En 1962 publicaba el
guatemalteco Miguel Ángel Asturias una novelita corta memorable. De una riqueza
barroca en su léxico y estructura exuberante. Bajo el nombre de Torotumbo, el relato nos presenta a Estanislao Tamagás, un alquilador de disfraces a cuya casa va la gente
buscando máscaras para las fiestas patronales, una especie de carnaval de los
nuestros, pero religioso en lugar de rompedor. Allí, una niña se despista de su
padre, quedándose sola, y ante un disfraz de diablo se asusta y grita, llamando
la atención… y apetencia de Tamagás, que la viola y, en su brutalidad, la
asesina.
Para no ser descubierto, coloca sobre el
cadáver el disfraz de diablo y sale a la calle. Después, regresa con el padre,
haciéndole creer que ha sido el diablo quién la ha matado; éste recoge,
temeroso, el cadáver, organizando un entierro que nos suena a “tumulto de
carnaval”.
En el segundo párrafo del
libro, leemos este fragmento magistral: Mientras
su tata Sabino Quintuche y su padrino Melchor Natayá, cerraban el trato interminable
del alquiler de los disfraces, arreos, máscaras, armas y adornos necesarios en
los convites, bailes y ceremonias de la «Fiesta de Morenos», con un vejantón
escurridizo, color de leche seca, vestido de negro ya vinagre, injertado con un
salto de párpado, tic nervioso que involuntariamente le vestía y desnudaba el
ojo zurdo, la pequeña Natividad Quintuche, sobandito los pies descalzos en los
ladrillos, se deslizó a lo largo de una galería, ancho corredor cubierto del lado del patio, curioseando las flores
de papel de plata, las hojas de trapo almidonado, las alas de hojalata de los
ángeles, las palomas de cera y algodón, los candelabros, atriles, palmas de
mártires, arcas, candeleros, santos envueltos en sábanas, ovejas de madera,
vírgenes en nagüillas, todo oloroso a humedad e incienso, sin saber que en terminando
aquel amago de cielo, se encontraría al Diablo. (https://es.scribd.com/document/355422540/torotumbo-pdf).
Leer,
o releer, esta deliciosa y tormentosa narración es una buena alternativa para
los “descansos” de carnavaleros en estos días de bullanga, como contrapunto:
¡vil tergiversación de la ignorancia de los débiles a manos de perversos
(Tamagás es, además, confidente policial) y pervertidos. ¡Que no nos vayan a
coger desprevenidos…!
Cuatro años más tarde, el novelista brasileño
Jorge Amado también recurría a los jolgorios del Carnaval para comenzar su
divertida novela -picaresca y también mágica en su lenguaje- Doña Flor y sus dos maridos (https://tlriidcchazcapotzalco.files.wordpress.com/2014/08/jorge-amado-doc3b1a-flor-y-sus-dos-maridos.pdf).
Doña Flor se casaría dos veces. La primera con Vadinho -juerguista
irredento, conocido en todos los bares y burdeles de la ciudad- y excepcional,
insaciable en sus amoríos. A causa de los excesos etílicos moriría en pleno carnaval.
Teodoro, su segundo marido, es el “revés de la moneda”: rígido, mojigato y
pudoroso, de vida intachable.
Al año de esta segunda boda, con gran asombro para doña
Flor, el pícaro espíritu de Vadinho reaparece con la fogosidad sexual acostumbrada,
ante lo que la dama se encuentra en un “aprieto y dilema”… decidiendo
finalmente gozar de ambos “opuestos”: la formalidad melosa de Teodoro y la
frescura volcánica de Vadinho.
Ya de entrada, la novela nos recibe a los pocos párrafos
con este distendido “obituario”: Vadinho, el primer marido de doña
Flor, murió un domingo de carnaval por la mañana, disfrazado de bahiana, cuando
sambava en un grupo y en medio de la mayor animación, en el Largo 2 de Julio,
no muy lejos de su casa. Al día siguiente, a las diez de la mañana, salió el
entierro con gran acompañamiento. Ese lunes de carnaval por la mañana no hubo
murga ni comparsa que se pudiera comparar en importancia y animación con el
funeral de Vadinho. Ni de lejos.
Enfrásquense también en esta lectura (mejor, para el que
pueda, en su versión original, de portugués brasileño), que subraya en sus
primeras páginas lo que puede ser un carnaval popular en Brasil. Si la resaca
de estos días no les permite leer “con claridad”, vayan a la película basada
fielmente en la novela, disponible en youtube (https://www.youtube.com/watch?v=WHRGoqnuqg), aunque le reste algunos ratos de estar disfrutando del
bullicio de la calle.
¡Menuda bullanguería que nos preparó Jorge Amado con tan
original obra, de extraordinaria calidad literaria, como es la primera
mencionada, aunque de contenido tan distinto: literatura de compromiso la
primera; de divertida evasión esta segunda. Que de todo tenemos que ver y leer.
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