Nazareth 3 año - Clase Virtual 3 - Promoción 2021

Cómo están tercer año, espero que se encuentren bien. Hoy volvemos a tener una clase de literatura, la última la hemos tenido via plataforma zoom pero hoy regresamos a la presencialidad, aunque a la vez, continuamos en la virtualidad porque las nuevas circunstancias y el protocolo que debemos seguir para sostener esta presencialidad nos exige que todos hagamos un gran esfuerzo  y que nos acomodemos lo mejor que podamos para poder aprovechar las clases.

Continuaremos trabajando la literatura latinoamericana, es este último año bien dedicado a la literatura latinoamericana y también a la literatura argentina, tenemos de todo en nuestro recorrido.

Entre los autores que fueron apareciendo en sus trabajos, la clase pasada estuvimos comentando acerca de la chilena Isabel Allende, la elegimos porque fue traida a la clase a partir de la lectura del trabajo de Evelia, y la verdad hemos dicho, se trata de una gran autora con muchísimas novelas publicadas, y de muy buena aceptación, son novelas que son llevadas también al cine, así que por ahí también tenemos para ver y compartir alguna película.

Para ir conociendo mejor a esta autora, les seleccioné un fragmento de su novela "La casa de los espíritus", un fragmento del tercer capítulo en donde se presenta a Clara, un personaje muy especial dentro del complejo narrativo de la novela y que me pareció un buen punto de entrada, sobre todo porque aquí también encontraremos varios elementos de aquel realismo mágico que nos quedó pendiente el año pasado. Nosotros buscamos integrar los contenidos para que se puedan llevar más en sus recorridos.


Ahora sí les voy a leer, vamos con Clara, la clarividente



"Clara tenía diez años cuando decidió que no valía la pena hablar y se encerró en el mutismo. Su vida cambió notablemente. El médico de la familia, el gordo y afable doctor Cuevas, intentó curarle el silencio con píldoras de su invención, con vitaminas en jarabe y tocaciones de miel de bórax en la garganta, pero sin ningún resultado aparente. Se dio cuenta de que sus medicamentos eran ineficaces y que su presencia ponía a la niña en estado de terror. Al verlo, Clara comenzaba a chillar y se refugiaba en el rincón más lejano, encogida como un animal acosado, de modo que abandonó sus curaciones y recomendó a Severo y Nívea que la llevaran donde un rumano de apellido Rostipov, que estaba causando sensación esa temporada. Rostipov se ganaba la vida haciendo trucos de ilusionista en los teatros de variedades y había realizado la increíble hazaña de tensar un alambre desde la punta de la catedral hasta la cúpula de la Hermandad Gallega, al otro lado de la plaza para cruzar caminando por el aire con una pértiga como único sostén. A pesar de su lado frívolo, Rostipov estaba provocando una batahola en los círculos científicos, porque en sus horas libres mejoraba la histeria con varillas magnéticas y trances hipnóticos. Nívea y Severo llevaron a Clara al consultorio que el rumano había improvisado en su hotel. Rostipov la examinó cuidadosamente y por último declaró que el caso no era de su incumbencia, puesto que la pequeña no hablaba porque no le daba la gana, y no porque no pudiera. De todos modos, ante la insistencia de los padres, fabricó unas píldoras de azúcar pintadas de color violeta y las recetó advirtiendo que eran un remedio siberiano para curar sordomudos. Pero la sugestión no funcionó en este caso y el segundo frasco fue devorado por Barrabás; en un descuido sin que ello provocara en la bestia ninguna reacción apreciable. Severo y Nívea intentaron hacerla hablar con métodos caseros, con amenazas y súplicas y hasta dejándola sin comer, a ver si el hambre la obligaba a abrir la boca para pedir su cena, pero tampoco eso resultó.




La Nana tenía la idea de que un buen susto podía conseguir que la niña hablara y se pasó nueve años inventando recursos desesperados para aterrorizar a Clara, con lo cual sólo consiguió inmunizarla contra la sorpresa y el espanto. Al poco tiempo Clara no tenía miedo de nada, no la conmovían las apariciones de monstruos lívidos y desnutridos en su habitación, ni los golpes de los vampiros y demonios en su ventana. La Nana se disfrazaba de filibustero sin cabeza, de verdugo de la Torre de Londres, de perro lobo y de diablo cornudo, según la inspiración del momento y las ideas que sacaba de unos folletos terroríficos que compraba para ese fin y aunque no era capaz de leerlos, copiaba las ilustraciones. Adquirió la costumbre de deslizarse sigilosamente por los corredores para asaltar a la niña en la oscuridad, de aullar detrás de las puertas y esconder bichos vivos en la cama, pero nada de eso logró sacarle ni una palabra. A veces Clara perdía la paciencia, se tiraba al suelo, pataleaba y gritaba, pero sin articular ningún sonido en idioma conocido, o bien anotaba en la pizarrita que siempre llevaba consigo los peores insultos para la pobre mujer, que se iba a la cocina a llorar la incomprensión,




—¡Lo hago por tu bien, angelito! —sollozaba la Nana envuelta en una sábana ensangrentada y con la cara tiznada con corcho quemado.




Nívea le prohibió que siguiera asustando a su hija. Se dio cuenta que el estado de turbación aumentaba sus poderes mentales y producía desorden entre los aparecidos que rondaban a la niña. Además, aquel desfile de personajes truculentos estaba destrozando el sistema nervioso a Barrabás; que nunca tuvo buen olfato y era incapaz de reconocer a la Nana debajo de sus disfraces. El perro comenzó a orinarse sentado, dejando a su alrededor un inmenso charco y con frecuencia le crujían los dientes. Pero la Nana aprovechaba cualquier descuido de la madre para persistir en sus intentos de curar la mudez con el mismo remedio con que se quita el hipo".



Hasta aquí hemos leído, vieron qué rápido se disfrutan los textos de esta gran autora latinoamericana que es Isabell Allende, como enseguida nos metemos en su historia. ¿Quién es Clara? ¿Por qué no habla? ¿Qué consecuencias traerán a su personalidad estos sustos que su niñera le propina? Un buen ejercicio que hacemos los lectores es el de interrumpir en determinado el hilo de nuestras lecturas para formularnos preguntas. Como tarea les voy a dejar un ejercicio de escritura creativa que se corresponde con esta clase virtual 3. 


Tarea


Escribir una carta desde la perspectiva de Clara, donde ella cuente con sus palabras:


a) Por qué ha decidido no hablar

b) Qué piensa de su niñera

c) Lo que le gustaría ser cuando sea grande.



Los trabajos se entregan como adjunto al correo gbelziti@hotmail.com

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