vez sea sólo una excusa para acomodar los libros en el estante, ir en búsqueda del tipo de historia que más nos gusta o, por qué no, un punto de partida para escribir.

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