La literatura formalizó en el tópico del doble las
antiguas reflexiones acerca de la imagen refleja y la unidad del sujeto. La
indagación sobre la sombra y la imagen especular como prolongaciones naturales
del hombre permitió vislumbrar los dobleces escondidos detrás de la máscara
unívoca del sujeto. En su variante literaria, las primeras manifestaciones de
este tópico se produjeron en el seno de la comedia. La confusión entre
Menaechmi de Epidamnus y Menaechmi de Siracusa en Menaechmi (206 a.C.), la célebre comedia de Plauto (254-184 a.C.),
inició el camino del abordaje humorístico de la temática del doble, luego
transitado por William Shakespeare en La
comedia de las equivocaciones (The
Comedy of Errors, 1592) y por Molière
en Anfitrión (Amphitrion, 1668), entre muchos
otros.
Sin embargo, más allá de este origen, centrado en
los efectos cómicos promovidos por los equívocos, la historia del doble está
ineludiblemente ligada a su redescubrimiento durante el Romanticismo. En ese
período, esta temática se constituyó como el terreno apropiado para explorar
las problemáticas vinculadas con los procesos de autodescubrimiento y bucear en
los dominios siniestros ocultos en el sujeto. El doble se instituyó desde ese
momento como una categoría eminentemente espacial, capaz de anticipar el
estudio del sujeto descentrado y de las múltiples dimensiones que lo
constituyen.
La prolífica producción narrativa
fue acompañada por una igualmente prolífica producción teórica, crítica y
ensayística. En El doble, su
reconocido estudio de psicología literaria, el psicoanalista austríaco Otto
Rank propone destituir la lectura alegórica tradicional de la figura del doble
como una representación del pasado que se aferra a un sujeto y se convierte en
su destino. Frente a esta interpretación, Rank promueve la concepción del doble
como un mito narcisista187. En su ensayo, este discípulo de Freud elabora una taxonomía para dar
cuenta de las variantes que adquirió la figura del doble a lo largo de la
literatura del siglo XIX. La primera categoría incluye aquellos textos en los
que el doble se desprende de la sombra o el reflejo del protagonista. Rank
analiza algunos casos distintivos, como “La sombra” (“Skygge”, 1847) de Hans
Christian Andersen, el poema “Anna” (1838) de Nikolaus Lenau y La maravillosa historia de Peter Schlemihl
de Adelbert von Chamisso.
Una segunda variante estaría constituida por
aquellas historias basadas en la existencia de figuras reales del doble. Para
Rank, se trata de personas físicas de una notoria semejanza externa y cuyos
senderos se cruzan de manera recurrente. Entre los ejemplos posibles para ilustrar
esta categoría, Rank privilegia Los
elixires del diablo (Die Elixiere des
teufels, 1815) de Hoffmann y Siebenkäs
(1797) de Jean Paul.
En una tercera categoría se encuentran aquellas
historias centradas en los relatos subjetivos de protagonistas que creen ser
perseguidos o acechados por sus dobles. Rank ilustra estas creaciones a través
de “El horla” (“Le horla”, 1886) de Guy de Maupassant y “La noche de diciembre”
de Alfred de Musset. Rank también incluye dos de las obras cumbres de los
relatos de dobles del siglo XIX, “William Wilson” de Poe y El doble (Двойник, 1846)
de Fiódor Dostoievski. Por último, incluye la categoría de los relatos que
narran casos de amnesia, en los que un mismo sujeto dispone de dos vidas
distintas, y aquellos basados en los casos clínicos de las dobles conciencias.
En el análisis de Rank, la repetición de una serie
de rasgos asegura la cohesión de estos relatos. En primer lugar, una de las
partes debe definirse por aquello de lo que carece. Se caracteriza como una
sombra y ocupa un lugar de dependencia. En segundo lugar, el doble es siempre
una versión degradada, una materialización imperfecta. En tercer lugar, su aparición produce un efecto
devastador en la figura original. En cuarto lugar, entre las causas que
promueven la aparición del doble sobresalen, por su recurrencia, el amor y el
dinero. Finalmente, su desaparición implica, ineludiblemente, la muerte de su
original.
187 En su análisis de la relación entre la literatura del doble y esta
categoría psicoanalítica, Rank refuerza la importancia narrativa de los
personajes femeninos que se disputan el protagonista y su doble. Para Rank, los
protagonistas nunca pueden amar a estas mujeres porque siempre se interpone o
interfiere su propia imagen especular.
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