"Hombres de Creta, mis fieles y nobles conciudadanos:
Hoy no hablo como padre, sino como rey. Mas sabed que la herida que llevo en el pecho no es distinta de la que ahora sufre nuestra tierra: un golpe artero, una traición que clama al cielo, y que sólo hallará sosiego en la justicia.
Androgeo, mi hijo, príncipe de nuestra casa, promesa de los dioses, ha sido arrebatado de este mundo por mano ateniense. No en batalla justa, no en duelo honorable, sino por emboscada, por envidia y temor. Porque su virtud era demasiada para quienes no saben honrar la excelencia. Porque en su fuerza vieron amenaza, y en su luz, sombra sobre sus frágiles glorias.
Atenas ha cometido un crimen, no contra mi sangre solamente, sino contra el equilibrio de los reinos. ¿Qué ley permite que un huésped sea asesinado en la ciudad que lo acoge? ¿Qué dios puede proteger a quien viola los pactos sagrados de la hospitalidad? ¿Qué pueblo podrá dormir en paz cuando la sangre del inocente no encuentra eco en la espada de los justos?
No hemos de llorar solamente. Las lágrimas son para los débiles, y el duelo, para los que nada pueden hacer. Pero nosotros somos Creta. Somos hijos del toro sagrado, herederos de Europa, favorecidos por los dioses del mar y la justicia. Nuestros muros no conocen asedio. Nuestra flota no conoce rival. Y nuestra cólera, una vez despertada, no se detiene hasta restaurar el orden.
Declaro, pues, con voz firme y sin temor: ¡la guerra a Atenas!
Pero no una guerra de rencor pasajero, sino una empresa sagrada, una purificación. No buscaré venganza, sino reparación. Que paguen los atenienses con tributo, con vergüenza y con memoria. Que cada generación recuerde que no se desafía a Creta sin consecuencias. Que el nombre de Androgeo resuene no como víctima, sino como bandera.
Soldados, marinos, sacerdotes, ancianos: vuestro rey no actúa por pasión, sino por deber. Y juro ante el trono de Zeus y ante el legado de nuestros antepasados: no volveré a vestir de púrpura ni a ceñir corona hasta que Atenas se incline ante nuestro poder.
Que se preparen los timones. Que se afilen las lanzas. Que los heraldos partan con nuestro ultimátum. Si los atenienses conocen la vergüenza, enviarán cada nueve años su tributo de hijos ilustres. Si no... las llamas hablarán por nosotros.
Análisis retórico (Lengua y Literatura / Prácticas del Lenguaje)
Actividad:
Identificar y analizar recursos retóricos que Minos emplea para persuadir:
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anáforas
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preguntas retóricas
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antítesis
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apelación a la tradición
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uso de la primera persona plural
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figuras de autoridad
Consigna:
Señalá cinco recursos retóricos utilizados en el discurso y explicá qué efecto producen en el oyente.
📘 Definiciones de los recursos retóricos
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Anáfora
Repetición de una o varias palabras al comienzo de frases o versos sucesivos. Se usa para enfatizar una idea. -
Pregunta retórica
Interrogación que no espera una respuesta, sino que busca provocar una reflexión o reforzar un argumento. -
Antítesis
Contraposición de dos ideas o palabras contrarias en una misma oración, para resaltar una por oposición a la otra. -
Apelación a la tradición
Uso de la historia, las costumbres o los valores ancestrales como justificación para una acción presente. -
Primera persona del plural (“nosotros”)
Uso del “nosotros” en lugar del “yo” para incluir al oyente como parte del discurso y generar sentido de unidad o pertenencia. -
Figura de autoridad
Mención o invocación de una figura reconocida (dios, antepasado, héroe) para legitimar un argumento.
✍️ Resolución (modelo de respuesta)
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Anáfora:
Minos repite “¿Acaso…?” al comienzo de varias oraciones consecutivas:
“¿Acaso hemos de olvidar a Androgeo? ¿Acaso la sangre de mi hijo se disipa como el rocío?”
Esto genera un ritmo enfático y marca con fuerza la injusticia sufrida.
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Pregunta retórica:
“¿Creen que la casa de Minos callará eternamente ante la afrenta?”
La pregunta no espera respuesta, sino que refuerza la idea de que la guerra es inevitable. Sirve para movilizar emocionalmente al pueblo.
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Antítesis:
Minos contrapone la paz falsa con la guerra justa:
“Que no se nos acuse de buscar la guerra: la paz que se funda en la injusticia no es más que cobardía disfrazada.”
Esto hace que el oyente vea la paz como una traición y la guerra como un acto de justicia.
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Apelación a la tradición:
“Que sepan los pueblos que Creta honra a sus muertos, honra a sus dioses y honra su sangre.”
Minos usa valores tradicionales como el respeto a los dioses y los antepasados para justificar su decisión, apelando al orgullo colectivo.
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Primera persona del plural:
“No clamo venganza por capricho, sino por deber. Nosotros, los hijos de Creta…”
El “nosotros” une al rey con su pueblo y transforma la pérdida de su hijo en una causa común.
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